La madrugada de ayer Iván Fernández fue acribillado de ocho tiros en uno de los interminables pasillos de villa Manuelita, más precisamente el que corre paralelo a la calle Convención a la altura del 3700. El joven, sin antecedentes penales según dijeron fuentes policiales, fue corrido entre las zanjas aparentemente por su suegro, que al decir de algunos vecinos "se la tenía jurada".
Alrededor de las cinco de la mañana de ayer Iván discutió por enésima vez con Mica, su pareja, con la que tenía un niño de 3 años. Al parecer, en medio de la discusión llegó el padre de Mica, Miguel "Paco" R., y sin explicar demasiado amenazó al muchacho, desenfundó una pistola calibre 9 milímetros y al grito "te mato", le apuntó y disparó.
Varios testigos que escucharon la discusión de la pareja y las primeras detonaciones expresaron que "el chico no discutió con el suegro, él lo fue a buscar. Iván corrió por el pasillo y medio que se tropezaba mientras el otro le gritaba y le disparaba. El pibe cayó a unos 30 metros de la casa, lo mató como a un perro", repiten.
Una vez en el piso y malherido Iván fue auxiliado por su tía, Rosana, mientras otros vecinos llamaban al Sistemas de Emergencias (Sies). Rosana fue quien llevó al joven hasta el hospital Provincial. "Cuando vino la policía no lo querían tocar ni nada y como la ambulancia tardaba nos dijeron que si nosotros queríamos lo lleváramos; lo cargué en un auto y lo llevamos al Provincial. Justo cuando pasamos por bulevar Seguí nos cruzamos con la ambulancia, pero seguimos", dijo la mujer.
Al llegar al hospital todo era nervios. Iván no reaccionaba y cuando ingresó a la guardia una médica diagnosticó que había "muerto por (ocho) heridas de arma de fuego en la espalda".
Amenazas reiteradas
Una vecina contó ayer a LaCapital que "«Paco» siempre le decía a la madre del pibe que juntara plata para un cajón. El hombre no lo quería a Iván y la piba, Mica, siempre lo amenazaba con que el padre lo iba a matar".
Iván Fernández tenía 22 años y su novia, Mica, 18. La pareja tiene un hijo de 3 años y vivía en una de las precarias viviendas de los pasillos de Convención al 3700 desde "que nacieron, y de chicos que están juntos", según expresó la tía del muchacho.
El sospechoso, que fue acusado por distintas personas y está en la mira de los pesquisas, es conocido en la zona desde hace muchos años. Y los vecinos saben que pasó un tiempo detenido por una causa de robo y tiene una captura activa del Juzgado de Ejecución penal de Rosario desde 2015.
En los pasillos de la villa los vecinos estaban indignados. Un hombre que vestía orgulloso una camiseta canalla contó que "no se merecía morir así. Era un pibe bueno que no se metía con nadie. Con la piba discutían y «Paco» siempre se metía. Le dijo varias veces que lo iba a matar. El chico tomaba una pastilla que le dio el médico porque tenía problemas de nervios, pero no molestaba".
Otra mujer sumó que Iván "hacía changas, ayudaba a los vecinos a mover tierra o a limpiar las zanjas o a hacer pozos, y con eso tiraba". Su tía Rosana acotó que "vivía de eso y de una pensión por discapacidad, un plan. Era un pibe feliz y éste lo mató como a un perro". La frase se repite más de una vez: "Como a un perro".