Un tribunal de Apelaciones confirmó parcialmente la condena impuesta a Claudia Elisa Reynoso como autora material y penalmente responsable del homicidio simple de Angela Ruíz, un hecho ocurrido el 21 de agosto de 2015 en una casa del barrio Alvear. Reynoso, quien es madre del fallecido Maximiliano "Quemadito" Rodríguez, había sido sentenciada a 10 años de prisión en diciembre de 2016, pero los camaristas Carolina Hernández, Alfredo Ivaldi Artacho y Daniel Acosta rebajaron esa condena a 9 años debido a "su situación de vulnerabilidad". En el dictamen se valoró que la vida de Reynoso "estuvo signada por maltratos, abusos, situaciones de acoso sexual y violencia de género por parte de su pareja, de cuya relación de más de veinte años nacieron cuatro hijos de los cuales dos fallecieron". También considero "la pérdida de un embarazo de nueve meses por problemas de hipertensión y también surgió que es portadora de HIV, lo que conoció recién al momento de ser detenida por esta causa".
Claudia Elisa Reynoso tenía 44 años cuando alquiló una habitación en una vivienda de Hutchinson al 3700 en la que vivía Angela Ruíz, de 57 años. En el juicio que se llevó a cabo en diciembre de 2016 Reynoso, madre de los hijos del hampón Sergio "Quemado" Rodríguez, dijo que para ella Angela era como su hermana. Ambas mujeres había pasado por el trance de perder un hijo. Angela a Ariel Roberto Sosa, de 32 años, asesinado de dos certeras puñaladas el 5 de marzo de 2011 en un aguantadero de Crespo al 3700; y Reynoso a Maximiliano "Quemadito" Rodríguez, de 26 años, a quien el 5 de febrero de 2013 le dispararon un certero balazo en la nuca cuando caminaba por Pellegrini y Corrientes.
En el vecindario se decía que las mujeres no se llevaban bien. Angela era una persona obesa, que padecía diabetes y era alcohólica. Reynoso, a quien conocen como "Gringa", estaba bajo asistencia psicológica luego de la muerte de su hijo y sufrir problemas de adicción. El viernes 15 de agosto de 2015 alrededor de las 19.30 las mujeres discutieron y en la reyerta Reynoso sacó una navaja y le provocó 17 puñaladas a Ruíz, quien fue llevada al hospital del Centenario.
A "La gringa" la apresaron esa misma noche en la la pieza que alquilaba en la casa de la víctima. Aún tenía en su poder la navaja Amazona Tramontina manchada de sangre.
El 27 de diciembre de 2016 los jueces Raquel Cosgaya, Alejandro Negroni y Delia Paleari la condenaron a 10 años de prisión por homicidio simple.
Un debate médico
Una semana atrás se realizó la audiencia de apelación. Ante el tribunal compuesto por Hernández, Ivaldi Artacho y Acosta, la defensora pública Maricel Palais trazó su estrategia defensiva: Angela Ruíz no murió a raíz de las 17 puñaladas que le provocó Reynoso sino producto de decisiones apresuradas por parte del personal médico del hospital Centenario, donde fue operada de urgencia. Y además resaltó que el tribunal que condenó a la mujer lo hizo arbitrariamente ya que tomó de manera parcial testimonios que podrían haber favorecido la suerte de Reynoso. En cuanto al estado de salud de Ruíz la defensora indicó que los cortes que había recibido en la pelea no ponían en riesgo la vida de la mujer y que los médicos que la atendieron en el Centenario la sometieron a una cirugía que no era urgente producto de la cual murió tras sufrir una descompensación. Para sostener su hipótesis Palais se basó en los testimonios de la médica del SIES que atendió a Ruíz minutos después de ser atacada; de quienes la operaron en el Centenario y del forense que realizó la autopsia
El fiscal Rafael Coria se valió de los mismos testimonios para contrarrestar la estrategia defensiva. Defendió la actuación de los médicos que resolvieron someter a una cirugía a Ruíz al ingresar al hospital con 17 puñaladas. Y que la mujer, si bien padecía obesidad, diabetes y era alcohólica, no hubiera muerto sino hubiera sido atacada por Reynoso. Resaltó que, según el forense que realizó la autopsia, varias de las heridas "tenían una aureola alrededor" producto de la fuerza que ejerció la agresora. Y que Reynoso en ningún momento dejó de atacar de manera voluntaria a Ruíz, sino que lo hizo a partir de que una de las nietas de la víctima la enfrentó con un palo de escoba.
Llamado a resolver, el tribunal se recostó sobre los dichos del forense que realizó la autopsia "como un tercero totalmente ajeno a las partes y al equipo profesional médico que abordó en la emergencia a Ruíz". El medico describió que Ruíz tenía heridas "en toda la superficie corporal, excepto miembros inferiores, las mismas estaban ubicadas en miembros superiores, tronco, cara anterior, cara posterior y rostro". Y aludió que "que las heridas descriptas muestran lesiones equimóticas, en referencia al mecanismo de golpearse o ser golpeado con o contra elemento o superficie dura", según se explicó en el dictamen.