La comprensión lectora para la formación académica de los estudiantes universitarios es uno de los aspectos cruciales en la adquisición del conocimiento.
La comprensión lectora para la formación académica de los estudiantes universitarios es uno de los aspectos cruciales en la adquisición del conocimiento.
Habitualmente se define esta capacidad como un proceso interactivo en el que se establece una relación entre un texto y nosotros como lectores, quienes al procesarlo como lenguaje e interiorizarlo, construimos nuestro propio significado. Así, la lectura se constituye en un proceso constructivo que depende tanto del lector (conocimiento del mundo, del tema del texto, de las convenciones culturales por las cuales el lenguaje significa, etcétera) como del texto (nivel de abstracción, extensión, complejidad de los enunciados, etc.). Se trata de un proceso de transacción flexible en el que mientras vamos leyendo, vamos otorgando sentido particular al texto según nuestros conocimientos y experiencias en un determinado contexto. Esta práctica sólo se garantiza mediante el acercamiento asiduo de los lectores a los textos.
Dificultades. ¿Qué ocurre con nuestros alumnos en la Universidad? ¿Qué calidad de “lectores” manifiestan? Si nos atenemos a las situaciones en las que les proponemos la comprensión de textos de cierta extensión y complejidad, la elaboración de ensayos y monografías o la exposición de ciertos temas que previamente hemos sugerido como lectura, nos encontramos con serias deficiencias en estos aspectos. Cotidianamente escuchamos expresiones como estas entre los colegas: “Definitivamente éstos no leen”, “no son capaces de construir un texto”, “se quejan de que dejamos mucha lectura y cada vez damos menos”.
Sin duda, esta situación es grave. Leer es la llave del conocimiento. Aun con el auge de las computadoras, aun cuando creamos que la multimedia reemplazará más temprano que tarde a los libros, siempre habrá necesidad de leer. Posiblemente esta actividad ya no signifique vincularse con los mismos signos y con los mismos soportes que hoy conocemos, pero siempre existirá la lectura, como siempre existirá el pensamiento. Sean cuales fueren los modos de leer, la lectura es y será una actividad eminentemente social y fundamental para conocer, comprender, consolidar, analizar, sintetizar, aplicar, criticar, construir y reconstruir los nuevos saberes de la humanidad.
Consecuencias. Las deficiencias de comprensión provocan en los alumnos universitarios obstáculos para el aprendizaje que no les permiten aprovechar las clases, ni seguir regularmente el ritmo de los estudios, lo que obstaculiza los intentos de mejorar el nivel de enseñanza. Esto se expresa a través de un desempeño académico bajo en un importante número de estudiantes (aplazos en exámenes parciales y/o finales, pérdida de regularidad en las asignaturas, recursado, prolongación de los años de estudio) con consecuencias negativas tanto para los mismos como para la institución formadora.
Algunos de los problemas comunes que la población estudiantil evidencia son: dificultades para comprender diferentes textos con niveles de abstracción correspondientes al estudio universitario, para ubicar conceptos centrales, para relacionar conceptos y expresarlos de manera coherente en forma escrita y oral. Todo ello en un conjunto de problemáticas variadas relacionadas con la vida estudiantil universitaria: dificultades para organizar adecuadamente los tiempos, para reconocer la dinámica diferente que tiene la institución universitaria, y para enfrentar la resolución de situaciones cotidianas que hacen al desempeño como alumno universitario.
Iniciativas. Como consecuencia de tal situación muchas universidades han propuesto cursos y ciclos de ingreso en las diferentes unidades académicas que focalizan tal problemática. Pero la dimensión de la misma demanda la generación e implementación de nuevas acciones que se complementen y abonen la posibilidad de transformar las competencias estudiantiles: articular a alumnos del nivel secundario con el ciclo universitario, entre otras.
Pero entiendo que debe trabajarse integralmente y, en consecuencia, los docentes de las materias iniciales, sobre todo, han de adquirir conocimientos y herramientas básicos para revisar y transformar sus prácticas en torno a la lectura y la comprensión de textos académicos. Si nos quedamos en la queja y no percibimos nuestra responsabilidad en el proceso de elaboración de las estrategias de trabajo en el ámbito universitario, ¿quiénes podrán asumir este compromiso?
Mediadores. Nuestro papel como mediadores en los procesos de construcción del sentido resulta nodal para que los alumnos comprendan un texto académico. Para eso, nunca dudemos en comunicarles nuestras expectativas respecto de los conocimientos propuestos en la asignatura, cuál es la finalidad de la selección de determinados textos, su vinculación con los propuestos en otras asignaturas, entre otras variables que contribuirán a la búsqueda de un significado compartido.
Contextualicemos los textos (referencia al autor, a su obra), explicitemos el propósito de lectura (para qué leemos este texto, qué actividad o consigna se desarrollará posteriormente), consideremos las anticipaciones que los alumnos realizaron sobre el texto, establezcamos vinculaciones entre los conocimientos de los alumnos y los conceptos o categorías que el texto brinda, facilitemos la participación de la mayoría de los alumnos.
Delia Lerner nos advierte que analizar y enfrentar lo real es muy duro, pero resulta imprescindible cuando se ha asumido la decisión de hacer todo lo posible para alcanzar lo necesario: formar a todos los alumnos como practicantes de la cultura escrita.