La profesora Zaida Muxi tiene dos certezas. Una es que la arquitectura no es una ciencia neutral. La otra es que la historia oficial casi siempre negó a las mujeres. Acaso por eso, cruza ambos temas en su carrera y en las clases de urbanismo que da en España. Sabe que a la hora de pensar el espacio público hay que considerar un conjunto de variables y tomar decisiones. Que la opinión de las mujeres que viven en esos territorios no suele ser consultada. Que según los intereses que se prioricen, las ciudades pueden resultar más o menos vivibles, integradas o fragmentadas. Zaida Muxi es arquitecta y con el tiempo se volvió feminista. Un poco por los saberes que le dio su profesión, otro poco por vivencias personales dolorosas que le hicieron repensar los modos de relacionarse. Esa mixtura derivó en su pasión, es urbanista con perspectiva de género y asegura que conocer las experiencias de las mujeres que habitan la comunidad es clave para mejorar la calidad de vida y construir ciudades inclusivas, sostenibles y seguras.
Argentina y egresada en la Facultad de Arquitectura de la UBA, partió para España durante el menemismo. Desde entonces es docente en la Universidad Politécnica de Cataluña y se dedica a repensar los valores que construye la arquitectura. En su libro "Mujeres, casas y ciudades. Más allá del umbral" —que está pronto a publicarse— cuestiona al pensamiento dominante que sostiene que el objetivo de la arquitectura es ser un manifiesto y una obra de arte. "¿Y si fuera otra la respuesta?", se pregunta: "¿Y si la arquitectura fuera la que crea espacios para nuestra felicidad, para nuestro bienestar, para una mayor igualdad?". Desde esa mirada fundó el colectivo de urbanistas feministas Col·lectiu Punt 6 y creó el sitio Un día, una arquitecta como una acción para visibilizar el trabajo de sus colegas a lo largo de la historia y del mundo. El próximo lunes Muxi estará en Rosario y dará una conferencia en la Facultad de Arquitectura, Planeamiento y Diseño de la Universidad Nacional de Rosario. Antes de su arribo a la ciudad La Capital dialogó con ella para anticipar su visita y conversar sobre su trabajo cotidiano.
—¿Qué significa pensar al urbanismo con perspectiva de género?
—El urbanismo con perspectiva de género parte de reconocer que hombres y mujeres no tenemos el mismo derecho a la ciudad porque tenemos asignaciones de tareas diferenciadas. Aunque las mujeres también trabajemos, somos las máximas responsables del mundo reproductivo, de los cuidados y las ciudades no están hechas pensando en eso sino en mejorar todo lo que tenga que ver con la producción. En ese entorno a la mujer le cuesta mucho más moverse, porque en una ciudad fragmentada, que tiene alejadas las zonas del centro, de trabajo, de residencia, de las escuelas, si tú eres la persona que tiene que llevar a niños o a mayores a actividades, pues, esa dispersión en el territorio te penaliza. Además, las mujeres utilizamos mucho más el transporte público, porque estadísticamente tenemos muchos menos coches que los hombres. Entonces si tú le agregas a esa dispersión que tienes que moverte en transporte público, empieza ser muy complicado poder conciliar el tiempo entre todas las responsabilidades de la reproducción, de los cuidados y la producción. Por eso muchas veces las mujeres son quienes trabajan tiempo parcial, lo que genera a su vez que tengamos menos ingresos. Por otro lado, también está la cuestión del cuerpo sexuado femenino en el espacio público que, para decirlo a lo bestia, es un objeto que puede ser apropiado. Todavía nuestros cuerpos son extraños al espacio público y pueden ser apropiados, desde un piropo hasta una violación. Obviamente, no digo que un hombre no sufra violencia en la calle, pero en general es contra la propiedad, un robo por ejemplo. La mujer está expuesta a las dos cosas. La ciudad dispersa, por clase, por actividades hacen que los sitios sean inseguros porque no hay mezcla. Lo más importante es que haya mezcla de gente de usos. Pensar el urbanismo desde la perspectiva de género es poner en igualdad de condiciones los requerimientos de los trabajos productivos y reproductivos y considerar la experiencia de las mujeres como un conocimiento básico para poder pensar la ciudad. Todo esto, que puede parecer obvio, no se tiene en cuenta a la hora de pensar las ciudades.
"El urbanismo con perspectiva de género parte de reconocer que hombres y mujeres no tenemos el mismo derecho a la ciudad"
—¿Qué ejemplos concretos hay de lugares en donde se haya implementado esta mirada?
—Ciudad total no hay ninguna. Viena (Austria) es la que hace más tiempo que aplica estas ideas. Tienen un espacio que junta los proyectos de planeamiento con las políticas de la Secretaría de la Mujer. La pregunta que se hacen a la hora de reformar un barrio es quién y cómo utiliza el espacio público un día de semana a las tres y media de la tarde. Esa pregunta, que parece tan simple, es bien interesante porque a esa hora es cuando se considera que en la ciudad no hay nadie porque es hora de trabajo. Pero la ciudad sigue activa, hay muchas personas haciendo tareas de cuidado. La persona mayor, alguien que está con los niños, la que viene de trabajar y va a hacer las compras. En general son todas acciones mínimas, no son grandes cosas sino en cambio tener en cuenta los pequeños detalles. Un urbanismo con perspectiva de género es un proceso que hace que tú incorpores en la ecuación del proyecto urbano preguntas que no han sido tenidas en cuenta antes. Entonces posiblemente te salga otra solución.
—¿Considera que las facultades de Arquitectura forman a sus estudiantes con esta mirada de género?
—No. Hay profesoras de manera excepcional, en algunas escuelas, en algunas facultades pero no, no está para nada incorporado. A pesar de que en las escuelas de arquitectura de Latinoamérica hace muchos años que más de la mitad de las estudiantes son mujeres, esta mirada no está y tampoco hay referentes mujeres en las carreras o en la bibliografía.
—¿Y en las clases cómo transmite esa perspectiva a sus alumnos?
—Con una manera diferente de relacionarte con las y los estudiantes y también incorporando en todas mis clases la cuestión de género, ya sea visibilizando mujeres o explicando cuestiones directas para que les vayan cayendo la ficha. Muchos jóvenes llegan mucho más conscientes, sobre todo las chicas. Lo que pasa es que después en la carrera no hay una relación directa o se va perdiendo o se va pensando que en la arquitectura eso no pasa. Esa cosa de pensar que la formación es neutral y no, no lo es.
—¿Recuerda cuáles fueron las primeras cosas que la hicieron empezar a pensar en esto?
—Hay tres situaciones: dos académica y una personal. Cuando hacía mi tesis doctoral leí un libro que se llama Cosmopolis de Leonie Sandercock (una urbanista y profesora australiana que vive en Canadá) y ella hablaba de "el otro planeamiento", con aporte de las mujeres. Al mismo tiempo, una profesora de un máster nos dio un módulo sobre feminismo. Al principio yo no sabía muy bien qué significaba. Y luego, hubo una experiencia muy personal que apareció mientras yo estaba haciendo un curso de proyectos (para participar en la Bienal de Arquitectura Iberoamericana de Lima) sobre cómo entender las emergencias habitacionales en una ciudad. Nosotros lo pensamos para los casos de migración y mujeres maltratadas. Allí una especialista empezó a explicar cómo era el proceso de una mujer maltratada previo a que te peguen y ahí yo dije: "Ah, eso es lo que yo viví con mi anterior pareja". Ese ninguneo, ese desprecio por lo que haces, aunque después delante de los demás te trate bien, te va haciendo creer que no sirves para nada y después vas entrando en un proceso de no quererte. Eso es lo previo, claro, nadie viene y te da una bofetada de la nada. Antes te quitan toda tu personalidad. Y dije: "Eso es lo que yo viví". Desde lo personal a lo académico, todo se junta.
—Lo personal que es político.
—Exacto y por eso es un tema que cuando lo tratas en clase o en una conferencia mueve esquemas porque son temas que interpelan. Tenemos una formación machista y así nos hemos socializado. Por tanto tenemos primero que deconstruirnos nosotras y aceptar todas las incongruencias que tenemos, que son muchas y a partir de ahí, construir.
>>> Conferencias en Rosario
Durante su visita por Rosario, Zaida Muxi se presentará el lunes 10, a las 19, en la Facultad de Arquitectura (UNR) donde dará la conferencia "Mujeres, casas y ciudades. Más allá del umbral", en el marco del Programa Intensivo de Seminarios acreditables al Doctorado en Arquitectura. En tanto, el miércoles 12, a las 19, disertará en la Facultad de Ciencia Política y Relaciones Internacionales invitada por el Núcleo Interdisciplinario de Género que realiza un foro feminista para celebrar su décimo aniversario.