Las evidencias colectadas por la Fiscalía de Homicidios en los últimos días parecen comprometer seriamente a Andrés Soza Bernard, el muchacho de 31 años detenido la noche del miércoles como coautor o instigador del homicidio de Fabricio Zulatto, el joven de 21 años que jugaba al futsal en Newell's Old Boys y que el pasado martes 9 fue encontrado con tres tiros en la cabeza en el pozo ciego de un rancho, en Génova al 2100.
En 2010 Soza Bernard era estudicante de Ciencias Económicas y, tal como contó La Capital en su edición de ayer, fue condenado en a 13 años de cárcel por matar, en agosto de 2008, a Gabriela Núñez, con quien mantenía una relación sentimental. Pero la Justicia le otorgó la libertad condicional en 2015 (ver aparte).
Soza Bernard fue detenido la noche del miércoles en la casa de sus padres, en Nicaragua 1193 A. Para los investigadores es la persona que estacionó el auto de Zulatto en Suipacha al 700 la tarde del miércoles 10, hecho filmado por la cámara de vigilancia de un comercio y cuyas imágenes no sólo terminaron de orientar la pesquisa sino que profundizaron la hipótesis del crimen.
Evidencias. Ayer el fiscal Adrián Spelta (en suplencia de Georgina Pairola) explicó las evidencias acumuladas contra Soza Bernard y el contexto en el que se produjo el crimen. Indicó que "los testimonios de dos amigos de Zulatto" fueron determinantes para llegar al sospechoso, considerado un transero (vendedor de drogas). Y explicó que Zulatto "era un comprador de drogas que junto a dos amigos frecuentaban al detenido", quien proveía de droga a varios quioscos de la zona norte, entre ellos el que funcionaba en el rancho donde apareció muerto.
El fiscal también aseguró que, a su entender, "el movil del crimen fue una reacción violenta de una persona violenta y no una deuda" por narcomenudeo ya que Zulatto "no compraba droga para revender sino para consumir". Y agregó que "las transacciones las realizaba con los dos amigos que declararon" y orientaron la causa. Asimismo desestimó que el hecho se relacione con el mundo de la barra brava leprosa.
Las declaraciones del fiscal se diferencian de lo sostenido por el Ministerio de Seguridad provincial desde la aparición del cuerpo de Zulatto, cuando sus voceros dijeron que el muchacho "era un consumidor social que entró en la venta al menudeo para cubrir sus necesidades". Incluso, voceros ministeriales agregaron que "antes de que apareciera el cuerpo, algunos amigos de Zulatto contaron que «el pibe era un boludo porque dijo a viva voz que iba a ir a robar» a Andrés, y eso lo habría condenado".
El sábado pasado, cuando se imputó a Omar Darío "Pilo" M. (dueño del rancho donde se halló el cuerpo de Zulatto) por homicidio agravado por promesa remuneratoria y calificado por el uso de arma de fuego, se leyó el testimonio de J.L.G., un arrepentido acusado por encubrimiento. Ese hombre sostuvo que Zulatto fue llevado al rancho bajo engaño, que Andrés le contó a Pilo que "iba a traer un tipo al que no sabía si matar o secuestrar", y que lo quería matar porque "se había enterado de que lo quería robar". También indicó que si bien fue Pilo quien lo asesinó, Andrés le dio el arma y se llevó el auto de Fabricio.
La detención. Según el fiscal, anteanoche efectivos antinarcóticos de la Policía Federal simularon un operativo de inspectores de la Anssés en busca de un vendedor de drogas. Así tocaron timbre en la casa de Nicaragua 1193 A donde los atendió un hombre que, ante los requerimientos de los falsos agentes, dio una identidad falsa. Cuando lo consultaron con quien vivía respondió "con mi hermano Fabricio". Dos horas más tarde la casa era allanada y Andrés Soza Bernard detenido. Los policías incautaron 700 gramos de marihuana y algo de cocaína.
En tanto, ayer a la mañana en un operativo de agentes federales y la Policía de Investigaciones (PDI) santafesina se allanaron dos domicilios. En Vera Mujica al 700, a dos cuadras de donde Soza Bernard dejó estacionado el Volkswagen Gol de Zulatto, vive la madre del acusado. Allí los pesquisas encontraron una remera manchada con sangre y un jean y zapatillas con barro. Además, hallaron un papel hecho un bollo en el que estaba escrito el nombre y la dirección de un familiar de Zulatto. El otro operativo fue en avenida del Rosario al 3100, donde vive la pareja de Soza Bernard. Allí hallaron chips de teléfonos ocultos en el gabinete de una PC. En ninguna de las viviendas se encontró el arma homicida. "Todavía no se pudo determinar el calibre del arma porque los proyectiles que se extrajeron del cráneo de Zulatto están deformados. El peritaje llegará al calibre por el peso de la munición", explicó una fuente.
Relación cercana. Según el fiscal, "hace dos meses que Zulatto y dos amigos tenían relación con Soza Bernard. Tenían contacto con él telefónicamente, se acercaban a un determinado lugar (sería la esquina de Córdoba y Vera Mujica), y él les daba estupefacientes a cambio de dinero. Es la única vinculación que los unía según lo manifestado por los amigos de Fabricio".
"De las conversaciones que mantuvimos se especula que Fabricio fue llevado bajo engaño al lugar donde lo mataron. El ya había ido a ese quiosco con un amigo y entablaron una relación vendedor-comprador que se transformó en algo más afín", indicó Spelta. Incluso se supo que Zulatto, en su auto, trasladó varias veces a Andrés hasta ese lugar a manera de remisero y con una bocha de droga como pago.
Advertencia. "Hace un mes Andrés mantuvo una discusión con Zulatto y los amigos desconocen por qué. Andrés se comunicó con ellos y les dijo que no quería tener más contacto con Fabricio. Sabemos que es una persona violenta y a lo mejor simples discusiones lo llevaron a esta reacción fatal. Su tolerancia es cero. Esto lo unimos con la declaración del arrepentido en la que dice que todo había sido planeado tiempo atrás, lo que es coincidente con esa discusión", agregó el fiscal.
"No hubo amenazas previas a Fabricio pero si advertencias a sus amigos. Andrés les había anticipado este final. No quería tener más contacto con Fabricio y les envió mensajes de texto a los amigos en los que decía que lo quería matar. Esos mensajes fueron borrados pero está el testimonio de los amigos de haberlos leído", explicó Spelta.
Sin embargo Fabricio tuvo contacto con Soza Bernard hasta poco antes de su muerte. El último llamado que le realizó Zulatto a Andrés fue a las 13.40 del día de su muerte, el martes 9 de agosto. Y el chip del teléfono al que se comunicó fue destruido esa misma tarde, a las 17.
Hoy Soza Bernard será imputado por homicidio agravado por promesa remuneratoria y calificado por el uso de arma de fuego, una acusación que podría llevarlo a la pena de prisión perpetua.