Defender un derecho es una conducta que enaltece a quién lo ejerce. Nada es mejor que hacer propio algo inherente a nuestra condición de ciudadanos. Es casi un deber adjudicarnos de nuestros derechos y llevarlos a la práctica, ya que fortalece nuestra salud psíquica, física y social; nos hace más empáticos. "Cartelicemos" nuestros derechos civiles y ciudadanos para beneficio propio y de la sociedad, así como se "cartelizan" los sectores concentrados de la economía que usufructúan de una manera abusiva con los precios que nos imponen, mediante el monopolio que ejercen, confiscando los ingresos de la población. Saber utilizar lo que nos corresponde es un acto cultural que conlleva su tiempo propio. El Estado debe evitar que la concentración económica dominante se apropie de una renta ilegítima. Debería disponer del funcionamiento inmediato de la Comisión Nacional de Defensa de la Competencia y de la aplicación de las Leyes de Lealtad Comercial y de Defensa del Consumidor. No hay una inflación por demanda, sino todo lo contrario: bajo nivel de inversión, monopolios económicos y emisión monetaria; eso lo sabrán los economistas del presidente. La sociedad manifestó, a través del voto, su deseo de cambios en los métodos de relación con las estructuras de poder. Nadie quiere retroceder hacia décadas pasadas y superadas. El crecimiento económico con desarrollo e inclusión social son imperativos que el gobierno deberá plasmar en políticas activas.