La madrugada del 29 de diciembre de 2013 el empresario Luis Medina y su pareja, Justina Pérez Castelli, fueron acribillados a balazos cuando circulaban en un Citroën DC3 por el acceso Sur y Ayolas. Treinta meses después, el expediente que sumó 3.730 fojas pasa por una nueva instancia judicial: el fiscal del sistema conclusional, Carlos Covani, pidió a la jueza de Instrucción Alejandra Rodenas archivar la causa al considerar que "ya todo se hizo y que no hay avances posibles". Ante eso la magistrada elevó el pedido a la fiscal de Cámara María Eugenia Iribarren, quien rechazó la solicitud "en acuerdo con la disidencia de la jueza"; aunque admitió que mientras el tiempo pasa, "las medidas posibles a adoptar se van agotando". No obstante, aclaró que "se tomaron testimoniales recientemente y pueden darse algunas acciones más", con lo que la causa pasará a la Fiscalía de Imputados No Individualizados (Fiscalía NN) del sistema conclusional, a cargo de Marcelo Vienna, designado co-fiscal de la causa en octubre de 2015.
Las hipótesis. El fiscal Covani expresó a La Capital que "la causa tiene 30 meses, se hizo todo y más. Fue el crimen en que más se profundizó la investigación, pero todo se basa en informes de calle de la policía, no hay un sólo testigo que pueda dar datos concretos", aseguró.
En ese sentido, el fiscal enumeró las hipótesis de la investigación: "el crimen pasional en manos de la ex mujer de Medina, una venganza de un conocido hampón (Esteban Alvarado) por una supuesta ofensa y dinero que se perdió por el camino, y una tercera acerca de una deuda de Medina con delincuentes colombianos. Abrimos y estudiamos la computadora que Medina llevaba encima, una Mac que en su momento generó controversias sobre su contenido y su manejo, pero sólo encontramos fotos y datos personales", añadió el fiscal.
En tanto, en un resumen de las investigaciones realizadas al que accedió La Capital, se observa que en este tiempo hubo allanamientos, entrevistas a un sinnúmero de personas (entre ellas Daniela U., la ex mujer de Medina), que se pidieron datos de cuentas bancarias de las víctimas, se investigaron varias líneas de telefonía, y se relevaron llamadas anónimas que incriminaban a una conocida narco de zona norte como instigadora del asesinato entre otras medidas.
Un testigo. Incluso, en la foja 763 del expediente se registra una entrevista con el único testigo del doble crimen, un automovilista que circulaba a unos 80 kilómetros por hora por la vía contraria del acceso Sur y pudo ver "un auto plateado que se puso junto al auto rojo (de Medina) y disparó escoltado por una moto".
Covani graficó su función en la causa: "Debo ser objetivo, si no hay nada más, dejar el expediente abierto es generar expectativas y posibles reclamos judiciales. Si la causa se mantiene abierta es porque la jueza y la fiscal de Cámara consideran que hay medidas a llevar a cabo. Yo creo que no", sintetizó.
En tanto, la jueza Alejandra Rodenas confirmó el rechazo al pedido de archivo del fiscal Covani y aclaró que disiente "con que se deba archivar por el transcurso del tiempo. De hecho, la causa estuvo activa hasta el 16 de abril y yo no redacté una resolución. Simplemente expresé que disentía con el fiscal de grado. Además, el dictamen del fiscal Covani no es vinculante, por eso se lo elevé a la fiscal de Cámara María Eugenia Iribarren, quien decidió que no debía archivarse. Las razones son la relevancia del caso y porque hay medidas por realizar".
Las últimas actuaciones a las que se refiere Rodenas fueron las declaraciones de un testigo del procedimiento judicial realizado la mañana del asesinato, un médico legista y un empleado de la patrulla vial. Los testimonios, que se recabaron la primera semana de abril de 2016, fueron aportadas ante la jueza y a pedido del fiscal de la oficina NN, Marcelo Vienna. Concretamente, pidió citar a un civil y a tres policías que fueron los primeros en llegar al lugar. Llamativamente, sus testimonios aún no habían sido requeridos.
Lo que pasó. La reactivación de la causa coincidió con el crimen de Gustavo Pérez Castelli, el padre de Justina, a quien mataron en una supuesta venganza el 31 de marzo pasado de cuatro balazos y le cortaron una oreja frente a su carribar de Circunvalación y Mendoza.
La hija de Pérez Castelli, de 23 años, fue acribillada al amanecer del 29 de diciembre de 2013 junto a Medina en el acceso Sur y Ayolas. El empresario (que tuvo la franquicia de Esperanto y estaba ligado a la compra venta de autos) recibió al menos diez tiros en una emboscada cuando circulaba en un Citroën DC3 rojo con Castelli. Eran las 6 de la mañana y volvían de una fiesta rumbo al hotel del casino.
No hubo testigo ni filmaciones del hecho que suscitó dos investigaciones paralelas con implicancias políticas. Una, ya archivada, por la manipulación de la computadora de Medina secuestrada en el hotel y abierta por dos funcionarios del Poder Ejecutivo. Otra contra la ex jueza de Instrucción María Luisa Pérez Vara, procesada por no acudir a la escena ni contestar llamadas.