Ariel Minimal es un músico incansable. El ex guitarrista de los Fabulosos Cadillacs y líder del
grupo de rock Pez trae a Rosario —hoy, a las 21.30, en el teatro Lavardén— Flopa Manza
Minimal, un proyecto que inició hace siete años casi de casualidad, que estuvo guardado varios años
y que retomó recientemente.
Florencia Lestani (ex Mata Violeta y Barro, actual solista), Mariano
Manza Esaín (ex Menos que Cero, actual líder de Valle de Muñecas) y Minimal se juntaron con el
único placer de hacer música y en 2003 parieron uno de los mejores discos de rock del año. Un disco
de doce canciones, cuatro por cabeza, con abundancia de guitarras acústicas y cuidados arreglos
vocales.
—El grupo empezó siendo un proyecto paralelo de los tres, ¿sigue
siendo así?
—Sí, eso está muy claro. Flopa tenía su carrera con Mata Violeta y
saca discos por su cuenta, Manza tiene también su grupo y yo laburo con Pez desde hace muchos años,
y el trío nació como un proyecto paralelo de los tres. Y sigue siendo lo mismo por más que con el
tiempo fue adquiriendo un peso propio y algo que excedió a la idea original.
—¿Qué significa un proyecto paralelo, algo que se ve mucho en el
ámbito de los músicos?
— En mi caso fue la posibilidad de hacer cosas bastante diferentes
que se complementaron y no chocaron entre sí. Todas sumaron. Y está muy bueno porque siempre me
encantó hacer varias cosas a la vez. Por suerte la música no es como el fútbol donde sos de un solo
equipo, podés tener varios proyectos, tocar rock pesado y también folclore. En realidad la música
es todo lo que hago, es mi vida, es amor puro. Entonces tocar con Pez o con el trío son como
escenas del mismo amor.
—¿Podés trazar un parámetro con Pez?
—Y...yo soy el punto de comparación. En realidad, lo que hacemos
en vivo con el trío es una amplificación de lo que es el disco, con cuatro canciones de cada uno e
instrumentadas por todos, con muchos arreglos vocales a tres voces. Eso es el show. El disco que
grabamos más algunos temas de nuestras carreras solistas, algunos de Pez, pero interpretados de
otro modo con tres voces y otra estética.
—¿El circuito de público es el de Pez?
—Yo creo que no. Me parece que se sumó otra gente. Obviamente hay
gente que le gusta Pez y que también que le gusta lo que hacemos en el trío, pero también hay otra
gente quizá no iría a ver a Pez porque le gusta una música más tranquila y más amplia. Un amigo me
decía que lo bueno de Flopa Manza Minimal era que podían ir a verlo tanto los fans de Pez como los
de Ricardo Arjona. (risas). Yo hubiese preferido que dijera al menos Sabina.
—¿Qué destino tuvo el disco?
—El disco se sigue vendiendo. Eso está bueno. Obvio, en la escala
nuestra, que somos unos hippies. Atrás del negocio, un disco que sale “álbum del año”
para la revista Rolling Stone siendo una compañía independiente no se dá muchas veces. Hay un tema
de Flopa que dice un chiste que también se puede aplicar acá: “Desperdiciándolo todo de
nuevo”. También pasó que este disco dio que hablar cuando ya no estábamos tocando juntos.
—¿La nueva reunión del trío tuvo que ver con eso que se dio
tardíamente con el disco?
—No, para nada. Se dio naturalmente, no por salir a capitalizar
algo. Encontramos de nuevo el placer de cómo se fusionan nuestras voces y nuestras guitarras, y
largamos con un ciclo en Capital de todos los jueves y otro en La Plata. Estamos presentando
canciones nuevas, componiendo junto, cosa que antes no pasaba, y estamos como descubriendo todo lo
que nos une, lo cual está bueno. Además, creo que la gente lo disfruta.
—¿Cómo no se dio después de 7 años un disco nuevo del trío?
—Es que estuvimos realmente separados, y en el medio yo me peleé
un poco con Manza y nos llevó un tiempo amigarnos y volver a confiar a hacer de nuevo algo juntos.
¡Las cosas de la vida! Con Manza somos familia. Llevó el tiempo que tuvo que llevar para arrancar
de nuevo con el trío.
—¿Al no tocar para estadios, hace que tengas que grabar mayor
cantidad de discos, de renovarte más seguido que un supergrupo que basa más sus shows en los hits?
—No puedo hablar por otra gente, y tampoco me siento más vivo que
otro por sacar un disco por año. Es lo que me pasa a mí, pero eso no quiere decir que sea bueno ni
malo. Capaz que alguien saca un disco cada cinco años y ese álbum es una bomba de amor y está
buenísimo. Lo importante es que el disco tenga emoción y sobre todo que me emocione a mí primero.
Sino no lo haría, estaría buscando otro horizonte, seguramente.