Todos fuimos un día vanguardia, proyecto, promesa, fuimos en ese caer de una estrella fugaz portadores perennes de la tea
Todos fuimos un día vanguardia, proyecto, promesa, fuimos en ese caer de una estrella fugaz portadores perennes de la tea
del cambio elegidos del cielo para devolver
al mundo a su cauce. Fuimos, digo un día, una tarde, una noche amantes inmejorables,
fundadores de una estética, alzamos con el brazo izquierdo
el arma fulminante de la novedad y recibimos un impulso una celebración
una fiesta un jolgorio en París y no importa en qué haya resultado esto, la vida breve advierte:
la fatuidad del mundo,
ese insistente perseverar
del propuesto afán corrosivo que viene del fondo, del reverso, del alma del acero,
de la fibra más íntima de la viga, también sostiene la ilusión
del humo líquido que recuerda
al fuego, saber que finalmente lo que fuimos,
lo que fue, lo que perdura, lo que difunde,
esa esencia perdurable de las rocas también pasa.