Sentirse a gusto con la carrera elegida antes que pensar si es redituable en lo económico es uno de los principios a tener en cuenta cuando se piensa qué estudiar. La clave la ofrece la directora de Orientación Estudiantil de la Universidad Nacional de Rosario (UNR), Mariela Lindozzi. Anticipa que la comprensión lectora y la ambientación al mundo universitario siguen siendo obstáculos para los ingresantes.
Es media mañana del martes en la plaza Pringles, un grupo de estudiantes de 5º año de la Escuela Secundaria Nº 406 Salvador Mazza espera para acercarse al stand de la Expo Carreras de la UNR, una estrategia de difusión de la oferta académica que la universidad pública desarrolla en plazas y espacios abiertos de la ciudad. Agustina es la primera en dialogar con LaCapital. Se decidió por comunicación social: "La elegí porque es una carrera interesante, me gusta mucho viajar, después pienso estudiar periodismo".
Natalia, del mismo grupo de secundarios, todavía no sabe bien qué seguir: "Creo que algo con biología, puede ser veterinaria, tengo mis dudas porque es una carrera larga y está lejos (se dicta en Casilda), aunque si me gusta eso no será problema. También me gustaría estudiar danzas, tipo bailarina profesional". Franco ya optó por el profesorado de educación física; y Luna comparte los temores que siente tener que dejar la secundaria e ingresar a un ámbito tan nuevo y diferente como el nivel superior. La profesora Silvia Tarzio acompaña al grupo de la Salvador Mazza. Observa que otra de las variables que influye en la decisión es que muchos de sus alumnos deben trabajar. "Es difícil sostenerse en el estudio y trabajo", confirma.
Las dudas de estos estudiantes se repiten por esta época del ciclo lectivo entre quienes están en los últimos años del secundario. Para responderlas la UNR desarrolla diferentes estrategias desde la Dirección de Orientación Estudiantil, dependiente de la Secretaría de Asuntos Estudiantiles.
Inquietudes
La directora de este espacio, Mariela Lindozzi, repasa las inquietudes con las que se acercan los jóvenes: algunos llegan a confirmar una decisión que quieren tomar y otros por consultas estrictamente administrativas (como fecha de ingreso y requisitos). Lo común es que la mayor parte de las cuestiones rondan siempre en torno a lo vocacional y la relación laboral: "Aún sin estar decididos por su vocación, preguntan por la inserción en el trabajo: «Qué carrera me conviene», «Cuál me dejaría más posibilidades de incluirme laboralmente». Y en realidad se trata de una construcción, donde lo importante es sentirse a gusto con lo que se elige, no quedarse atrapado con estas representaciones sociales que afirman que hay una carrera más redituable que otra porque eso confunde".
Cómo organizarse con el estudio y el trabajo es otro de los interrogantes frecuentes que plantean los jóvenes; también las consultas por el tiempo libre disponible que les permitirá la vida universitaria. "Tratamos de tranquilizarlos, de hacerles saber —explica Lindozzi— que con una buena organización se pueden dar momentos para todo. Lógicamente que hay carreras que demandan cursados presenciales más intensivos y de mayor carga horaria, donde las dificultades son mayores pero no hacen imposible elegirlas: muchos han hecho su carrera en esas condiciones".
Un desafío para la orientación vocacional es ofrecer información suficiente para poder volcarse por las carreras no tradicionales o más conocidas. Muchas veces un título intermedio responde muy bien a las expectativas de los jóvenes. "La búsqueda de información también tiene que ver con un aprendizaje autónomo, nosotros los acompañamos en esa búsqueda", añade.
Michel, Julián y Gabriel también se acercaron al stand, pero por su cuenta. Los tres suman sus testimonios. Michel termina la secundaria en una Eempa y ya sabe que quiere seguir ingeniería en sistemas en la Universidad Tecnológica Nacional (UTN). "Es una meta, un sueño", confía. Por problemas de salud, Julián tuvo que dejar de cursar la misma ingeniería, igual está resuelto a no retomarla. "No me costó la universidad, me sentía muy cómodo, pero la carrera no me convenció demasiado. Y la verdad es que ahora no sé, estoy en blanco", dice antes de volcar en la Expo su consulta. Gabriel comenzó psicología, tampoco lo entusiasmó: "Ahora estoy viendo qué estudiar".
Cambios
El paso al nivel superior demanda un cambio de hábitos con el estudio y con la organización de la vida académica. La preparación de un examen ya no es en pocas horas o durante la noche anterior. "La universidad demanda otro tiempo, son muchos los textos, es bastante grande el cambio de un nivel a otro, que no siempre se puede dimensionar", señala la directora Lindozzi al apuntar sobre una información que los ingresantes deben ir manejando con antelación.
La relación con los textos académicos es otro reto para los nuevos alumnos, donde quedan expuestas las dificultades con las que ingresan. En particular, el mayor problema queda expuesto en los problemas de comprensión lectora. Para desarrollar habilidades cognitivas, bajar los niveles de ansiedad y estrés, y así apuntar a la permanencia en el nivel superior, la Dirección de Orientación Estudiantil implementa talleres de lectura y escritura. "A veces, los estudiantes se pierden en el camino por dificultades en el abordaje de lo que tienen que aprender", observa la directora del área.
Estos talleres son de lectura, de expresión, además de proponer un acompañamiento psicopedagógico. Desde el espacio de la UNR buscan diferenciar —ante la consulta de los estudiantes— si es un problema en cómo encaran la carrera o de una elección vocacional no adecuada.
De todos, los dos primeros años de la vida universitaria —advierte Lindozzi— son los más difíciles. También los últimos, cuando quienes están a punto de graduarse deben presentar sus tesinas o tesis. "Una cuestión que también tiene que ver con la transición, esta vez al mundo profesional y laboral".