Allá por 1991, con 10 años ya había escrito las primeras líneas con sus goles en rojo y negro, mínimo de a tres por partido en el baby fútbol, y eso le sirvió para el apodo que lo acompañaría siempre: Fiera. El 14 de noviembre del 99 debutó en la primera leprosa (1-1 con Unión). En el séptimo partido hizo su primer gol (11/2/2001, la apertura en el 2-1 a Los Andes). En el 2002 se fue a España y allá empezó a hacerse grande en Espanyol y Atlético de Madrid; en el 2010 Liverpool fue su lugar, ya consagrado con su paso por la selección entre 2005 y 2014, que incluyó tres participaciones mundialistas. Y en 2012 (el 4/8 en un 0-0 con Independiente) regresó a su casa del parque Independencia para gritar campeón en 2013 y hacer "el gol que soñé siempre, desde las inferiores soñaba con hacer un gol en cancha de Central en el último minuto", confió para sentenciar que con esta conquista "terminé de escribir mi libro, era la última página que me faltaba. La frutilla de mi carrera".
El 1-0 con el que Newell's ganó el clásico en cancha del eterno rival, con el que cortó la racha sin triunfos de 10 partidos, el que convirtió a los 92' con un derechazo preciso que el mismo contó: "Cuando cabecea el Gato (Formica) y viene el rebote hacia mi posición, lo veo a Pomelo (Mateo) que venía de frente y le grité para que no la tocara. Traté de buscar precisión y no tanta fuerza, por suerte la pelota no se levantó y se metió en el hueco que busqué".
El gol que Maxi confió que gritó "más que el que le hice a México y el penal a Holanda", en los mundiales con la selección, por su significado y pasión leprosa.
"Fue el partido más lindo de mi carrera. Con este grupo pasamos momentos delicados y todo se revirtió con trabajo. Sabíamos que en algún momento nos iba a llegar", indicó el mediocampista ofensivo, que jugó en seis de los diez partidos de la racha negativa en los clásicos y que, además, había marcado el último gol de Newell's frente a Central en la derrota por 2-1 en 2013.
Y en ese sentido confió que se quebró antes de ingresar a la cancha por una arenga y una charla que tuvieron entre los referentes rojinegros, como Mateo, Scocco y Domínguez: "Quedó reflejado las ganas que teníamos de ganar".
Precisamente sobre el partido en sí, reconoció: "Hicimos un primer tiempo muy malo. Osella nos dijo de todo en el descanso, pero Central no tuvo ninguna virtud para ganar el clásico y nos quedamos con los tres puntos nosotros".
Asimismo indicó: "Nos estamos haciendo sólidos atrás y los resultados están acompañando".
En cuanto a lo que viene, aceptó que "se termina mi contrato en junio y siento que cumplí con lo que prometí cuando volví. No sé qué puede pasar pero no tengo pensado retirarme, veremos dónde seguir".
Una luz de alerta que se enciende en torno al capitán leproso, quien ya dijo varias veces que su idea era retirarse luciendo la camiseta rojinegra y con 35 años la realidad dice que el retiro se acerca. Pero goles como el del clásico siempre pueden servir de incentivo para la continuidad, como por ejemplo que hoy ya gritó 68 en los 196 partidos jugados en Newell's, quedando en el puesto 8 de los máximos goleadores históricos (a tres de René Pontoni). Y tiene más para dar, por más que ya anticipó que terminó de escribir su libro: quizás haya un capítulo extra.