Dos policías rosarinos, uno en actividad y otro retirado, fueron procesados por pertenecer a una organización delictiva que tenía como destino la venta de drogas en distintos puntos de la zona sudoeste de Rosario, en una causa judicial donde también terminaron implicados con destino de juicio tres civiles, acusados de dedicarse a las tareas concretas de suministro y despacho de estupefacientes.
En tanto otros dos policías que fueron detenidos cuando se realizaron los operativos contra la banda, ambos pertenecientes a la ex Drogas Peligrosas de la provincia, recibieron la falta de mérito del juez del caso, quien asumió no poder descartar plenamente su participación en la banda, pero tampoco contar con elementos que lo indicaran de manera clara.
Hormiga. Las detenciones se realizaron a fines de abril pasado en un impactante operativo que desplegó 80 efectivos y 25 móviles de la ex Drogas Peligrosas, la Sección Canes, la Policía de Acción Táctica (PAT) y la Tropa de Operaciones Especiales (TOE) de la policía santafesina. La causa que termina con los procesamientos se inició a partir de la denuncia de un empleado policial de la División de Narcocriminalidad de Rosario que indicó las actividades de un individuo al que identificó como Julio, apodado "Hormiga", quien vendía droga en Gaboto y Fraga, con colaboración y protección policial.
El accionar policial fue el desprendimiento de una investigación en la que se buscaba a Walter Abregú, acusado de ser cabecilla de una banda sospechada de dedicarse al mismo tipo de negocio ilícito, que tenía un sospechoso en común con la causa en la que terminaron procesadas cinco personas, entre ellos los dos policías, por el juez federal Nº 4 Marcelo Bailaque.
El policía que denunció al grupo indicó que Hormiga, luego identificado como Julio Rolando Camel, se presentó en el domicilio particular del sargento Víctor R., a fin de decirle que sabía que lo estaba investigando por cuestiones de drogas. Hormiga llegó allí acompañado de Carlos Luciano Marchetti, policía de la comisaría 32ª, y le dijo que llegaba de parte de otros dos policías más: Cristian F., alias "Duende" y Jorge V., alias "Cassiba", de la ex Drogas Peligrosas.
El juez Bailaque determinó que esa visita de Julio Camel con el policía Marchetti al sargento que estaba investigando el local de venta de drogas de Fraga al 3000 tuvo dos propósitos posibles. Uno era contactar directamente a la autoridad que lo investigaba en su actividad ilícita a fin de evitar su accionar. El otro fin era dejarle claro —nada menos que concurriendo a la propia casa del investigador— un mensaje intimidatorio concreto.
Escuchas. Las 24 páginas de la resolución de Bailaque contienen la cita de abundantes escuchas telefónicas indicativas, para el juez, del tráfico de estupefacientes. En el caso del policía Marchetti son situaciones en donde se lo señala por comprar droga a un abastecedor, por esperar la recepción de dinero de una venta, de la preocupación por intervenciones antinarco de la Policía Federal. También se lo escucha a Marchetti hablando con un tal "Enano" EM_DASHpara el juez se trata de un policíaEM_DASH donde acuerdan ir a lugares donde se vende droga para cobrar por protección que le brindan a sus administradores.
En el marco de la causa también fueron procesados como integrantes del grupo Oscar Camel —hijo de Julio— y Nanci Ramos, quien fue detenida en un Fonavi de Teniente Agneta 2125 tras arrojar, según la pesquisa, estupefacientes por la ventana, dos teléfonos celulares y un fajo de billetes que totalizó 16.900 pesos.
Protección. El policía retirado también acusado por Bailaque está acusado como mayorista o abastecedor de drogas a los primeros. Se llama Félix Ramón Carranza y es quien le vende a Julio Camel las sustancias que luego este comercializa en Fraga al 3000.
"Los elementos de convicción analizados en su conjunto demuestran que los encartados tenían como actividad el comercio de estupefacientes que era llevada a cabo (...) con la intervención y protección policial que revista en la Policía de Santa Fe", dice el juez.
A los dos policías que quedan con falta de mérito, el Duende F. y Jorge B., les fueron intervenidos los teléfonos. En particular sobre el Duende la pesquisa estableció que tendría un domicilio en Rosario y otro en la ciudad de Santa Fe. El parte informativo que dio inicio a la investigación lo señalaba como uno de los encargados de recaudar el dinero producto de la comercialización de drogas que realizaba Julio Camel.
Pero más allá de esos elementos, dice Bailaque, no surgieron indicios de la vinculación de Duende, actualmente en disponibilidad, con las personas procesadas en esta causa.