Un convicto de 30 años fue asesinado a balazos la madrugada de ayer en la zona oeste de la ciudad. La víctima se había ido en noviembre del 2011 con una salida transitoria de la cárcel de Piñero, donde cumplía una condena por robo a mano armada, y no había regresado al presidio. Al cierre de esta edición, los investigadores policiales y judiciales manejaban la hipótesis de que fue asesinado al resistir un intento de robo por parte de dos o tres personas que lo abordaron en la vía pública.
Julio Alberto Iñíguez tenía 30 años y vivía en una casilla de chapa que se levanta en un pasillo de Villa Banana, bordeado por el bulevar 27 de Febrero. Cerca de la 1 de ayer, varias estampidas resonaron en el asentamiento, en el cruce de esa calle con Gutenberg.
Una fuente judicial señaló que a esa hora Iñíguez regresaba a su vivienda de la casa del padre y fue alcanzado por la ráfaga de tiros. Un proyectil le atravesó el pecho y le perforó el tórax. Otros dos impactaron en la espalda.
En el camino. Las detonaciones sobresaltaron a la pareja de Iñíguez, una mujer de 43 años identificada como Verónica Roxana P., que al parecer estaba durmiendo. La mujer se asomó al pasillo y observó a su marido tirado en el suelo clamando por ayuda. Al rato un vecino lo subió a un Ford Fiesta gris y lo llevó hasta el Hospital de Emergencias Clemente Alvarez, pero su vida se apagó en el camino.
Una fuente judicial indicó que el hombre fallecido tenía pedido de captura a raíz de que el 1º de noviembre del 2011 había salido de la cárcel de Piñero con el beneficio de una salida transitoria y no había regresado. En el presidio Iñíguez estaba cumpliendo una condena de nueve años por el delito de robo calificado. Además en su prontuario aparecen antecedentes por cuatro tentativas de robo y una de hurto.
Precario. El asentamiento precario está conformado por modestas casas de material que se despliegan en Gutenberg y por un racimo de casillas de madera y techo que se levantan a lo largo de 27 de Febrero. Allí esta calle desemboca en Presidente Perón a la altura del 4600.
En el mediodía de ayer los habitantes del barrio lucían tranquilos a pesar del homicidio ocurrido horas antes. Un patrullero estaba estacionado en el playón del Centro Municipal Distrito Oeste Felipe Moré, a escasos metros del Centro Integrador Comunitario emplazado en la esquina de Presidente Perón y Pascual Rosas. Enfrente asoma una pequeña plaza con algunos juegos.
Cuatro jinetes, cuatro hombres y una mujer, vestidos con atuendos de gauchos, regresaban a paso cansino y montados a caballo del Monumento donde se habían realizado los actos por el Día de la Bandera ante la mirada indiferente de muchos de quienes habitan en ese sector de Villa Banana. Apenas el cronista de LaCapital se topó con un vecino lo consultó por el homicidio de Iñíguez. "No escuché los tiros por el ruido de los autos que pasan", fue la escueta respuesta.
A unos metros de allí, algunos muchachos vestidos con ropa modesta conversaban en el ingreso al pasillo donde vivía Iñíguez. Un hombre contó que el velatorio se iba a realizar en su vivienda. "Ya llegó una corona de flores", comentó, pero poco después una mujer señaló que todavía el cuerpo estaba en el Instituto Médico Legal para la autopsia.
Las pistas. El caso es investigado por el fiscal de Homicidios Pablo Pinto y la Policía de Investigaciones, que tomó conocimiento del hecho alrededor de las 3 de la madrugada. En base a testimonios recolectados en el lugar, los investigadores manejan la hipótesis de que Iñíguez fue atacado por dos o tres personas a las que al conocía del barrio, quienes intentaron asaltarlo. Se presume que habría resistido el robo, se produjo un forcejeo y en medio de esa situación uno de los agresores descargó los disparos.