Con un esquema de barras que van del verde al rojo punzó según su grado de sustentabilidad, desde marzo del año que viene Rosario será la punta de lanza de una prueba piloto sobre etiquetado de eficiencia energética en viviendas, inédito a nivel nacional.
La idea es que este etiquetado (que copia el que ya se implementa en electrodomésticos como las heladeras) sea un sello distintivo para construcciones que tengan en cuenta criterios de sustentabilidad y que por eso consuman menos energía, un valor agregado que —se espera— sea convalidado por el mercado inmobiliario y se vuelva de a poco una exigencia de los ciudadanos a la hora de evaluar opciones de compra de una casa o departamento.
Esta "prueba de sustentabilidad" tendrá en cuenta factores asociados sobre todo a lo que los arquitectos denominan "el envolvente" de las construcciones, como su ubicación, su diseño y su capacidad para atemperar las diferentes temperaturas; así como el uso de opciones de energías renovables y el tipo de material utilizado para la construcción.
En total, unos 500 hogares que cubran rangos amplios de ubicación y antigüedad formarán parte de este ensayo a gran escala promovido desde el gobierno nacional, pero coordinado desde la provincia y el municipio, que fueron designados para esa tarea desde la Subsecretaría de Ahorro y Eficiencia Energética de la Nación por su experiencia y por la puesta en práctica de políticas públicas orientadas hacia ese nuevo paradigma.
La prueba piloto de certificación de eficiencia energética fue presentada ayer en la sede local de la Gobernación por la intendenta Mónica Fein, el gobernador Miguel Lifschitz y el ministro de Energía de la Nación, Juan José Aranguren.
Ley local. De hecho, desde el gobierno central destacaron que la ciudad fue elegida para llevar adelante este programa piloto al ser pionera en una reglamentación local (la denominada ordenanza "higrotérmica") que exige ciertos criterios sustentables a las nuevas construcciones.
La ordenanza fue reglamentada en 2013 y —con la gradualidad como bandera— ya fue aplicada a la construcción de más de 350 mil metros cuadrados (el equivalente a 350 edificios de 7 pisos).
La gradualidad de la norma municipal queda expresada en números: mientras que en 2013 la exigencia recaía sólo sobre los proyectos que superaban los 4.000 m2, en 2014 se pasó a 3.000 m2, en 2015 a 2.000, este año a 1.000, el año próximo será obligatorio para aquellos proyectos mayores a los 500 m2, para culminar en 2018 con la totalidad de los proyectos de obra.
"Tenemos una ordenanza pionera a nivel país que se está cumpliendo", detalló Fein, quien recordó el compromiso ambiental de la ciudad a la hora de enfrentar el cambio climático.
Aranguren dijo que durante años las políticas públicas se enfocaron en la oferta de energía y que ya era hora de "ocuparse de la demanda. El ahorro es la forma más barata de generar energía", sintetizó el funcionario.
Lifschitz también apuntó a la necesidad de "cambiar de paradigma" y entender que el uso racional de los recursos es una política en sí misma. "Programas como este le dan una vuelta de tuerca al problema energético, y Rosario es pionera en esta forma de encarar las cosas".