"Esto fue más por falopa que por la barra. El orden de los factores sería, primero la falopa, y muy por detrás la barra. Aunque es lógico que por el peso que tenía «Cara de goma» en la hinchada va a haber reacomodamientos". Una fuente judicial altamente calificada contextualizó así los crímenes de Julio César Navarro, conocido como "Tito" o "Cara de goma"; y de Mario Sebastián "El Gringo" Visconti. El primero, jefe operativo de la hinchada de Rosario Central; el segundo, barrabrava y ex jugador canalla caído en desgracia tres años atrás en una causa por narcotráfico.
La lógica callejera indica que un crimen fue consecuencia del otro. Una discusión entre Tito Navarro y El gringo Visconti por el funcionamiento de un reconocido punto de venta de drogas de la zona noroeste derivó en la muerte de los dos. Pero para el fiscal de Homicidios Miguel Moreno la cosa no sería tan simple y evidente. "Es una investigación con varias incógnitas aún", explicó.
Chofer y operador. Julio César Navarro tenía 52 años. Estaba casado y tenía 5 hijos. Fue delegado de la Asociación de Obreros del Transporte Automotor (Aota) hasta mediados de 2015 cuando renunció a su trabajo como chofer de colectivos en la línea 35/9 de la empresa Rosario Bus. En ese momento dijo que iba a poner un boliche.
Desde 2001 fue la mano derecha de Andrés "Pillín" Bracamonte, cuando lograron arrebatarle la conducción de la barra brava de Central a Juan Alberto "Chapero" Bustos. Cara de Goma lo ayudó a consolidar un liderazgo de casi 20 años sobre el paravalanchas donde las disputas se dirimían en la calle. En ese sentido, Navarro era una referencia imprescindible para los integrantes más jóvenes de "Los Guerreros" del tablón auriazul. Su imagen era la de un barra a la vieja escuela, que disfrutaba robando banderas, pintando paredes y que no temía agarrarse a las trompadas, territorio en el que era temible. Un barra que parecía ajeno al fenómeno de la droga que atraviesa la vida de las barras bravas argentinas.
Futbolista y narco. Mario Sebastián Visconti tenía 37 años y una hija de 5 años. Vivía en el Fonavi Parque Field II y todos los conocían como El Gringo, apodo que acuñó cuando jugaba en las inferiores de Rosario Central, donde llegó hasta la 1ª local. Su lugar en la cancha era el mediocampo. Llegó a ser un hombre muy cercano a Pillín Bracamonte. Incluso, varios hinchas lo veían como su sucesor natural dentro y fuera de la cancha. Pero el 27 de junio de 2013 El gringo cayó preso por infracción a la ley de drogas en la estación de servicios de Baigorria y José García, de la que era habitué. Por la misma causa ya había caído presa Norma "La tía" López, reconocida transera de la zona noroeste.
Por ese delito Visconti fue condenado a 3 años de prisión efectiva y derivado a la cárcel de Villa Devoto, en la Capital Federal. Eso marcó su ruptura con la barra y su cúpula. Algunos dicen que El Gringo sintió que lo "entregaron" a la policía. Otros, que estando preso no le aseguraron protección. Su último trabajo legal fue el de pintor de obra, aunque supo tener una pilchería a metros de la estación de servicios en la que cayó preso. Había salido de la cárcel a mediados de 2015.
Etapa de hipótesis. En 1953 Rodolfo Walsh, maestro de periodistas, escribió "Variaciones en rojo", un libro que contiene tres cuentos policiales largos en la que los lectores tienen la oportunidad de desempeñar el rol de detectives y aventurarse a la resolución del caso a partir de claves que brinda el autor. "A partir de este momento usted está en condiciones de saber quién es el asesino", desafía Walsh.
En la investigación de los crímenes de Tito Navarro y El Gringo Visconti se podría recurrir a esa estrategia. Todas las hipótesis que se desarrollarán son compatibles con las que maneja el fiscal Miguel Moreno. "Está en una etapa de escritorio en la cual, a partir de los testimonios de los allegados a las víctimas, está reconstruyendo el entramado de relaciones de sus vidas y los conflictos que tenían abiertos. Y las dos víctimas tenían muchos frentes abiertos. Hay hipótesis evidentes. ¿Pero si alguien se valió de un escenario evidente para sembrar un muerto y así complicar a otro personaje? Estos son casos complejos que requieren de tiempo y paciencia", explicó una fuente judicial.
Una de las hipótesis que maneja el fiscal es que Cara de goma y El Gringo se cruzaron feo por la explotación que Visconti hacía del "búnker del medio", ubicado en Tarragona al 1100 bis. Un punto de venta de drogas en cuyas inmediaciones ocurrieron al menos cinco homicidios en los últimos cuatro años y cerca del cual ayer balearon a un hombre (ver aparte). Un quiosco que primero manejó Roberto "Tuerto boli" Padilla y que tras su asesinato cayó en manos de Gustavo "Tuerto" Cárdenas. Una vez que éste fue detenido, el 23 de octubre de 2014, el lugar quedó en un cono de sombra al que le echó luz El Gringo Visconti tras salir de prisión. Entonces Cara de goma le recriminó a El gringo que trabajara un quiosco de drogas en su barrio, el 7 de Septiembre, y la disputa derivó en amenazas.
Socios bajo la mira. ¿Quién era el socio de El Gringo en ese búnker? Unos mencionan a "Lichy" R., un hombre del barrio Municipal de Nuevo Alberdi. Otros apuntan a "Cato", de Ludueña. Ambos son antiguos integrantes de la barra canalla, con capacidad de fuego y disposición de pibes tira tiros. Los de Lichy se fueron de la barra cuando cayó en desgracia El gringo Visconti y juraron venganza. Lichy, de 24 años, está preso pero saldrá en semanas. Cato, de 50 años, estuvo detenido hasta mediados de 2015 por venta de drogas. Fue el último que intentó dar un golpe de estado a Pillín y los suyos. Un hombre que mantiene conflictos con la cúpula de la barra desde 2010, cuando lo acusaron de balear a uno de los hijos de Bracamonte.
Según la hipótesis que se siga, se llegará a dar con los gatilleros que terminaron con la vida de Cara de goma la tarde del miércoles 25 de mayo frente a su casa del barrio 7 de Septiembre. Ese ataque puso a El Gringo en el ojo de la tormenta. Sin embargo, eso no alteró su forma de vida.
El viernes previo a su asesinato, un vecino lo cruzó y le preguntó: "Gringo, se dice que mataste a Cara de goma. ¿Que hacés por acá?". Y Visconti le respondió: "Los que dicen eso están locos. Yo no tuve nada que ver y no me voy a esconder por algo que no hice". Cuentan que el fin de semana previo a su muerte,se vio en las calles de Parque Field II y el barrio Municipal de Nuevo Alberdi a hombres armados que lo buscaban.
Pero allegados a El gringo insinuaron que la bronca que tenía hacía la cúpula de la barra canalla se había disipado. Que habían limado asperezas hasta lograr un pacto de no agresión. A tal punto que en uno de los últimos partidos de 2015, El Gringo habría estado en la tribuna alta que da espalda al Club Regatas tocando un bombo. Otros dicen que eso es imposible.
En el campo. El martes 31 de mayo, unos minutos antes de las 22, a El Gringo lo levantaron de la estación de servicios de Baigorria y José García. Nadie notó que se lo llevaban. Su auto quedó estacionado y cerrado. Quince minutos más tarde estaba muerto. Lo encontraron en la avenida De los Incas, una ancha calle de tierra lindera al cementerio jardín de Ibarlucea, a unos 800 metros al oeste de la ruta 34. Tenía nueve balazos y ningún rastro de tortura. El lugar donde fue ejecutado es territorio de la banda de "Lichy", lo que podría tomarse también como un mensaje.
El modus operandi hizo recordar a los investigadores el crimen de Darío Sebastián "Oreja" Fernández, un pibe de 22 años sindicado como sicario de un narco de la zona oeste, cuyo cuerpo fue encontrado con un balazo en la cabeza el 3 de diciembre pasado en Nuevo Alberdi.
"Lo evidente hace que cuando se hable del crimen de Visconti se mire irremediablemente hacia la barra de Central. ¿Pero si no fuese así? ¿Si alguien aprovechó la movida para empiojarle el territorio a otro jugador o a algún transero?", se preguntó el vocero policial. Un dato que no pudo ser confirmado es que una fuerza de seguridad nacional mantenía bajo investigación a El Gringo como un coletazo de su relación con "La tía" Norma López.