Se mantiene el hermetismo en la investigación de la ejecución del policía Pablo Cejas, quien denunció la connivencia entre uniformados de Santa Fe y narcotraficantes por lo que estaba bajo un régimen de testigo protegido y el lunes pasado fue asesinado de al menos una decena de balazos en el barrio Villa Yapeyú. Ese silencio no permite saber si las autoridades siguen tan desconcertadas como el primer día o buscan de ese modo proteger las líneas de acción que llevan adelante. Como si fuera poco, la viuda del joven asesinado, Nancy Scarfone, insiste a diario en los medios de comunicación que su ex marido la mantenía al tanto de lo que sabía sobre la narcopolicía y que ella dará a conocer todo lo averiguado.
En ese marco, desde el Ministerio de Seguridad de la provincia se insiste en apuntar como sospechoso a un joven que habría mantenido una vieja disputa con un hijastro de Cejas presuntamente por cuestiones también ligadas al comercio de drogas.
A parecer esa razón habría llevado a que Cejas llegue la oscura y fría noche del último lunes hasta Neuquén al 6400, en el barrio Villa Yapeyú de la ciudad de Santa Fe donde lo esperaban para ejecutarlo.
Tampoco ha trascendido cuáles son los elementos circunstanciales ni objetivos que darían sustento a esa hipótesis, pero de los trascendidos tampoco hay otras. Las cinco personas demoradas el jueves recuperaron la libertad y quedaron ajenas al caso.
La mañana de ayer hubo otras dos detenciones. Es que la Fiscalía a cargo de Jorge Nessier busca mostrarse hiperactiva porque sabe que tiene una brasa en la manos que a medida que avance el cronograma electoral comenzará a arder cada vez más peligrosamente. Pero ambos detenidos recuperaron la libertad a las pocas horas.
Esos dos hombres fueron localizados en el cruce de calles Troncoso y Berutti por una patrulla de la Unidad Regional I y a raíz de un pedido de paradero. Fuentes oficiales señalaron que uno de ellos presentaba una herida de arma de fuego en una de sus piernas y utilizaba muletas para caminar.
Por lo tanto, si bien hay varias hipótesis, todavía sigue siendo un misterio la identidad del autor del homicidio del policía y los móviles que lo llevaron a ello. Cejas cobró notoriedad a mediados de 2015 cuando trataron de matarlo mientras se dirigía a su lugar de trabajo y fue alcanzado por dos proyectiles, pero no murió porque uno de ellos quedó en el chaleco antibalas y el otro fue desviado por el casco que llevaba puesto.
Aquella tarde él aseguró que sus propios jefes habían enviado al sicario por las denuncias que él había presentado en la Justicia y que hoy siguen su rumbo. Cejas marcó con nombres y apellidos a uniformados a los que acusó de complicidad con narcotraficantes y manejos oscuros de "horas extras", entre otros delitos.
A pesar de que circulan apodos de supuestos sospechosos, no se conoce pista firme sobre la pesquisa