¿Se tratará de una maniobra previa a una estafa? Se sospecha que de eso podría tratarse el misterioso mensaje que está llegando desde hace algunos días a los teléfonos celulares de muchos rosarinos. El mensaje es tan lacónico que se reduce a una sola palabra y llega desde teléfonos con tres prefijos distintos: 0260, 0261 y 0262, aunque el que más se repite es el segundo. “Agendame”, dice imperativo quien o quienes lo envían desde el más absoluto anonimato. Ayer le preguntaron al delegado regional de la Comisión Nacional de Telecomunicaciones si había alguna pista que explicara el misterio, pero la respuesta fue negativa. “Lo aconsejable es no responder a mensajes de desconocidos, y sobre todo no suministrar datos personales”, sugirió el funcionario. Habrá que hacerle caso.
Oportuno: llega la bici inrobable
Tres estudiantes de ingeniería chilenos acaban de hacerse célebres en el mundo entero mediante un invento increíble: una bicicleta que no se puede robar. Tal cosa es posible porque el cuadro se desmonta y se convierte en su propio candado, que puede asegurarse a un árbol, una columna o cualquier objeto fijo. La novedad ahora es que, según anticipó uno de ellos a un medio local, esas bicicletas podrían estar disponibles en el marcado argentino, y por ende en Rosario, a mediados del año que viene. Con seguridad habrá en la ciudad muchos ciclistas agradecidos.
Boudou hizo otro papelón
Hacía rato que el procesado vicepresidente de la Nación, Amado Boudou, no aparecía públicamente. Lo hizo ayer, pero protagonizó un verdadero papelón. Fue mientras participaba en un acto en el conurbano bonaerense, más precisamente en un centro de actividades que lleva el nombre de Roberto De Vicenzo. El ex ministro de Economía ponderaba en un discurso las actividades que allí se realizan y en un momento decidió recordar al golfista, de quien dijo que “nos mira desde el cielo”. La metida de pata quedó al descubierto cuando algunos de quienes lo escuchaban comenzaron a gritarle a viva voz que el mítico depostista está vivo, y se hizo todavía más evidente cuando el propio De Vicenzo salió al aire por una radio porteña para aclarar que no miraba desde el cielo, como sugirió Boudou, sino que seguía en la tierra. ¡Y vivo!