"Loco pará. Estoy con mi familia". Esas fueron las últimas palabras que, con su hijo de 4 años en brazos, alcanzó a pronunciar la noche del miércoles Brian Walter "Tarugo" Barjollo antes de que tres tiradores encapuchados lo ejecutaran con calibre 9 milímetros frente a su casa de 25 de Mayo (la colectora de Circunvalación) al 1300, en el monoblock 81 del Fonavi. El joven de 24 años recibió 17 impactos de arma de fuego calibre 9 milímetros pero el niño no sufrió un rasguño. Una vez concluida su tarea, los homicidas huyeron a pie por un pasillo y se perdieron en la noche entre los ladridos de los perros del barrio.
Fuentes oficiales indicaron que Barjollo purgaba una condena de tres años y medio que recibió mediante un juicio abreviado como autor de dos entraderas. Hace dos meses había logrado el beneficio de la prisión domiciliaria. "No era un marginal. Era un pibe con recursos. Bastaba con dialogar un poco para notar que tenía estudios", definió un empleado judicial que trató con Tarugo en su última caída en prisión.
Tarugo era valorado en los monoblocks donde vivía con su pareja y su pequeño hijo. "Todos sabíamos que era ladrón, pero no era una rata que iba a robar en el barrio o lastimar en un asalto. No era verdugo. Tenía códigos. Con los vecinos era un señor. Educado y amable. Un pibe adorable. Su hijo era su adoración", recordaba ayer sobre el joven asesinado una vecina del monoblock 81.
El muchacho se crió en el complejo Fonavi conocido como Supercemento, en inmediaciones de Donado al 900. Allí vivió con su madre y sus hermanos hasta mediados de 2014 cuando le compró a su padrastro el departamento de segundo piso del monoblock 81 sobre la colectora, también conocida por el nombre de José M. Rosa, a las puertas de donde cayó asesinado.
"La mamá de Tarugo es la pareja de Cacho, el que era jefe de la barra brava de Newell's", comentó un vecino dando a entender que el mencionado era Oscar Lucero, quien era jefe de la barra leprosa hasta que en 2002 irrumpió en la tribuna Roberto "Pimpi" Caminos.
Robos abreviados
Pocos meses después de comprar el departamento en el monoblock 81, Barjollo cayó preso. Fue el viernes 1º de agosto de 2014 cuando fue detenido con otras tres personas en un retén policial sobre el cruce de las rutas provincial 15 y nacional autovía 9, en jurisdicción de Armstrong. Lo acusaron de haber robado en banda a una familia en una vivienda de San José de la Esquina.
Meses más tarde los fiscales de Investigación y Juicio también le imputaron un robo calificado modalidad entradera el 13 de marzo de 2015 en una casa de Anchorena al 500. Por esos hechos, el 28 de julio de 2015 Tarugo firmó un proceso abreviado donde reconoció su responsabilidad y aceptó una condena de tres años y seis meses de prisión.
Mientras estuvo privado de la libertad en la vivienda quedaron viviendo su concubina y su pequeño hijo. "Era un pibe que no tenía broncas con nadie. Esas cosas en el barrio se saben", comentó una vecina en inmediaciones de la escena del crimen. Sin embargo, otro tiró otra versión: "Se sabía que tenía una bronca grande con alguien, pero nadie se anima a decir con quién".
Arrinconado
Según se pudo reconstruir, minutos antes de las 20.30 del miércoles, Barjollo bajó de su casa con su pequeño hijo de 4 años y se quedó en la vereda junto a un amigo. Mientras los pibes hablaban por la colectora de Circunvalación entre Forest y Neuquén varios vecinos se apuraban para realizar compras de última hora.
Mientras Barjollo conversaba con su amigo, por un pasillo que une el corazón de manzana del monoblock 81, al oeste de la colectora, pasaron caminando tres muchachos. Dos llevaban capuchas puestas y el tercero también se cubrió la cabeza al doblar por 25 de Mayo al sur. Los tres fueron decididamente hacia Tarugo y tras un breve cambio de palabras, y ante la vista de su hijo, comenzaron a descargar plomo desde una distancia de un metro o menos.
"Las detonaciones fueron todas juntas y el estruendo fue estremecedor. En la puerta había unos amigos esperando en un auto y eso nos desesperó. Los sicarios cuando los vieron les hicieron un par de disparos y se fueron por el pasillo por el que habían llegado", explicó un residente.
Los vecinos estiman que los sicarios caminaron por un pasillo que atraviesa el centro de manzana del monoblock 81 para luego desembocar en Forest al 7500, a escasos 200 metros de la subcomisaría 22ª.
"El los conocía"
"Tarugo los conocía. Les dijo: «Loco pará. Estoy con mi familia», porque tenía el nene en brazos. Lo arrinconaron contra el portoncito de entrada a su casa y le dieron plomo igual", contó un joven del barrio.
"Cuando salimos a ver qué había pasado, dos minutos después de que cesaron los balazos, nos topamos con la criatura llorando sobre el cuerpo de Tarugo y pidiendo por el papá. Creemos que tenía el nene en brazos cuando lo atacaron y él giró sobre su eje para protegerlo. La mujer del pibe ya había bajado y estaba en medio de un ataque de nervios", recordó una doña del lugar. Barjollo murió en lugar.
en la puerta. "Tarugo" estaba parado en la vereda con su hijo en brazos, frente a su domicilio, cuando fue abordado por los tres homicidas.
Un par de posibles motivaciones del asesinato
La investigación del crimen de Brian Walter "Tarugo" Barjollo quedó en manos del fiscal de Homicidios Luis Schiappa Pietra, quien ayer no formuló declaraciones respecto de lo sucedido. Sin posibilidad de contar con una versión oficial sobre los motivos del crimen, todo quedó en las voces de los vecinos del barrio quienes encontraron respuestas en chimentos que ligaban a la víctima con actividades de narcomenudeo, además de los robos (generalmente escruches, muchos de ellos fuera de la ciudad) como aquellos por los cuales había sido condenado.Otros vecinos observaron en la bestialidad del asesinato un mensaje enviado por un peso pesado de la zona, ligado al mundo narco, que al parecer está ejecutando su desembarco luego de un breve ostracismo. Un mensaje que evidentemente el destinatario ha sabido leer.