Un hombre comenzó a ser juzgado ayer por un ataque de octubre de 2013 contra su ex mujer, una docente de la escuela Padre Claret a la que esperó a la salida del colegio y le causó siete heridas con una sevillana. El agresor fue retenido en el momento por vecinos y clientes de un bar donde la víctima buscó refugio. La fiscalía lo acusó de una tentativa de homicidio calificado por el vínculo y la violencia de género pero no pidió pena sino que continúe cumpliendo una medida de seguridad en la Colonia Psiquiátrica de Oliveros, donde está internado desde el momento del hecho. La defensa, en cambio, pidió su absolución y que recupere la libertad por ser inimputable.
El juicio oral y público arrancó ayer ante un tribunal unipersonal a cargo de la jueza Marisol Usandizaga. El imputado es Andrés Otaduy, de 61 años, quien se negó a declarar. Está sometido a proceso desde la tarde del 30 de octubre de 2013, cuando ocurrió el ataque contra su ex pareja. La mujer había finalizado la relación diez meses antes luego de 17 años de convivencia y con un hijo en común que ahora tiene 24 años. Sin embargo, según planteó la fiscalía, el hombre continuó hostigándola y eso motivó dos órdenes judiciales de restricción impuestas por un juzgado de Familia.
A las 17.30 de aquel día la mujer se retiró del colegio y fue a tomar el colectivo en la esquina de Corrientes y Ocampo. Allí fue abordada por su ex, quien la insultó y comenzó a arrojarle puntazos con una sevillana retráctil. Ella intentó defenderse con el portafolios e ingresó a un bar de la cuadra donde pidió ayuda. Los comensales y vecinos salieron en su defensa y retuvieron al agresor, que fue retirado por dos efectivos en un patrullero antes de que intentaran lincharlo. En el techo de una casa lindera se secuestró la sevillana marca Tramontina, de unos 10 centímetros de largo, que el atacante arrojó al ser retenido.
En peligro. La víctima sufrió siete heridas en la zona abdominal, la pelvis, el muslo izquierdo y el brazo izquierdo. Le afectaron el hígado, el pulmón, el colon y pusieron en peligro su vida. Fue internada en el Sanatorio Mapaci. Por esto, el fiscal Gonzalo Fernández Bussi acusó a Otaduy en sus alegatos de apertura como autor de una tentativa de homicidio calificado por el vínculo y por la violencia de género, además de la desobediencia a dos órdenes de restricción judicial.
El fiscal planteó que no está en condiciones de afirmar si al momento del ataque Otaduy era capaz de comprender el acto y por lo tanto no pidió pena, pero solicitó que continúe internado con una medida de seguridad por tiempo indeterminado. Basó su pedido en el miedo de la víctima a sufrir un ataque.
Incapaz de comprender. La defensora Graciela San Miguel, en tanto, solicitó la absolución y la libertad de su defendido por ser inimputable, es decir, que no era capaz de comprender sus actos el día del hecho. Así lo indican los informes forenses sobre su estado psíquico en aquel momento. Solicitó que se le de intervención a la justicia civil para que monitoree el tratamiento de salud mental. Como querellante interviene el abogado Raúl Superti.
En la primera jornada declararon los policías que retuvieron a Otaduy en el lugar del hecho, quienes lo vieron "como ido", y los médicos que asistieron a la docente. Hoy lo harán la víctima, los primeros testigos y la dueña del bar donde el incidente quedó registrado por cámaras de vigilancia. Lo decisivo serán los aportes de los médicos forenses y a cargo del tratamiento psicológico del acusado, quien cuatro días después intentó suicidarse en una celda aislada de la comisaría 5ª.