Un sargento de la policía de la Ciudad de Buenos Aires fue asesinado de dos balazos en la cabeza por ladrones que lo interceptaron con fines de robo en la puerta de su casa del barrio porteño de Versalles y le dispararon frente a su familia al advertir que era miembro de una fuerza de seguridad. Fuentes de la fuerza identificaron a la víctima como Juan Carlos Lalia, de 57 años, quien se convirtió en el tercer efectivo asesinado en lo que va de 2017, el primero en territorio porteño.
El episodio se desató cerca de las 22.40 del jueves en avenida General Paz al 9700 cuando el suboficial terminó de comer con su familia y abordaba su para ir a trabajar a la comisaría 47ª. Subió a su Volkswagen Fox, y mientras su esposa lo despedía desde la puerta, Lalia fue abordado por dos ladrones armados que presuntamente quisieron robarle el auto.
Según relataron los familiares, al advertir que se trataba de un policía los asaltantes le efectuaron dos disparos en la cabeza a quemarropa y huyeron sin robar nada. La esposa y el hijo de Lalia alcanzaron a ver a los delincuentes, uno de los cuales los apuntó, por lo que debieron refugiarse en la casa. Entonces oyeron los tiros.
Al volver a salir, los familiares advirtieron que los atacantes ya habían huido y que el policía estaba gravemente herido. A la 1.30 Lalia murió mientras era operado.
El fiscal Carlos Velarde ordenó las actuaciones y pericias de rigor.
Ayer a la tarde la pesquisa se orientaba a identificar el vehículo en el que huyeron los ladrones que, según testigos, era negro y no se descartaba que fuera un taxi. Cerca de la casa del policía está el barrio conocido como Fuerte Apache, en la localidad bonaerense de Ciudadela Norte, y se investigaba mediante el análisis de las cámaras de vigilancia si los criminales escaparon hacia esa zona.
Héroe
Ayer el hijo de Lalia, David, contó que los delincuentes lo mataron sólo por que era policía y aseguró que con su muerte "el país perdió a un héroe. Creemos que cuando se dieron cuenta de que estaba uniformado, le dispararon a quemarropa", dijo.
"Mi mamá vio a los delincuentes pero no se imaginó nunca el desenlace, no eran personas que dieran mala espina ni nada de eso", contó.
David recordó que escuchó los disparos y que cuando salió para ver qué pasaba vio a los ladrones pero no a su padre. "Uno de ellos me apuntó y con mi mamá nos metimos adentro de la casa para protegernos", recordó, para agregar que su padre se había retirado de la Brigada de Explosivos de bomberos y hacía unos años regresó para cumplir funciones en la comisaría 47ª.