Lo búsqueda de la identidad es un tema urgente y necesario. Y si lo muestra una película ambientada en Santa Fe, todo se vuelve mucho más cercano. "El silencio", de Arturo Castro Godoy, pisó fuerte en el 31 Festival Internacional de Cine de Mar del Plata, en donde pugna por obtener el lauro a mejor película en la competencia argentina.
En medio de un relato intimista y rural, Alberto Ajaka, una figura que actualmente se destaca en "Los ricos no piden permiso", de El Trece, habló en exclusiva con LaCapital de cómo convive un actor popular entre las producciones independientes y las mega producciones de Pol ka. "Ser una figura conocida me abrió puertas para poder hacer lo que quiero, y entre esos gustos, está participar en una película como «El silencio»", dijo el actor.
Ajaka dialogó con este diario minutos antes de entrar a ver esta producción santafesina, que se exhibe en el tercer piso del Paseo Aldrey. "Donofrio, mirá Donofrio", dice una fan porteña cincuentona que había ido a ver el festival a La Feliz e interrumpió la nota, previo pedido de disculpas, para sacarse la típica selfie con beso incluido para el galán, que aún se lo recuerda por su personaje de romántico empedernido en "Guapas", en 2012.
Pero Ajaka está más metido que nunca en su personaje de "El silencio". "Acá interpreto a un padre ausente. Este es el recorrido de Tomás, un adolescente cuya noviecita quedó embarazada, y comienza una especie de recorrido en busca de su padre, al que no ve desde que no tiene memoria. Tomás, el chico, es de Santa Fe capital y va a la búsqueda de su padre que él cree que lo va a encontrar en Santa Fe rural".
"Es gente querida a la que le tengo cariño y ya tengo una ligazón muy especial, me siento parte de este proyecto, porque disfruto de ver ese recorrido desde su lugar, y tienen la inteligencia de laburar con el 90 por ciento del elenco santafesino. Y eso me parece que está bueno, porque más allá de los federalismos y todo eso, lo concreto es que hacen películas desde ahí y lo cuentan con los protagonistas de ese paisaje", destacó el actor sobre la producción.
Castro Godoy, nacido en Caracas, pero residente en Santa Fe, en donde se graduó en el Instituto Superior de Cine y Artes Audiovisuales, destacó que esta producción es "una película íntima, de relaciones, podríamos decir minimalista en su manera de construirse", destacó.
Ajaka destacó que no le es ajeno en su carrera actoral mutar en diferentes registros: "Yo tengo en Buenos Aires una compañía de teatro en la que somos quince, en donde dirijo y escribo y es lo que hago desde hace diez años de manera constante e ininterrumpida más allá de lo que esté haciendo en televisión o en teatros comerciales. Lo hago siempre y a veces a pesar mío, pero no puedo dejar de hacerlo. Así empecé yo mi vínculo con la actuación, la primera obra en la que actué la escribí, la dirigí y también la actué, porque nadie te llama cuando no te conocen".
En el terreno de la actuación y su vínculo con lo estrictamente laboral, Ajaka habló aún más claramente y hasta con ejemplos cotidianos. "Esto está ligado a la autogestión y la producción independiente, pero yo siempre sentí, sea cual sea mi trabajo, que estaba haciendo algo profesional, más allá de que te paguen o no, o de la pobreza o no. Una cosa es que te paguen por hacer un trabajo y otra cosa es el trabajo, son dos cosas diferentes, dos conceptos distintos. Uno cuando logra sostenerse económicamente con el trabajo que hace, todo se le empasta, entonces uno cree que llena la heladera con lo que hace y está bien, pero después te pagan o no, a la gente le gusta o no, y te llaman para actuar o no", afirmó.