El ministro de Justicia nacional, Germán Garavano, criticó ayer los incidentes que se generaron en la residencia oficial de la gobernadora de Santa Cruz, Alicia Kirchner, y sostuvo que "es un retroceso para el país".
El ministro de Justicia nacional, Germán Garavano, criticó ayer los incidentes que se generaron en la residencia oficial de la gobernadora de Santa Cruz, Alicia Kirchner, y sostuvo que "es un retroceso para el país".
"Comparto las palabras del presidente Mauricio Macri. No podemos justificar la violencia de ningún tipo y contra ningún actor político porque es un retroceso para el país y es algo que debemos condenar", sostuvo Garavano.
El ministro recordó que una semana atrás se había reunido con la mandataria santacruceña y que "ya lamentablemente se percibía una tensión social en las calles de la ciudad (Río Gallegos)".
"Tuve un contrapunto con los trabajadores judiciales que estaban acampando y me formularon reclamos que excedían lo institucional. Les contesté que había que ser respetuosos de la instituciones y hacer un reclamo pacífico", precisó el funcionario.
Garavano detalló que en aquel encuentro con los empleados de la Justicia santaruceña también estuvo el diputado nacional de la UCR Eduardo Costa, a quien tanto la gobernadora como la ex presidenta Cristina Kirchner señalaron, aunque sin nombrarlo directamente, como responsable por los incidentes.
"Fue un ataque planificado y organizado por hombres de Cambiemos en la provincia, que no han podido ser gobernador en dos oportunidades", aseguró la ex jefa del Estado tras la violenta manifestación del sábado a la madrugada.
Tanto Cristina como la gobernadora debieron permanecer encerradas en la residencia oficial patagónica, en medio de una protesta de empleados estatales que, frente al intento de ingresar a la vivienda, fue reprimida por la policía santacruceña con balas de goma y gases lacrimógenos.
Por su parte, Garavano aclaró que "en ningún momento" percibieron que podía llegar a generarse un conflicto como el que finalmente ocurrió, aunque aceptó que "había una preocupación por la creciente tensión social que se palpaba en la calle".