Los ministros de Educación del Mercosur trabajan para que la próxima prueba internacional Pisa incorpore una mirada regional y considere otros puntos como la formación en valores o la educación ambiental, que estiman tan valiosos como saber lengua, ciencia o matemática. El dato lo adelantó el ministro de Educación de la Nación, Alberto Sileoni, durante la presentación del XV Congreso Mundial de Educación Comparada. Además, este año la Argentina comenzará con la evaluación del sistema educativo, desde el jardín hasta la formación docente, a modo de diseño. Y 2014 será el año donde se aplique el modelo evaluativo nacional.
La prueba Pisa es la más conocida de las evaluaciones internacionales, quizás porque logra difundirse a través de los ranking de países que construye a partir de los resultados que obtienen. Esta prueba está orientada a los alumnos de 15 años, ya que se supone son los cercanos al final de la educación obligatoria. Hay que saber que estos estudiantes son elegidos en función de la edad (entre 15 años y tres meses y 16 años y dos meses al principio de la evaluación) y no del año escolar en el que se encuentran. La evaluación se aplica cada tres años (en 2009 fue sobre lengua, en 2012 sobre matemática y en 2015 se centrará en ciencias).
Celebración. "Venimos a aprender", dijo el ministro Sileoni en la conferencia de bienvenida del congreso mundial que tenía como centro de los debates los estudios comparados. Al tiempo que celebró la presencia de representantes de 80 países, continuó: "Nos congregamos para conocer y valorar otros sistemas educativos, para conocer los valores sobre los que se asientan otras decisiones".
Luego se refirió al debate sobre qué se entiende por "educación comparada: "Algunos piensan la educación comparada en términos de competencia. Con humildad pensamos que ése no es el camino. Nos sirve mucho aprender de otros, pero hay un punto donde es imposible extrapolar experiencias de otros países, porque hay otras historias, otras realidades".
Enseguida habló de la amplitud de la agenda de temas que se tratarían en las próximas cinco jornadas que abarcó el congreso, y se detuvo en la evaluación educativa. "Es un tema recurrente, donde a veces se compara lo que no es comparable. Los ministros del Mercosur estamos detrás de alguna mirada local sobre las pruebas internacionales, que consideren temas axiológicos, ambientales", dijo para adelantar el trabajo conjunto por darle una visión regional a las pruebas internacionales.
Pruebas.Los exámenes estandarizados que se aplican en el mundo buscan medir conocimientos, pero de alguna manera también instalan la discusión por la calidad de los aprendizajes. Por eso el ministro aprovechó para preguntar a los presentes "si es posible hablar de calidad cuando ésta no atiende a todos". "Tiene que haber un Estado atento, comprometido con los que no reciben una educación de calidad o ninguna educación", advirtió para definir dónde analiza poner el acento cuando se habla de evaluar.
Otro panel más específico, que se desarrolló en el congreso, se dedicó a analizar los "Nuevos tiempos en la evaluación educativa: una mirada regional". Estuvo integrado por la investigadora de la Organización de Estados Iberoamericanos (OEI), Lilia Toranzos; la directora del Instituto Internacional de Planeamiento de la Educación (Iipe-Unesco), Margarita Poggi; y la subsecretaria de Planeamiento Educativo de la Nación, Marisa Díaz.
Fue Díaz quien al término del panel definió a los procesos de evaluación previstos para el sistema educativo argentino como "una posibilidad para corregir rumbos y producir cambios".
También quien detalló el anuncio de Sileoni respecto de la perspectiva regional que se busca imprimir a la prueba Pisa. Explicó que "hay una presentación formal al consorcio de Pisa por parte de los países del Mercosur" y que se resume en cuatro grandes observaciones. La primera es saber "cómo se construyen las muestras y qué se compara con qué"; luego "cómo se compone la muestra", esto en relación a conocer cuál es la población de chicos de 15 años que se evalúa. Hay que recordar que muchos adolescentes, y luego de un seguro trabajo de inclusión de las escuelas, llegan a esa edad a finalizar la primaria, mientras otros recorren la mitad del secundario. Es decir, no es una realidad similar para todos los países.
El tercer punto que mencionó Díaz es conocer "cómo se analizan los contextos, ya que se toman contenidos muy generales"; y el cuarto punto lo relacionó con "la difusión de los resultados". La funcionaria explicó que no se trataba de ocultar resultados, sino por el contrario de dar también a conocer otra información que puede resultar muy valiosa.
Comité. Además de esta presentación a Pisa, también se ha conformado —contó Díaz— "un comité técnico para definir criterios regionales de evaluación, sobre temas como formación en valores, historia regional, entre otros". Señaló que actualmente se discuten cuáles serían los caminos para esto, y dejó en claro que "no se trata de crear otra evaluación sino sumar a las que ya están".
En ese panel sobre evaluación educativa, los especialistas invitados propusieron analizar las tensiones que aparecen cuando se menciona evaluar el sistema educativo, indicando que casi siempre se piensa a la misma en términos negativos. El desafío -coincidieron- es determinar qué y para qué se evalúa.
Caso chileno. Una profesora chilena presente en esta sesión llamó la atención sobre la cantidad de pruebas censales y de muestras a las que eran sometidos los chicos chilenos. El caso de Chile es extremo, no sólo por el número de exámenes que desembarcan en las instituciones, sino que los resultados están ligados a la obtención de recursos para las escuelas y mejores salarios para los docentes. "Sabemos que hay maestros que hacen las clases pensando en la evaluación", advirtió la docente sobre las consecuencias de aplicar pruebas con carácter de control y más bien punitivo.