La demanda no sólo es cotidiana e incesante, aseguran en la Dirección de Salud Mental del municipio, sino que " se complejiza cada vez más". Se trata de niños con sus derechos vulnerados, víctimas de maltratos, de la inequidad social, de la pobreza extrema, atravesados por los consumos, la violencia social y familiar, y cuyas situaciones particulares y también familiares, llegan constantemente al Hospital de Niños Víctor J. Vilela y al Servicio de Salud de Mental del efector. Por eso, la responsable del área a nivel municipal, Paola Cocconi, destacó el desafío de "adecuar las prácticas a la realidad de la demanda", y rescató fuertemente "el trabajo de los equipos, que sostienen el compromiso y la inquietud para adecuarse a lo que marca la realidad social".
Ese rescate de los psicólogos y psiquiatras, integrantes de los grupos que a diario buscan esas respuestas, fue remarcado una y otra vez ayer en el marco del homenaje que compañeros, amigos y familiares rindieron en asamblea, en el patio central del hospital, "a la querida compañera psicóloga Laura Medina", que durante décadas fue parte de esos equipos (ver aparte).
Quizá son los casos de maltrato que ingresan a través de la guardia del hospital los que dan cuenta, aunque parcialmente, de la recurrentes situaciones de vulneración que atraviesan los chicos. Una arista de la cual las propias autoridades del hospital vienen dando cuenta en los últimos años. Se señaló un incremento —incluso en 2014 se habló de una duplicación del número de casos—; y a lo largo del año pasado el efector recibió cada 48 horas un niño con evidencias de maltrato, sea físico, abuso, negligencia, abandono o violencia psicológica.
"Lo que se complejiza es la realidad social y por consiguiente las consecuencias del estar de los chicos en una sociedad violenta, de consumo y no sólo de sustancias psicoactivas, con nuevas problemáticas y donde cada vez más, como lo marca la nueva ley de salud mental, el trabajo sobre esa realidad debe ser interdisciplinario", explicó la responsable del área.
Tramas. Sin embargo, a la hora de explicar las complejidades a las que hace referencia, Cocconi hizo hincapié en "las violencias sociales", que van desde los enfrentamientos entre bandas, balaceras, balas perdidas, heridos de armas blancas y de fuego, padres que no pueden cuidar oportunamente a los niños, y contextos de maltrato y violencia familiar.
A eso también sumó "los casos de consumos problemáticos, que se pueden ver en el hospital de niños menores de 14 años", aunque aclaró que "si bien es cierto que la edad de inicio en los consumos ha descendido, son casos puntuales y llaman la atención por lo prematuro".
Aunque no quiso hablar de aumento, la titular de Salud Mental sí identificó una demanda que es cotidiana y constante en el hospital, y que es "cada vez más compleja, porque al abordar un niño siempre se aborda una familia completa, en función de esos adultos que acompañan el proceso de atención de esos chicos".
Y allí claramente aparecen las complejidades de esos adultos, muchas veces "con madres o padres atravesados por los consumos, situaciones de precariedad laboral, y una recurrencia de estos casos que cada vez, atravesados por más aristas y más variables, hacen imposible un abordaje no sólo desde un área del hospital, sino que debe ser interdisciplinario e intersectorial, que es lo más difícil".
Así, destacó que lo que en el Vilela empezó funcionando como el Grupo de Atención al Maltrato Infantil (Gami) décadas atrás, transmutó a un equipo de situaciones de vulnerabilidad, donde la detección de todo tipo de maltrato sigue estando presente, pero donde se suman estos aspectos.