Ricardo vive en una casa de planta alta de Gorriti al 900, en el barrio Arroyito. Una vivienda que cuenta con sistema de alarma privada además de la comunitaria. El jueves a la noche dejó estacionado su Chevrolet Aveo frente a la ventana de su habitación y se echó a dormir. "Como se sintió sofocado, levantó la persiana, desactivo parcialmente la alarma de la casa y durmió con la ventana abierta. Así fue que a las 3 de la mañana se sobresaltó y tenía un tipo, que entró por la ventana, apuntándole en la cara con un arma", rememoró María Cristina, su madre. A Ricardo le robaron alrededor de 16 mil pesos, algo de ropa y el Chevrolet Aveo que media hora más tarde apareció en Felipe Moré y Humberto Primo.
Ricardo y su familia residen en Gorriti al 900, entre avenida Alberdi y Estrada. Una calle de tránsito sostenido que expone el cambio de fisonomía que padece el barrio: el pasaje de las casas bajas a los edificios de más de cinco pisos. Ricardo reside en un vivienda de dos plantas, típica del viejo Arroyito, a escasos 15 metros de calle Estrada y a 100 metros de bulevar Avellaneda. A la altura de la ventana de sus dormitorio hay una luminaria pública que alterna días en los que funciona con otros en que se apaga. El jueves los vecinos aseguran que funcionaba con normalidad. Pero cuando la lampara está rota, la esquina es "una boca de lobo".
"Nosotros vivimos abajo y él en planta alta. Hasta hace dos días mi hija también vivía arriba. Menos mal que ella no estaba porque Ricardo hubiera reaccionado de otra manera", explicó su mamá. El frente de la casa es modesto en su distribución. En planta baja el garaje, una puerta y una ventana. Y sobre un pequeño alero divisor la parte alta tiene dos ventanas a la calle y un aire acondicionado. De esa escenografía se valió el ladrón para escalar y llegar hasta la cama de Ricardo. Primero la ventana de planta baja, después el alero y el equipo de aire y la ventana de la pieza. "Esto tiene que haber sido al voleo", explico María Cristina, visiblemente conmocionada.
Sorprendido. A las 3 de la mañana Ricardo dormía con la ventana abierta y al notar la presencia de un extraño abrió los ojos y se topó con el caño de una pistola en la cara. El ladrón le ordenó que sacara el cinto del pantalón y lo maniató. "Mirá flaco, a vos te vendieron", le dijo el maleante y le empezó a pedir primero dinero y después ropa. "Mostrame dónde tenés la ropa buena porque a mi me gusta empilchar bien", recordó la madre de la víctima que dijo el asaltante. "Con mi hermano hablamos mucho sobre este tipo de situaciones y yo le pedía siempre que entregara todo. Pero no sólo si robaban la casa sino si lo asaltan con el reparto en el que trabaja. Y cuando hablé con él me dijo: «Viste que te hice caso y no reaccioné»", aportó la hermana de Ricardo.
El ladrón que apuntaba a Ricardo comenzó a arrojar toda la ropa de la víctima a la calle y uno o dos cómplices la seleccionaban. "Tiraron por la ventana ropa sucia que después dejaron sobre la vereda", recordó la madre de la víctima. "Le pidieron las llaves del auto y el que lo apuntaba se descolgó desde la ventana a la calle. Agarraron el auto y se fueron. Mientras los policías ya estaban en la casa, nos avisaron que un patrullero había interceptado el auto de Ricardo en Felipe Moré y Humberto Primo y que los tipos se habían fugado corriendo", contó la mujer.
"Una de las cosas que más afectó a Ricardo es que entre la ropa que le robaron le llevaron una serie de camisetas que eran de su tío" Marcelo Galeazzi, ex jugador rosarino fallecido recientemente. "El flaco" Galeazzi debutó en Ferro Carril Oeste en 1987 y jugó como zaguero en Atlanta, Deportivo Español, San Miguel, Los Andes, Racing, Cobreloa de Chile, San Lorenzo, Sportivo Italiano, Tigre y el Maccabi Kiryat Gat de Israel, donde se retiró en 1997. "Esas camisetas las habían recuperado tras la muerte del tío, hace cinco meses, y eran muy importantes para Ricardo", agregó la mujer. El robo en la casa de Gorriti al 900 es investigado por la Fiscalía de Flagrancia y la Policía de Investigaciones (PDI).