El presidente electo de los Estados Unidos, Donald Trump, reconoció ayer que los contribuyentes estadounidenses adelantarán el dinero del muro fronterizo con México para poder construirlo más rápidamente, aunque insistió en que luego le pasará la factura al país vecino. "Los medios deshonestos no informan que cualquier dinero gastado en la construcción del Gran Muro (en aras de la rapidez) será pagado por México más tarde", escribió Trump en Twitter, después de que la prensa estadounidense revelara que el Congreso adelantaría el dinero para la construcción del muro.
Según el diario online Politico, el costo del proyecto no está establecido, pero debería elevarse a varios miles de millones de dólares. Para agilizar la fortificación de la frontera, los republicanos, que controlan las dos cámaras del Congreso, y el equipo de transición de Trump, consideran apoyarse sobre una ley promulgada en 2006 por el presidente George W. Bush, que autorizaba la construcción de una "barrera física" en la frontera con México. Nunca ejecutada a plenitud, la ley no tenía límites de tiempo, ni contemplaba un techo en el kilometraje del muro o una definición del tipo de barrera, por lo que puede servir ahora como base legal para su construcción, apenas se consigan los fondos.
Los republicanos estiman que el margen de maniobra de la oposición demócrata es limitado sobre un asunto que conquista el apoyo de al menos un tercio de los votantes estadounidenses. El plan republicano cuenta con que importantes senadores demócratas votaron a favor de la ley de 2006, y además, cualquier oposición al financiamiento del muro —que los republicanos esperan introducir a partir de finales de abril en el contexto del presupuesto—, podría forzar a los demócratas a provocar una parálisis del gobierno, una táctica que podría devenir políticamente costosa. Los republicanos están considerando ligar la financiación del muro a una ley de gastos generales del gobierno, para dificultar que los demócratas puedan bloquear el gasto.
La construcción de un "muro grande, gordo y bonito" en la extensa frontera sur de Estados Unidos, se convirtió en el caballito de batalla de la campaña electoral del magnate neoyorquino: "¿Quien lo va a pagar?", lanzaba Trump en sus mítines electorales, lo que despertaba cada vez la eufórica respuesta de la multitud: "México".
Pero en octubre en un discurso ya adelantó que Estados Unidos financiaría la construcción y que México reembolsaría después el costo. "No se preocupen. Recuerden que he dicho que México pagará por el muro", dijo Trump en Gettysburg, en el Estado de Pensilvania, donde dio un discurso en el que anunció su agenda para los cien primeros días de su presidencia si ganaba las elecciones del 8 de noviembre.
Kellyanne Conway, ex jefa de campaña de Trump, rechazó en una entrevista con la cadena de televisión Fox News la idea de que si el Congreso paga inicialmente la construcción del muro el presidente electo estaría incumpliendo una promesa electoral. "Sugerir que está rompiendo su promesa electoral (...) no es cierto. Va a construir el muro y México va a pagarlo, eso no cambió", añadió Conway, quien será asesora presidencial en la Casa Blanca cuando Trump asuma.
Remesas
Trump todavía no ha aclarado como logrará que México reembolse a Estados Unidos el dinero. El presidente mexicano Enrique Peña Nieto ha dejado muy claro que México no pagará por el muro.
En el plan que hizo público en abril del año pasado, afirmaba que si México no hacía "un pago único de entre 5.000 y 10.000 millones de dólares" para sufragar la construcción fronteriza, frenaría las multimillonarias remesas que los emigrantes mexicanos envían cada año a su país y que constituyen la segunda fuente de ingresos de México tras las exportaciones automotrices, un sector también amenazado actualmente por Trump. Sean Spicer, a quien Trump nominó como portavoz de la Casa Blanca durante su mandato, aseguró ayer a la cadena ABC que el presidente electo negociará con México el pago del muro aunque el país vecino se niegue. "Seguirá hablando, ya sea a través de tarifas más altas o un cheque directo, hablará con ellos de eso", dijo.
Otra propuesta de los asesores del magnate es modificar las tarifas comerciales y supervisar el cumplimiento de las normas comerciales existentes en esta área. "México necesita acceso a nuestros mercados, mucho más que lo inverso, por lo tanto tenemos poder de negociación (...) Por lo tanto son ellos, no nosotros los que tienen mucho que perder", aseguraron. Sin embargo, expertos en la relación bilateral como Eric Olson del Instituto México en Woodrow Wilson Center cuestionan esa lógica. "La relación comercial está tan interconectada, tan afianzada que cualquier cosa que afecte a México, termina de alguna u otra manera impactando a la economía estadounidense", explicó.
Un sondeo del centro de investigación Pew, realizado durante la campaña, mostró que una mayoría de los electores registrados de Estados Unidos se opone a la polémica propuesta de construir el muro. El 59 por ciento de los votantes registrados rechazó la idea de elevar una pared fronteriza con México, frente al 38 por ciento que avaló el plan de Trump.
La construcción de la valla fronteriza se convirtió en el caballito de batalla de la campaña electoral de Trump