“Revelar la orientación sexual en la escuela es muy peligroso para los maestros y las
maestras”, dice Guillermo Lovagnini, referente principal en Rosario de la Asociación Civil
Vox, que trabaja por la igualdad jurídica y social de lesbianas, gays, bisexuales y trans, además
de ser profesor de historia en la Facultad de Humanidades y Artes de la Universidad Nacional de
Rosario (UNR). Un informe de la Internacional de la Educación atribuye a la escuela un papel clave
en el abordaje de los prejuicios y la discriminación (ver aparte).
La censura ejercida sobre el pedagogo español Miguel Angel Santos Guerra —difundida en
La Capital del domingo 26— por haber incluido en su último libro una carta abierta a un
profesor homosexual, por parte de sectores religiosos vinculados a la Iglesia Católica y concretada
por la Universidad Católica Argentina (UCA) el sábado 19 de junio pasado, pareció del Medioevo. Sin
embargo, mostró que aún hay mucho por hacer en el sistema educativo —que es un reflejo del
social— sobre la educación por la tolerancia y el respeto a los derechos humanos.
“Parece impensable una actitud homofóbica dentro de la universidad, pero ocurre lo mismo
que en los sectores jerárquicos religiosos, donde se disimula con la hipocresía”, dice
Guillermo Lovagnini, quien reconoce que el panorama educativo universitario difiere de otros.
De todos modos y como ejemplo cercano, dice que en la Facultad de Humanidades donde trabaja, si
bien no se proclama abiertamente, muchas personas mantienen todavía una actitud de rechazo a los
homosexuales. “Imagino —indica— que en otros sectores de la UNR la cuestión es la
misma o peor, y donde también reina un marco de hipocresía”.
El día de la entrevista participaba de un encuentro sobre matrimonio gay. Una idea que festejó
por haber sido impulsada por los propios estudiantes en la misma facultad, en este caso convocado
por la agrupación “La Puiggrós”.
Mitos y temores
Según percibe, y sin declararse un especialista, el panorama se hace más difícil y controversial
en el resto del sistema educativo. Reconoce actitudes discriminatorias en el secundario, pero más
en la primaria, “donde está el famoso mito del temor a los homosexuales y su relación con los
niños”.
Para Lovagnini, estas manifestaciones no son casuales. Mucho tiene que ver la falta de formación
de los docentes en materia de sexualidad, o en realidad haberla recibido desde muy chicos con una
“carga ideológica aportada por la jerarquía eclesiástica y que es muy homofóbica”.
El educador de la UNR considera que esas actitudes discriminatorias no sólo persiguen a los
gays, sino también a los varones heterosexuales, que apenas muestran alguna actitud sospechosa que
salga de los cánones culturales programados son acusados de ser homosexuales.
Pero hay más. Asegura que el tema es muy arduo e irritativo en el terreno educativo.
“Salvo casos muy excepcionales o puntuales, revelar la orientación sexual es muy peligroso,
es exponerse a un montón de cosas”, dice, y añade que “por lo general la maestra y el
maestro la ocultan porque lo toman como un severo peligro para su fuente de trabajo y su carrera
docente”. Temen ser vistos —dice— “como el diablo o el profesor
degenerado”.
Sobre la educación sexual
La formación que puede ofrecer la escuela en materia de educación sexual es decisiva para
enfrentar comportamientos discriminatorios hacia personas con orientaciones sexuales diferentes.
Por eso Lovagnini se muestra preocupado y hasta indignado de que la ley de educación sexual
integral (ESI) no se aplique a pleno en la provincia.
“En este aspecto estamos muy defraudados con el gobierno actual, pensábamos que la ESI se
iba a implementar rápidamente”, dice el educador. Enseguida puntualiza: “Ya no hay más
palabras para calificar a la ministra de Educación (Elida Rasino), con la cual no hemos tenido
nunca diálogo, y la vez que nos recibió fue con una reprimenda, de muy mal modo”.
Se lamentó que Rasino nunca los haya escuchado como actores de la sociedad civil, donde tienen
mucho para aportar en este debate: “Hemos querido hablar sobre la implementación de la
educación sexual, pero manda a terceros, dilata las decisiones en el tiempo y siempre está haciendo
talleres de formación o poniendo la excusa del presupuesto”.
Al respecto, el profesor y referente de Vox aseguró a La Capital que no descartan
gestionar una interpelación parlamentaria a Rasino para que explique qué está haciendo por la
aplicación de esta ley. Es que define a esta normativa como “un instrumento importante para
solucionar problemas endémicos”, como el bullying (acoso y violencia entre niños), embarazos
no deseados, los abusos o las enfermedades de transmisión sexual. “Esta ministra
—continua— tiene la oportunidad y no lo hace, pero sobre su conciencia van a cargar
todos estos problemas”.
Hacia el final, el educador valora a la escuela como un lugar para enseñar a los chicos
“la no discriminación, no odio a las diferencias sexuales y el respeto a los que no son
heterosexuales, que siempre van a existir y son una parte de la sociedad”. “Esto
—advierte— para vivir la sexualidad como dios manda, con placer, con vida, con
felicidad y con mucho amor”.