El jefe de gobierno saliente, el conservador Mariano Rajoy, culminó ayer una primera ronda de contactos para formar un Ejecutivo sin haber sumado ni un aliado, cuando España ya entró en su séptimo mes de bloqueo político. "Dieciséis días después de haberse celebrado los comicios (...) Rajoy no ha cosechado aún ni tan siquiera un escaño más a los 137 que le dieron los votantes", resumió a la prensa el líder del partido socialista PSOE, Pedro Sánchez. Efectivamente, el Partido Popular de Rajoy ganó las Legislativas del 26 de junio, cuando aumentó sus escaños a 137 de los 350 diputados de la Cámara baja, pero lejos de la mayoría necesaria para gobernar en solitario. Desde entonces, el jefe de gobierno saliente, en el poder desde 2011, mantuvo una serie contactos con partidos rivales, hasta el momento infructuosos.
El PSOE, la segunda fuerza que con sus 85 escaños puede ser determinante para bloquear una investidura o permitirla con una abstención, ya dijo "no" a Rajoy. La negativa también la obtuvo de la coalición de izquierda radical Unidos Podemos (71). El partido liberal de centro Ciudadanos, con 32 diputados, mostró su disposición a abstenerse en una votación de investidura, aunque esto sería insuficiente si Rajoy no consigue apoyos adicionales. Las pequeñas formaciones regionales conservadoras del País Vasco y Cataluña, le dieron la espalda, tras años de enfrentamientos con Rajoy, a quien acusan de hacer caso omiso a las aspiraciones de sus regiones.
Firmeza. No obstante, el líder conservador confirmó ayer que quiere seguir buscando apoyos entre las fuerzas parlamentarias españolas para poder presentarse a una sesión de investidura, pero recalcó que si tiene la certeza de que su intención no va a prosperar, abrirá un período de reflexión con otros partidos. "Yo tengo interés en acudir a la investidura si el rey lo considera oportuno y conveniente", anunció al finalizar su primera ronda de contactos con los líderes de los diferentes partidos para sondear posibles apoyos. "Voy a seguir dando la batalla para gobernar". Confirmaba así, por primera vez, su intención de aceptar un posible encargo de Felipe VI para intentar formar gobierno. "Yo quiero gobernar y tengo la responsabilidad de hacerlo", subrayó, recordando que casi 8 millones de votantes eligieron al Partido Popular (PP) en las generales de junio.
Rajoy alargó una semana sus plazos. Si en principio planeaba una sesión de investidura acelerada para los días 25 y 26 de julio, ahora considera que será necesario dar algo más de tiempo a las negociaciones políticas y ya pronostica que la sesión podrá convocarse para el 2 de agosto, de manera que él se someterá al voto de la confianza de la Cámara el día 3.
España se mantuvo con un gobierno en funciones desde las Legislativas de diciembre de 2015, que resultaron en un Parlamento muy fragmentado, incapaz de formar alianzas. Los españoles volvieron a las urnas el 26 de junio, sin que la correlación de fuerzas cambiara demasiado. El PP no obstante reivindica haber salido reforzado y haber obtenido 52 diputados más que el PSOE, lo que le conferiría legitimidad para encabezar un gobierno.
Plan moderado. "Si Rajoy se va, tenemos gobierno mañana (por hoy)", bromeó un alto dirigente socialista. El rechazo socialista forma parte de una "liturgia política", dicen de su lado personas cercanas al presidente, que esperan que el PSOE cambie su posición. Sánchez fue menos categórico que antes, al ser interrogado sobre si los socialistas pudieran abstenerse si Rajoy consigue otros aliados.
Con el bloqueo político aún vigente, el Congreso se constituirá el martes. Luego, el rey Felipe VI convocará a los jefes de los partidos a reuniones, para decidir si encarga a Rajoy la formación de un gobierno. Rajoy insiste en la "urgencia" de llegar a un acuerdo, cuando España ya superó los 200 días con un gobierno en funciones limitado a gestionar el día a día. Madrid debe hacer frente a temas pendientes como la reducción del déficit, cuyo alto nivel le valió que la UE abriera un proceso que puede culminar en una multa. Pero el jefe de gobierno saliente advirtió que no se someterá a una sesión de investidura si no cuenta con los apoyos necesarios. E ir a unas terceras elecciones en menos de un año sería "un disparate", afirmó ayer.