Más de 200 personas marcharon ayer desde Tribunales hasta el Monumento a la Bandera para reclamar justicia por el crimen de Fabricio Zulatto, el jugador de futsal de Newell's que el jueves apareció muerto en el pozo ciego de un rancho de Génova al 2100. La movilización fue convocada desde las redes sociales por los amigos del chico y tuvo un color especial en pleno feriado. En un silencio cada tanto entrecortado por aplausos, le hizo frente al escaso tránsito de Oroño hasta irrumpir en los parques de la costa central con carteles pidiendo que los culpables "no queden impunes".
"Queremos justicia, que se esclarezca el hecho y no se olvide. Que esté constantemente en boca de todos para ver si se puede agilizar y aclarar lo antes posible. Queremos que a pesar del feriado la gente nos vea", explicó María Sol, hermana melliza de Fabricio, ante un edificio de Tribunales desierto por el feriado.
Allí se concentraron desde las 14 más de 200 de personas, sobre todo veinteañeros amigos de Zulatto de la escuela Brigadier López, que jugaron con él futsal en Newell's o en el club Sirio. El chico de 21 años desapareció el martes tras salir de su casa en su Volkswagen Trend Gol. El auto apareció el miércoles a la tarde estacionado en Suipacha al 900 y el jueves su cuerpo fue hallado con tres tiros en la cabeza en el fondo de un pozo ciego.
La causa. El sábado la fiscal Georgina Pairola imputó al único detenido, el cartonero de 30 años Omar "Pilo" M., de cometer un homicidio por encargo. La teoría de la acusación es que Fabricio "mantenía un conflicto con un tal Andrés que es distribuidor de drogas de mediana escala y abastece de marihuana a quioscos de la zona norte". El martes a la tarde, este hombre aún prófugo llevó engañado a Zulatto al rancho de Génova al 2100 donde le entregó un arma a Pilo para que lo ejecute. Y luego le pidieron a un amigo de Pilo que tapara el pozo al que arrojaron el cuerpo. Este hombre confesó todo y quedó acusado de encubrimiento.
El fin de semana la fiscalía difundió un video del martes a la tarde que muestra al tal Andrés estacionando el auto de Fabricio. María Sol pidió ayer que si alguien puede aportar datos sobre el prófugo, lo haga.
Silencio. A esa hora las escaleras de Tribunales y la vereda de enfrente estaban colmadas de jóvenes en silencio que desplegaron los carteles armados para la marcha: "Que los culpables no queden impunes", "El que mata los sueños merece una condena", "La corrupción mata", rezaban. Eran amigos de Fabricio que llevaron su reclamo desde las redes sociales al espacio público para que se sintiera en la calle. Los acompañaban, casi en segundo plano, familiares y un puñado de padres.
Los pibes habían acordado no hablar con la prensa, sobre todo de las cuestiones judiciales. Por eso designaron tres voceros para transmitir el espíritu de la marcha. "Es muy temprano para evaluar la actuación de la Justicia. No sabemos bien qué pasó. Queremos que se esclarezca", dijo Juan. "Acá hay un montón de gente que quería a Fabri. Era una masa, imposible que alguien dijera que era un mal compañero", evocó.
"Queremos Justicia por Fabri. Era un pibe sano, cero maldad. Queremos encontrar al culpable y que se termine todo esto ya", agregó Alexis.
"A esta gente no la convocamos nosotros, la convocó Fabri. No había nadie que lo conociera y no lo quisiera. Era una sola sonrisa, siempre alentando a todos, un pibe diez puntos. No podemos creer cómo le pasó esto a él", dijo Nico, para aclarar que la intención de sus amigos fue "limpiar la imagen de él porque se dijeron muchas cosas que no son verdad". Plantearon que Fabricio era "leproso pero no anticanalla ni barrabrava". Y sobre la hipótesis judicial que tiene a la venta de drogas como trasfondo, aclararon que "no se dedicaba a eso. Tenía su sueldo y trabajaba, no le hacía falta nada".
Afiches y volantes. A las 15.15 un fuerte aplauso marcó el inicio de la larga caminata, seguida discretamente por dos patrulleros que organizaron el tránsito. Por ambas manos y el cantero central de Oroño, los chicos caminaban en un silencio cortado cada tanto por aplausos o algún canto. En las esquinas repartían volantes a los automovilistas y pegaban afiches recordando a Fabricio en puertas, estatuas y columnas. Así llegaron hasta el parque de las Colectividades, repleto de gente tomando mate. Algunos se sumaron al aplauso, otros se limitaron a mirar distantes.
Hubo una pausa en las vías de Roca y el río, donde Fabricio se reunía con su grupo más cercano de amigos. "Fabricio presente", decía una pintada en rojo y negro hecha por los pibes una noche antes en un paredón detrás de la Isla de los Inventos. Desde allí la marcha siguió hasta el Monumento.