Playas de arenas blancas, dunas, altos farallones, y grutas y lagos subterráneos conviven con castillos medievales y palacios del Renacimiento en Otranto, la ciudad más oriental de Italia, sobre el mar Adriático. Otranto se encuentra en la provincia de Lecce, en la región de Apulia. La ciudad da nombre a la ría, el Canal de Otranto, de 70 kilómetros de ancho y que separa este trozo de costa del Salento del Cabo Linghetta, en Albania.
Durante los meses de verano sus calles están repletas de turistas, que visitan sus tiendas y restaurantes, que permanecen abiertos hasta bien entrada la noche. Arqueología, arte, historia y naturaleza hacen de esta zona, una de las menos explorada de Italia por los viajeros, una verdadera joya.
La luz y los colores de Otranto se enhebran de un modo misterioso. El verde opaco de los olivos que despuntan en la tierra roja y el amarillo dorado de las dunas de arena dejan espacio al azul cobalto del mar, al gris calcáreo de las iglesias, palacios y muros, al blanco radiante de las sinuosas callecitas, escaleras y terrazas del antiguo pueblo.
En este tramo de la costa adriática la naturaleza asume formas casi artísticas: bahías impresionantes dibujadas por la arena blanca, acantilados color plata en medio del mar, arcos grutas escondidas y un interior increíble, con caminos repletos de olivares, salpicados de granjas donde se respira la historio de los "messapi", antiguos colonizadores de la provincia de Salento anteriores a los romanos.
Una gruta ubicada al sur de la ciudad sorprende especialmente por su belleza y misterio: es la Hipógea de Torre Pinta, descubierta por casualidad, hace cuarenta años, por el arquitecto Antonio Susini. Se trata de una extensa galería, similar a la nave central de una iglesia, con un crucero en el que se destaca una cúpula.
Sobre las paredes se distinguen diseños con misteriosos símbolos y se abren centenares de nichos que probablemente contenían urnas funerarias.
Merecen una visita, también, los restos de la Gruta de San Juan, a unos pocos kilómetros del centro habitado, que sobrevivió milagrosamente a la especulación inmobiliaria. Se trata de un complejo de bóvedas subterráneas, que durante un tiempo fue destinado como molino de aceite, y está repleto de cruces griegas.
El Castillo de Otranto, es un verdadero símbolo cultural de la ciudad salentina. "Porta Mare" (La puerta del Mar) permite subir a los bastiones y alcanzar la impactante construcción, levantada por los aragoneses entre 1485 y 1489, mientras la ciudad estuvo bajo su dominio. Rodeado por un amplio foso y protegido por tres torreones cilíndricos, el castillo tiene un bastión que domina el puerto.
A través de un puente levadizo se accede a un gran patio donde desembocan las estancias que hospedan exposiciones de arte durante todo el año. Y una escalera permite llegar a las gradas, desde donde la vista de la ciudad, del Canal de Otranto y de la costa albanesa son inigualables.
La Catedral normanda es otro de los emblemas de Otranto: detrás de una fachada simple se esconden seis imponentes altares, una bellísima cripta bizantina y grandes frescos del 1163, con millones de azulejos multicolores que se extienden a lo largo de la nave central.
En estas próximas semanas, las verdaderas gemas de Otranto serán sus playas, arenosas y rocosas, todas tienen su encanto. Se extienden a lo largo de 20 kilómetros. Al norte se encuentra la encantadora y virgen Bahía de los Turcos y la playa de Alimini, litoral de arena finísima donde reina el viento, por tanto, adorado por los surfistas.
También se destacan La Castellana y Torre Sant'Andrea, bahía de pescadores encerrada por farallones erosionados por el agua de mar. En esta zona está Torre dell'Orso, una extensa playa de arena que debe su nombre a una torre del siglo XVI, hoy en ruinas.
Allí el mar es cristalino gracias a las fuertes corrientes marinas del Canal de Otranto. En plena bahía surgen dos piedras gemelas, llamadas "Scogli del due Sorelle" (Escollos de las dos hermanas), rodeada por quienes practican surf. Por supuesto, esta playa, como las demás, también es ideal para relajarse y disfrutar del sol.