Ricardo Montaner entra al hall de un hotel top céntrico de Rosario con su típico
“chévere”. “Es un síntoma de felicidad”, destaca el intérprete nacido en
Valentín Alsina e hincha de Independiente, pero criado en Maracaibo, Venezuela. El motivo es
anunciar el lanzamiento de su disco “Soy feliz”, un compilado con sólo el citado tema
nuevo, que sale mañana, y confirmar su show local, que será el 26 de agosto en Metropolitano.
Positivo, creyente y romántico, Montaner también muestra su faceta solidaria con los niños de
capacidades especiales a través de la fundación La Ventana de los Cielos. “En Rosario se creó
la segunda filial de la fundación y la primera de la Argentina”, dijo orgulloso en un guiño a
la ciudad. Feliz y comprometido, Ricardo Montaner canta sus verdades.
—¿Cuáles son los motivos que tenés para ser feliz?
—Motivos sobran para todo, hay gente que consigue motivos para vivir
amargado, y tenemos de sobra. Si te ponés a buscar, vas a encontrar un montón, probablemente sin
pensarlo demasiado. Y mucha gente supone que hay menos motivos para ser feliz que para ser infeliz.
Yo me inclino hacia el lado un poco más atípico.
—¿Por qué decís que es atípico?
—Es que, fíjate a dónde hemos llegado los seres humanos, la sociedad ha
llegado a preguntarse ¿cómo este tipo puede hablar de felicidad en medio de tanto lío? Eso es el
colmo, cuestionar la felicidad, como si no fuera un derecho inalienable del ser humano, como si la
felicidad no viniera de alguna forma agregada a nuestros genes. Dios no nos dio vida para que nos
amarguemos. Al darnos el control remoto del libre albedrío, de nuestra vida, nos complicamos,
porque creemos que teniendo el timón lo resolvemos, y en cambio lo embarramos. Con mi canción
“Soy feliz” trato de demostrar que sí se puede ser feliz.
—¿Cómo reaccionás ante la gente que realmente tenga motivos para no estar
feliz?
—Mira, yo he recibido quejas a través de la red de Twitter. Mucha gente me
dice “¿cómo vas a ser feliz si hay chicos muriéndose de hambre en América Latina?”. Y
les digo: “Tú quieres contarme a mí que hay niños muriéndose de hambre cuando hace veinte
años que vengo trabajando por los niños de América Latina, que soy embajador de Unicef, ¿crees que
no lo sé? ¿Y crees que por eso me voy a amargar?”. No, yo soy feliz porque puedo hacer algo
por eso, soy feliz porque no me quedo tranquilo, trabajo con mi fundación por los niños de
capacidades especiales, mientras otros utilizan este tipo de redes para protestar, para amargarse y
tratar de amargar a los otros.
—¿La canción es el mejor vehículo para transmitir tu forma de ver la vida?
—Sí, tenemos la posibilidad de marcar cierto tipo de matriz de opinión, y
marcar de alguna forma la vida de la gente para bien o para mal. En la Biblia aparece mucho la
palabra “músicos”. Dios ve a los músicos como la manera de acercarse a él, de
complacerlo y de alabarlo. Cuando decimos algo como artistas sembramos en la gente una cierta
acción a futuro. Si tú le siembras a la gente esto de que el mundo no sirve para nada probablemente
lo repetirán y eso va a generar una cadena. En cambio, si tú le dices a la gente “vamos que
la vida es una fiesta” (estribillo de su nueva canción), dirán “es verdad, para qué me
voy a amargar, que se me inundó el baño, que no me prendió la calefacción, pero no importa, si la
vida es una fiesta”.
—¿Cómo llevás en la intimidad este mensaje en tu día a
día?
—Mira, hay gente que aún no entiende el despertar, el
hecho de despertarse en la mañana y no ser consciente de que despertaste. Mientras la vida sucede,
hay mucha gente que está en hospitales y no pudo despertar. Piensa en Gustavo Cerati, hace dos
meses que no despierta, y estoy seguro que cuando despierte tendrá una conciencia tal de lo que
significa el despertar.
—La palabra de Dios es clave en tu mensaje, y lo pregonás en cada
show y cada aparición pública.
—Yo no diría pregonar, porque eso sería repetir. Los
artistas generamos un síntoma en la gente que nos lee o nos escucha, y lo lógico es que utilice ese
escenario no sólo para cantar, sino que ya que compraste la entrada en vez de ir a ver a un tipo
repitiendo como loro las canciones que cantó toda la vida, me gusta más que te lleves en tu corazón
algo sembrado. Por esa razón utilizo el escenario para demostrar un estado de ánimo, un estilo de
vida, una forma de pensar, la importancia de la familia.
—¿Qué se mantiene y qué cambió del Montaner que debutó en la década
del 80?
—¿Me estás diciendo viejo? (risas) Se mantiene la euforia, el
entusiasmo por este trabajo, saber que no tienes más remedio que salir de tu casa todos los días,
porque cuesta separarse de la familia. Quizá cambió en mí que era más inconsciente de lo que
significa esta bendición de que con la música tengo una ventana hacia la gente.