La Catedral de Berlín, ubicada junto al río Spree, es un emblema de la capital alemana. Contiene una cripta con casi 100 sarcófagos de los Hohenzollern
La Catedral de Berlín, ubicada junto al río Spree, es un emblema de la capital alemana. Contiene una cripta con casi 100 sarcófagos de los Hohenzollern
Las iglesias son puntos de referencia para conocer la historia y las distintas manifestaciones culturales de un país. En todo el mundo son verdaderos destinos de interés que convocan a miles y miles de turistas al año; Europa no escapa a esa tendencia.
A pasos de la Isla de los Museos se levanta la catedral de Berlín, una de las construcciones más emblemáticas de la capital de Alemania. Y aunque lleve el nombre de los templos importantes de la religión católica, representa en este caso a la Iglesia Evangélica (protestante) alemana.
La catedral mira de un lado al gran Jardín Lustgarten y al Palacio Real, y del otro se recuesta sobre el río Spree. Los tradicionales paseos en barco por la ciudad permiten admirar su arquitectura desde otro perfil. Todo el contorno es de una exquisita belleza donde combinan espacios verdes y una monumental mezcla de diseños arquitectónicos.
Pero vayamos a su interior. Fue edificada entre 1894 y 1905, en el lugar en que había existido una catedral barroca del siglo anterior, que mandó a destruir el emperador Guillermo II, luego reemplazada por la actual, diseñada por Julius Raschdorff. Los expertos afirman que la Berliner Dom es un testimonio claro de la arquitectura pomposa que mucho le agradaba al káiser Guillermo II, y cuentan que siguió de cerca la construcción del edificio, ordenando todo el tiempo modificaciones a sus gustos y pretensiones.
Más allá de los deseos del emperador, la catedral se levantó en el mismo sitio donde había estado el otro templo: cerca de lo que había sido el Palacio Imperial, un punto de referencia de la dinastía Hohenzollern. Este no es un dato histórico más sobre la construcción de esta catedral, sino que permite entender además por qué en el subsuelo de la gran iglesia está la cripta con casi cien tumbas de cuatro generaciones de esta familia. Más denominada en alemán como "la Hohenzollerngruft".
La cripta de los Hohenzollern (gobernantes alemanes que tuvieron su origen en una familia de condes), estiman que en el siglo XI o XII), como se la conoce, contiene los sarcófagos de los miembros de esta dinastía imperial. Los estudiosos definen al lugar de la catedral berlinesa como una exposición de 500 años de cultura funeraria de Brandenburgo y Prusia. Señalan al de Juan Cicerón (1455- 1499) como el más antiguo de esos sarcófagos y los de Federico I y su esposa Sofía Carlota, tallados por el artista Andreas Schlüter, como los más llamativos.
Por la cúpula
La catedral fue uno más de los edificios históricos destruidos por los bombardeos de la Segunda Guerra Mundial. Fueron largos años de trabajo de reconstrucción terminados en 2002. Lo cierto es que en esta catedral (mide 114 metros de largo, 73 de ancho y 116 de alto) se reúnen estilos clásicos, del Barroco y el Renacimiento.
Para dimensionar lo que representa esta construcción vale tomarse un tiempo, hacer el esfuerzo y subir los 270 escalones que llevan hasta la cúpula: la vista de Berlín es única, para disfrutarla y hacer bellas fotos panorámicas. En el trayecto hasta la cúpula, se exponen fotos históricas que en particular muestras distintos momentos de su reconstrucción.
Otro momento especial lo merece el gran órgano de la nave central del templo, conformado de siete mil tubos de viento, y si ese tiempo coincide con un concierto en vivo (se ofrecen diariamente), mucho mejor. En ese mismo espacio no hay que dejar de admirar el gran altar de mármol blanco y la pila bautismal del escultor Christian Daniel Rauch. La familia imperial disponía de un palco propio en la catedral, al que llegaba por una escalera exclusiva, lujosamente decorada, que aún se aprecia en este recorrido.
El ingreso a esta catedral es gratis, pero los turistas que quieran recorrer la cúpula, la cripta y el museo que ofrece en su interior deben pagar una entrada (unos 8 euros), en tanto que es gratuito para niños y estudiantes. Se puede solicitar una visita guiada (pero solo en alemán o en inglés).
La catedral de Berlín se ubica en la isla del río Spree, en cuyo extremo norte está la Isla de los Museos. Una razón por la que también se la suele ubicar como parte de este complejo arquitectónico a veces llamado "La acrópolis prusiana" y declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco. Pero no hay que enredarse con nombre y ubicaciones, a pasos de la catedral hay una imperdible invitación a conocer los Museos de Pérgamo, Antiguo, Nuevo, la Antigua Galería Nacional y el Museo Bode.
Todo el espacio que rodea a la Isla de los Museos (con la catedral) es ideal para hacerlo caminando o mucho mejor en bicicleta. Y por si fuera poco, el aire de Berlín lo hace más agradable aún, algo que se debe a que una tercera parte de la ciudad está ocupada por espacios verdes. El transporte público berlinés es de los mejores en servicios y frecuencias, tanto micros, trenes y metro. No hay que olvidarse el mapa de la ciudad, marcar los sitios a conocer y largarse a descubrir esta hermosa ciudad. El paso por su catedral no puede faltar.