Tras una primera experiencia exitosa, la Municipalidad redobló la apuesta y llevó adelante anoche el segundo picnic nocturno, con una importante respuesta de los rosarinos. Esta vez, el encuentro se desarrolló en el parque Yrigoyen (Gálvez al 600) como amable marco integrador de una acción que comienza a ganarse un lugar de consideración en la agenda de verano de la ciudad.
Con el calor como inevitable convidado, dos bandas musicales en vivo, un atractivo tinte familiar, y tiras de luces entre los árboles, el picnic se realizó con otro palpable guiño de aceptación por parte de los ciudadanos, que se volcaron en multitud a este tradicional espacio verde del distrito sur.
En pequeños grupos, con padres, hermanos o amigos, una gran cantidad de rosarinos se animó a colocar reposeras y mantas sobre el césped para compartir interminables rondas de mates, risas, y anécdotas. Todos con buen humor. Todos atreviéndose a desafiar sin inhibiciones las cuestiones rutinarias, a través de esta novedosa propuesta. En una jornada laboral, y en un horario muy poco habitual.
La noche, y los más de 30 grados de temperatura, le otorgaron rasgos distintivos, específicos, un encanto muy particular a esta convocatoria, libre y gratuita, que actuó como un imán muy efectivo. Por eso, la gente respondió poblando el parque Yrigoyen con gran predisposición.
Sobre el césped, sin la necesidad de montar un escenario, para que la acción de encuentro sea la verdadera protagonista de la jornada, las bandas La Florinda (en el primer turno) y Orilla Brava (en el segundo) tocaron en vivo y brindaron un recital acústico que sirvió de rítmico telón de fondo del evento.
Así, la cumbia se mostró como un válido acompañamiento, que se extendió hasta pasadas las 22.30.
En tanto, sobre pequeños tablones de madera, se armó un taller de confección de máscaras de carnaval para chicos, con telas, cartones y papeles multicolores. En ese lugar, los más pequeños estuvieron de parabienes y se dedicaron a darle rienda suelta a su inagotable imaginación. Fue uno de los puntos más concurridos.
Mientras, diferentes grupos se arrimaban con su propia comida. Otros, más previsores y organizados, reservaron viandas saludables vía web (promovidas por la Municipalidad), y pudieron degustar anoche de menúes preparados (variaban entre 150 y 250 pesos) que incluían interesantes y sanas alternativas como sándwiches de jamón, queso, lechuga y tomate; sandwiches de rúcula y queso; y tartas de verduras o de calabaza; acompañadas con frutas, agua mineral, o aguas saborizadas.
A los que reservaron, en otro stand se les entregaba una lona y velas, como obsequios y conducta de agradecimiento por haberse sumado a esta consigna saludable.
El puesto de comida saludable funcionó muy bien, y tuvieron que ir a reponer stock, ante la demanda que se registró.
En la misma dirección
Vale recordar que el primer Picnic nocturno se desarrolló en enero, en el parque de las Colectividades y, según las estimaciones oficiales, más de 50 mil personas participaron de aquel encuentro, representando un primer mojón muy prometedor. Ese gesto se tomó como una válida muestra de convivencia, que evidentemente se siguen animando a apropiarse de los espacios públicos más significativos de la ciudad. Profundizando señales que deben ser tomadas como huellas orientativas, a las que no hay que desobedecer.
Rosario, a la luz de estos convites, disfruta de su territorio. Y la noche empieza a vestirse de cómplice de ocasión, para enfatizar ese espíritu colectivo, desestructurado, que se potencia y se libera con las altas temperaturas.
La idea de la Municipalidad es afirmar el carácter itinerante de este tipo de picnics. Por eso, las autoridades ya se encargaron de anunciar dos ediciones más. Una el jueves 30 de marzo, en el sector del Rosedal del parque Independencia; y otra el jueves 20 de abril, en el parque Scalabrini Ortiz.
Por lo reafirmado anoche, sin lugar a dudas, los rosarinos volverán a exhibir señales contundentes de aceptación hacia este tipo de propuestas.
Todos se atrevieron a desafiar las cuestiones rutinarias, en una
jornada laboral y en un
horario poco habitual