Dibujar. Esa es la consigna. Sin más. Vaya a saber por qué razón todos dibujamos cuando niños y luego ese espacio de expresión queda olvidado. Pero Rosario sorprende. Una treintena de fans del dibujo se aprestan cada sábado en algún rincón de la ciudad, y dibujan. Son los integrantes de Rosario Sketchers, y lo hacen por amor al arte.
No tienen reglas fijas, no dan cursos, tampoco compiten. Nadie es líder del grupo. Dibujan. Llegan a la hora señalada, todos los sábados. Con sus bolsos y mochilas cargados de lápices, pasteles, pinceles, acuarelas, tintas. Miran, observan, descubren lugares, edificios, detalles. Y comienzan a imaginar qué les gustaría retratar. Son parte de un movimiento mundial, pero no se referencian en ningún grupo en particular.
Empezaron en 2013 a integrarse tras el deseo de dibujar. Primero conformaron un pequeño grupo, hoy son una treintena que espera con ansiedad cada salida. Ya llevan 65 citas, semana a semana.
Sábado 10.30, Sarmiento y Mendoza. La convocatoria de la salida 63 es para retratar Plataforma Lavardén. Suelen apostarse por la calle, acurrucados en un zaguán, en un recodo, o sentados en banquitos plegables o reposeras, si hay lugar. Pero hoy no se los ve.
"Estamos adentro", avisa un mensaje a través del teléfono. Más los encuentra en el hall de ingreso, en la entrada por calle Mendoza. Están eufóricos, autorizaron el ingreso a la terraza de Lavardén. Un lugar precioso. El edificio es precioso.
Unos minutos después la sorpresa sumará una voz inesperada. "¿Qué pasa? ¿Quiénes son?", pregunta la ministra de Innovación y Cultura de la provincia, Chiqui González, apenas traspone el hall del edificio. Los sketchers le explican, le acercan dibujos, hay sonrisas. Pero no se detienen, quieren subir a esa terraza a dibujar.
Se acerca el mediodía y el sol cae fuerte sobre ese espacio que en las noches recibe música desenchufada o películas. Cada uno busca un lugar, cada uno se acomoda de acuerdo a su mirada. La cúpula atrae a muchos, o la pérgola, o el reloj. Algunos van en dupla, otros solos. Despliegan sus hojas, pequeñas, grandes e incluso mínimas, como una diminuta libretita. Están en silencio. Dibujan.
Cada tanto alguno hace un chiste. O se escucha como un susurro una consulta. "¿Da la perspectiva?", pregunta alguien tímidamente.
Dibujan concentrados pero en compañía. Es una rara sensación. Cada uno sabe perfectamente por qué está allí. Toda la semana esperó el momento.
Asombra tanta dedicación, tanta euforia en silencio. Con sus mochilas cargadas de pinceles, lápices, pasteles.
La mirada es la clave, miran para poder ver, descubrir.
Como un juego
"Esto es una actividad lúdica, es como un juego", apunta Daniel Kosik en diálogo con Más, y cuenta parte de la historia del grupo "Hay gente de arte, de arquitectura, pero también hay una profesora de inglés y una contadora o estudiantes. Este tipo de movimiento nació como reemplazo de la fotografía, o sea busca tomar el testimonio de un lugar, con gente, una situación. Nació en Atlanta (EEUU), el grupo más grande está ahí. Se llaman Urban Sketchers, que a nivel mundial tiene muchísimos miembros", explica.
"Hoy hay una tendencia a dibujar cada vez más las ciudades. Hace tres años nos empezamos a juntar algunas personas, después tuvimos un parate de siete meses y retomamos. A a partir de ahí no paramos. Cuando empezamos éramos tres o cuatro, y yo estaba entre ellos. Era lindo porque era muy íntimo pero a la vez daba pena porque es una actividad con mucho potencial. Rosario es muy espesa para todo lo que sea nuevo. Soy arquitecto, en un primer momento invité a colegas pero no vinieron; sí, estudiantes. Acá la mayoría son jóvenes, y mayores seremos tres. Somos 28 fijos. Y que la mayoría sean jóvenes está muy bueno, porque tenemos un intercambio generacional muy rico", cuenta Kosik.
Fernando Pendrino y Leando Ledesma, dos de los jóvenes, siguen de cerca las palabras de Kosik y también cuentan su experiencia, cada uno en su estilo se declara amante del dibujo. Pendrino recuerda una salida en particular: a dibujar la carpa del circo Rhodas, mientras que Ledesma confiesa su pasión por los edificios clásicos. "Para mí fue una maravilla poder dibujar la Biblioteca Argentina".
Las anécdotas se suman una tras otra. Sus manos están inquietas, faltan un par de días para la próxima salida. Quieren dibujar. Las palabras están de más.
Para contactarse, Rosario Sketchers en Facebook.