El juez federal, Adrián González Charvay, procesó a los líderes de la Asociación Argentina de los Adventistas del Séptimo Día por contrabando y residuos patológicos, precisaron fuentes judiciales. La investigación comenzó en agosto del 2016 y entre los procesados hay una empleada de la Aduana de Campana.
Desde Estados Unidos habían llegado al país dos contenedores de una supuesta donación para la Universidad Adventista del Plata (UAP). A los controladores aduaneros de Campana le demandó 28 días para calcular el valor de la carga: 14.867.633 pesos. Supuestamente se trataba de equipamiento electromecánico hospitalario, pero en realidad era un contrabando de productos de electrónica de alta gama y una operación de importación, que se encuentra prohibida, de productos farmacéuticos y aparatos de medicina nuevos y usados.
Los procesados fueron el presidente de la Asociación Argentina Adventista del Séptimo Día (Aaasd), Carlos Gill Krug; el tesorero de la Aaasd, Carlos Giménez Graf, ; Roberto Giaccarini, que trabaja en la Agencia Adventista de Desarrollo y Recursos Asistenciales desde 2002; Oscar Ramos, rector de la UAP; Jorge de Sousa Matías, vicerrector de la UPA, y la despachante de aduana Nilda Saira.
A Gill Krug, Giménez Graf, Giaccarini, Ramos y De Sousa Matías se le trabó un embargo sobre sus bienes hasta cubrir la suma de dos millones. Para Saira el embargo fue hasta cubrir la suma de 600.000 pesos. Todos continúan el proceso en libertad.
El caso se hizo publico en julio pasado, cuando la Afip y la Dirección General de Aduanas informaron que "al realizar la verificación se pudo constatar la existencia de mercadería sin declarar que viola el régimen de donación. Surgió además, la existencia, prima facie, de una operación de contrabando documental y físico".
Se descubrieron televisores de pantalla curva de 65 pulgadas, otros de 75 pulgadas, de tecnología Android TV; aparatos Samsung Smart TV de 46 pulgadas, computadoras All in One HP Pavillion, PC All in One, iMac de Apple, discos rígidos de 6 tera byte, memorias expandibles de un terabyte Samsung, placas de video de Intel, dos drones profesionales con filmación, tablets y telefonía celular de alta gama como ser iPhone 4 y iPhone 6, y iPod. Había, además, una consola de sonido digital y una filmadora de cine. Parte de la mercadería se compró en el exterior. "La compra de los productos embarcados se realizó, en su mayoría, durante el período comprendido entre noviembre de 2015 y mayo del año pasado, en operaciones vía internet a través de diferentes páginas tales como Amazon.com, Shop anatómica, Paypal, Gaylord, Archival, Best Buy, entre otras, por parte de De Sousa Matías", explicó el juez.
En un primer cotejó se advirtió la existencia de insumos hospitalarios con vencimiento operado y en mal estado; desechos clínicos de hospitales, centros médicos y clínicas para la salud humana y animal, y desechos de medicamentos, precisó el juez González Charvay.