Sergio "el Frío" Rodríguez, un hampón de los de antes gravemente herido hace tres meses en un tiroteo, fue condenado a nueve años y medio de prisión por el último incidente que registraba su prontuario: un asalto en banda a una mueblería de Casilda que terminó en una mortal persecución en General Lagos. Aquella mañana de noviembre de 2008 cinco ladrones que fugaban en una camioneta Toyota Hilux robada y sin patente enfrentaron a los tiros a efectivos de un patrullero hasta que la chata se estrelló contra un acoplado estacionado y murió uno de sus ocupantes. Otro acusado con historial, Sergio Darío Camos, recibió la misma pena. Y un tercer integrante fue sentenciado a siete años. Todo en un mismo fallo, ocho años después.
El pasado 1º de mayo Rodríguez volvía a ser noticia al ser baleado en un incidente que la versión policial presentó como un enfrentamiento aunque su familia aseguró que estaba desarmado y le "plantaron" una pistola (ver aparte). Hasta entonces estaba con una prisión morigerada otorgada por el juez de Sentencia Julio Kesuani, el último del viejo sistema penal que tramitó una causa en su contra. En 2010 le habían permitido ir a trabajar desde una comisaría de Villa Gobernador Gálvez y luego desde su casa con controles; régimen que El Frío nunca incumplió.
Rodríguez, que tiene 50 años y sigue preso por la última balacera, se recuperó del grave cuadro que lo tuvo varios días en la terapia intensiva. Y casi en simultáneo recibió la noticia de su reciente condena.
Fallo. El juez Kesuani cerró así un largo proceso por el robo que el 21 de noviembre de 2008 sufrieron empleados, dueños y clientes en la mueblería Andreose de Casilda. El fallo también impone penas por la fuga de los ladrones que se enfrentaron con la policía con armas pesadas como una ametralladora china AK-47.
La sentencia fijó penas altas por los delitos de robo calificado, atentado a la autoridad agravado y portación de armas de guerra. Rodríguez recibió 9 años y seis meses y su abogado José Alcácer apeló la declaración de reincidencia al considerar que la penas anteriores ya están vencidas. Y que no Rodríguez debería volver a prisión tras ocho años sometido a proceso, sin recaídas y con trabajo en regla.
Pesados. El historial de Rodríguez lo define como un veterano del hampa. Fue cómplice de Sergio "Pata" Benedetti, que el 16 de septiembre de 1999 murió acribillado por la policía en el copamiento al Banco Nación de Villa Ramallo. En ese atraco se usó una pistola 9 milímetros robada por El Frío en meses antes al cabo Norberto Taborda en el asalto a una agencia de la EPE de Génova y Alberdi.
Oriundo de Buenos Aires, Rodríguez llegó a Rosario tras integrar la emblemática banda del Gordo Valor. También estuvo imputado por el robo de medio millón de pesos al banco de Santa Fe de Alberdi y Génova en 1995. Su anterior detención había sido por el robo al banco Bersa de Santa Fe y Corrientes en 2003.
Otro al que las crónicas definen como un "pesado", condenado a la misma pena que El Frío, es Sergio "Checu" Camos, de 42 años. Fue investigado por el copamiento a la comisaría de Coronel Arnold y el posterior robo de 30 mil pesos y 4 mil dólares al Banco Bisel de esa localidad el 8 de enero de 2003. Su última caída fue menos memorable: el 23 de abril de 2013 se llevó 300 pesos de un corralón de materiales de Roldán. Huía con un cómplice en una moto Yamaha 250 y era perseguido por la víctima cuando derraparon cerca de Tierra de Sueños 3.
El tercer condenado, a siete años, es Gabriel Eduardo Lomo. Un cuarto acusado está prófugo. El quinto integrante era Néstor Fabián "Azuquita" Soto, que murió en el escape cuando la camioneta en que huían se incrustó contra un acoplado.
Banda. Ocho años atrás, según el fallo de Kesuani, esa banda irrumpió en la mueblería de Mitre y Fray Luis Beltrán de Casilda. Aprovechando la llegada de proveedores, tres de los cinco entraron al negocio y ataron a siete personas para huir con 30 mil pesos, un televisor, cuatro reproductores de DVD y relojes.
Huyeron a gran velocidad por un camino rural y a la altura del puente de General Lagos subieron a la autopista a Buenos Aires, seguidos por un móvil de Patrulla de Caminos que hacía operativos de rutina en el peaje. Desde una ventanilla trasera de la Hilux asomaron dos armas y comenzaron los tiros.
Un disparo impactó en el parabrisas del patrullero, otro en la puerta del acompañante y el tercero lo atravesó. Los policías no alcanzaron a responder. La pickup se introdujo en un camino de tierra que ingresa a General Lagos. A toda velocidad, levantó una nube de polvo antes de su vuelco fatal. El conductor volanteó para esquivar una camioneta estacionada y se estampó contra un acoplado. Soto, de 30 años y oriundo de San Nicolás, quedó atrapado en el asiento del acompañante y murió camino al Heca. Sus cuatro socios resultaron heridos.
En su primer interrogatorio adujeron estar aturdidos por el choque y se negaron a declarar. Más adelante El Frío dijo que habían estado en el cumpleaños de una amiga en San Nicolás, hicieron dedo en el parador y los subió el conductor de la Hilux, que antes de llegar al peaje se desvió y empezó a los tiros.
Pero la evidencia dentro de la camioneta —robada en agosto de ese año en Pavón Arriba— era abrumadora. Adentro estaba el fusil AK 47 con la numeración limada y tres cargadores, dos pistolas Colt 45, una Bersa plateada calibre 40 y lo robado en la mueblería: un televisor plasma de 32 pulgadas, 34 relojes, dinero en efectivo y cheques del negocio asaltado antes del trágico final.