Cambiemos arrasó en la provincia de Santa Fe, donde ganó 15 de los 19 departamentos de forma abrumadora en la mayoría de los casos para llevarse cinco bancas con un 37,78% de los votos, contra tres del justicialismo (25,85%) y una del Frente Progresista (14,6%).
El peronismo, que había empardado con el PRO las Paso de agosto, perdió 6 departamentos respecto a las primarias y apenas retuvo 3 (Garay, San Javier y Vera), con una sangría importante de votos en distritos clave como Rosario y San Lorenzo. Aún así, sus referentes (Agustín Rossi y Alejandra Rodenas) se mostraron conformes con el resultado y dijeron que van a profundizar la oposición a su enemigo público número uno: el presidente Mauricio Macri.
El Frente Progresista, a pesar de gobernar la provincia desde hace 10 años y de tener todo el aparato estatal de propagada a favor, apenas arañó una victoria por 22 votos en el departamento de San Cristóbal, donde sacó 13.270 votos contra 13,248 de Cambiemos. Una victoria sobre 19 distritos a manera de gol de honor.
Con estos datos el mapa político de Santa Fe se pintó más de amarillo de nunca, enterrando la escueta victoria justicialista de las Paso, cuando los votos de Rossi y Rodenas le permitieron al PJ soñar con ganar uno de los territorios electoralmente más significativos del país.
El domingo la lista encabezada por el ignoto Albor Cantard juntó 737.912 votos para conseguir el 37,78% de los sufragios, diez puntos más que hace dos meses. Semejante cosecha se explica por varias razones que, combinadas, ayudan a entender el tsunami amarillo: una mayor proporción de votantes en su núcleo duro: los departamentos agrícolas del oeste provincial; la captura de más adhesiones en la población que no votó en las primarias y sí en las generales y de parte del voto "blanco", que se tiñó de "amarillo", y por último la conquista de sufragantes que en las Paso habían optado por listas que desaparecieron en las generales o que empeoraron su performance, como la encabezada por Jorge Boasso.
Si a eso se le suma el efecto de la polarización nacional de la campaña y el voto a ganador que aparece en estas instancias se llega al resultado del domingo: un respaldo masivo a la Casa Rosada en zonas a priori tan dispersas geográfica y socialmente como el sur industrial, el oeste agrícola y el norte más carenciente.
La construcción del nuevo escenario político santafesino se viene cimentando desde hace un puñado de años, cuando en las presidenciales que le dieron la victoria a Macri Cambiemos se hizo fuerte en la zona más rica y agrícola de la provincia.
Los restos de la guerra kirchnerista contra el campo y el recuerdo de la pelea por las retenciones ubicaron muy rápidamente a los territorios chacareros del lado del entonces opositor Macri, una fidelidad que alcanzó el domingo pasado un grado de adhesión muy marcado. Los mayores porcentajes a favor de Cambiemos vinieron de los departamentos del sur y del oeste, corazón de la pampa productiva.
Castellanos, la tierra del peronista Omar Perotti, fue el distrito con mayor a apoyo a la marca oficialista con más del 50% de los sufragios, 13 puntos más que en las Paso.
Un fenómeno similar se repitió en Las Colonias (48% para Cambiemos, 12 puntos más que en agosto); San Martín (45% el domingo versus un 31% en agosto); Belgrano (49,8% contra 34,6%), Caseros (40% contra 26%) y General López (42% anteayer contra el 31% en las primarias).
A esos porcentajes arrasadores de los distritos sojeros se le sumó la inversión de los resultados en seis departamentos donde el PJ había ganado en la Paso pero perdió anteayer: Constitución, Rosario, San Lorenzo, San Jerónimo, General Obligado y Nueve de Julio.
El crecimiento "amarillo" entre las dos vueltas electorales fue vertiginoso: 12 puntos más en Constitución, 10 más en Rosario, 12 en San Lorenzo, 11 en San Jerónimo, 9 en General Obligado y 11 puntos más en Nueve de Julio.
Con el PJ estancado en los mismos porcentajes que en las Paso y el Frente Progresista apenas mejorando respecto a agosto, Cambiemos acaparó lo que estaba dando vueltas: los votos de las listas que desaparecieron y buena parte de los votos en blanco de las primarias.
El clima de polarización con el kirchnerismo y la apuesta al voto ganador lograron lo que para muchos parecía improbable: que ganara un candidato de nombre imposible que leyó todo su discurso durante el debate televisivo y que, sobre todo, era (¿es?) absolutamente desconocido para los santafesinos.
Si bien desde temprano quedó claro que la diferencia a favor de Cambiemos iba a ser inalcanzable, desde el peronismo local entendieron que en un contexto nacional de debacle justicialista la elección santafesina fue bastante robusta y deja todavía la sensación de que se puede pelear por la Gobernación dentro de dos años.
"Somos la segunda fuerza en Santa Fe", dijo Rossi, quien entendió que el peronismo mantuvo lo que sacó en primarias y, si perdió, fue por el crecimiento brutal de Cambiemos, que captó los votos que en agosto priorizaron otras listas.
De los seis departamentos que perdió el PJ en tres mantuvo o mejoró su performance respecto a las primarias (en Constitución, San Jerónimo y General Obligado). En cambio, empeoró en tres distritos muy relevantes: Rosario (donde sacó el 27% en la general versus un 31% en las Paso), San Lorenzo (35% a 31%) y Nueve de Julio (bajó de 29% a 25%). La lista encabezada por el ex ministro de Cristina sólo ganó en tres departamentos: Vera, San Javier y Garay.
Como había quedado evidenciado en las primarias, la adhesión de los santafesinos a Frente Progresista fue flaquísima, con un sólo departamento a favor y por apenas 22 votos.
Esos resultados provocaron que el oficialismo solo pudiera ubicar un diputado (Luis Contigiani) saliendo tercero en 16 de los 19 departamentos, con una votación desastrosa en su otrora baluarte rosarino, donde obtuvo 76.567 votos (el 10,4% de los sufragios) contra 200.000 para el peronismo y 240.584 para Cambiemos.