El título de médico generalista lo obtuvo en la Facultad de Medicina de la Universidad Nacional de Rosario, pero Marcelo Sauro asegura que puede nombrar de a una a las más de 20 "doñas" —como las llama—, de las que lleva dos décadas aprendiendo conocimientos sobre salud. Esos saberes populares de campesinos y miembros de comunidades aborígenes del norte y el sur, e incluso de otros países de Latinoamérica, son los que más de 700 personas compartirán en Rosario este fin de semana, en el Encuentro Laicrimpo Salud, que comenzó ayer y se extenderá hasta el domingo, en el Hipódromo.
"Justamente lo que se comparte en estos espacios y talleres son los saberes que no están en la academia, y que tienen miles de años", agrega el médico, integrante del comité organizador del Laicrimpo y a la vez uno de los encargados justamente de integrar esa medicina no tradicional al sistema de salud municipal (ver aparte).
Los encuentros Laicrimpo tienen ya 26 años y surgieron de las inquietudes de un grupo de religiosas —algunas de ellas médicas— agrupadas en las Comunidades Religiosas Insertas en el Mundo Popular (Crimpo), que con los años fueron sumando gente. El encuentro se secularizó y tomó como movimiento el nombre de Laicrimpo, y es parte del Movimiento Internacional por la Salud de los Pueblos.
"Empieza con el encuentro de esas religiosas que trabajaban en el nordeste del país y que empezaron a compartir saberes con las comunidades en las que estaban, y siempre preocupadas en un mejor vivir toman esos saberes populares vinculados a la salud, también en relación a la tierra y la naturaleza", explicó Adriana Jara, trabajadora social y parte de la organización de la edición 2016.
Desde entonces, integrantes de comunidades urbanas —incluso médicos y profesionales de la salud—, y campesinos de provincias como Chacho, Formosa, Córdoba y el centro y norte de Santa Fe, además de integrantes de pueblos aborígenes de todo el país —desde mapuches hasta qom, guaraníes, pilagás y mocovíes— se reúnen para compartir experiencias y saberes de la salud. También se suman participantes de Paraguay, Uruguay, Ecuador, Bolivia, Colombia e incluso Brasil.
Ruptura. "Revalorizar el saber popular y la pertenencia a la tierra que mantienen las comunidades campesinas y aborígenes, esas formas tradicionales del cuidado de la salud que aún desconocemos". Ahí apunta la trabajadora social a la hora de marcar el eje de los encuentros que se vienen realizando y que este año centrarán la mirada en lo que esas tradiciones consideran "buen vivir".
Sin embargo, los que vienen de la academia, como Sauro y la médica generalista María Fabiana Falbo, admiten que eso significa "una ruptura" con los saberes de la academia. "Acá hay otro saber que es el que no está justamente en la academia", señala Falbo. Su colega agrega: "Acá hablamos de saberes tradicionales que tienen miles de años y que aún tienen vigencia, que abordan no sólo de medicina, sino también de agricultura, de alimentación, de elaboración de alimentos y también de construcción de viviendas, de la vida entera y de como eso hace a la salud".
Para Sauro, "la academia es más absolutista, pero lo fundamental sería poder integrar y complementar, y poder pensar sin soberbia en trabajar conjuntamente con las dos miradas".
La tradición. Así, esa cosmovisión que "piensa a la salud como un equilibrio con la naturaleza y con la comunidad", indica Jara, es la que compartirán doñas, campesinos e integrantes de las comunidades aborígenes de todo el país.
Las formas en que las comunidades originarias —desde los mapuches que vienen del sur hasta los guaraníes, qom, mocovíes y pilagás— consideran no sólo la salud, sino "el buen vivir" se compartirá en las jornadas rosarinas. La biodanza también estará presente, así como técnicas de masajes, el uso de plantas medicinales, técnicas energéticas e incluso muchas terapias y tradiciones que ya saltaron la "frontera" y se utilizan en los espacios de salud de la medicina moderna, hospitales y centros de salud.
"Hay cosas que ahora aparecen como muy nuevas, pero en rigor tienen miles o cientos de años", señala la trabajadora social, y apunta a las actividades de "alimentación viva", que ayer se realizaron en la apertura del encuentro.
"Hoy está de moda el veganismo, pero hay comunidades que se alimentaban de alimentos vivos, como raíces, hace miles de años", dice Sauro, y señala: "Mucho de todo eso que está de moda, se viene transmitiendo y compartiendo en este espacio desde hace años, porque justamente proviene de las comunidades criollas, campesinas y aborígenes, pero igual viene bien si queremos pensarnos en un planeta más sano".
Un modelo de producción que enferma
"Lo más enfermante hoy en día es el modelo de producción de alimentos", dice el médico Marcelo Sauro sin dudar, y asegura que "eso que tiene que alimentarnos y mantenernos sanos, es justamente lo que nos está enfermando". Para el generalista, la evidencia "está a la vista" y hace referencia a las investigaciones que dan cuenta "de un modelo de producción absolutamente contaminante". Si bien admite la falta de decisiones políticas de los gobiernos en este sentido, señala que "hay más conciencia" a la hora de buscar qué comer. En ese sentido, puso sólo un ejemplo: "Hoy la producción orgánica de los parques huerta de la Municipalidad se vende toda, cuando antes eso costaba más".