Juan José Pérez, el hombre acusado de matar en 2015 a Milagros Sánchez, una nena de 14 años que a los dos días apareció envuelta en plástico en una zanja de Nuevo Alberdi, fue condenado a prisión perpetua. En un fallo unánime, tres juezas que integraron el tribunal no hallaron evidencias de que haya intentado abusar sexualmente de la víctima, algo difícil de probar porque el cuerpo fue hallado en estado de descomposición. Pero sí concluyeron que la chica fue raptada y asesinada para dejar impune el delito anterior. El acusado escuchó su condena en silencio y los familiares de Milagros se abrazaron llorando al salir de la sala.
"Nosotros la criamos desde que tenía dos días. Es muy doloroso. Ojalá que se pudra y no salga nunca más", dijo entre el abrazo de sus familiares Mateo González, abuelo de la nena, que un mes antes del crimen se había ido a vivir con su mamá al mismo barrio. Con la foto de Milagros estampada en remeras, los allegados a la nena presenciaron el juicio. Y un tío de ella declaró como testigo del último momento en que la vieron viva, frente a la casa del acusado.
El fiscal Miguel Moreno celebró el fallo. Al inicio del juicio había reclamado que condenaran a Pérez a prisión perpetua como autor de tentativa de abuso sexual con acceso carnal y homicidio críminis causa. Es decir, un crimen cometido para ocultar el delito anterior.
Pero en los alegatos de cierre consideró que para el tribunal podía no estar probado el intento de violación. "No se puede extraer ADN de cuerpos en descomposición, biológicamente se pierde el rastro de su agresor", explicó. Por eso amplió el abanico y, subsidiariamente, pidió que el homicidio se considere conectado con el delito previo de estupro o el de rapto, que supone "retener a un menor con ánimo de menoscabar su integridad sexual".
Por este último encuadre se inclinaron las juezas Hebe Marcogliese, Raquel Cosgaya y Alejandra Rodenas en el fallo. Además de condenar a Pérez como autor de rapto y homicidio críminis causa le revocaron la libertad condicional de la que gozaba por un delito anterior, una condena a 4 años y 6 meses de prisión de 2012 por un intento de violación (ver aparte). Las dos penas se unificaron en perpetua y al ser declarado reincidente no podrá acceder a beneficios penitenciarios.
Frente a la piecita
Milagros fue vista con vida por última vez el miércoles 18 de febrero de 2015. Estaba charlando con Pérez frente al lugar donde vivía el acusado, sobre calle Grandoli, cerca del canal Ibarlucea, en la periferia de Nuevo Alberdi. El joven de 27 años había llegado hacía tres meses a trabajar en un horno de ladrillos con un tío que le cedió una piecita. Milagros vivía a pocos metros de allí con su madre, Gisela González. El día que desapareció, la nena había ido a buscar un control remoto de TV a la casa de su abuelos, Nélida y Mateo, que viven a pocos metros. De regreso paró en la casa de Pérez y nunca más se la vio.
"Quién sabe mediante qué patraña convenció a la menor para que ingresara a la pieza donde intentó abusar de ella", dijo el fiscal, para quien Pérez no iba a tolerar volver a estar preso por un abuso y por eso la mató: "No dudó en quitarle la vida a Milagros de una manera que sólo él sabe. Después de matarla la envolvió en una manta, en un nailon, y cuando nadie lo vio la sacó de la pieza, cruzó la calle y la arrojó en un zanjón". El defensor Juan Pablo Nardín, asesor de Pérez, planteó a su vez que no se pudo determinar la causa de la muerte.
Ezequiel González, tío de Milagros, contó en el juicio que ese día pasó frente a la casa de Pérez y vio a la nena hablando con él. Luego, un amigo le pidió ayuda para arreglar la rueda de un auto estacionado detrás de la habitación de Pérez. "Escuchamos gritos de mujer, pero mi amigo me dijo que podía ser otra vecina. Después llegó el tío de Pérez, le golpeó la puerta y le preguntó qué pasaba. Desde adentro Juan José le respondió «nada, me estoy peleando con mi mujer»", declaró.
El final
El joven recordó que a los minutos vio a su hermana preocupada porque Milagros no había vuelto a la casa y comenzaron la búsqueda. Fueron a la subcomisaría 2ª a las 13.30 y a las 18, pero no les recibieron la denuncia porque no habían pasado 24 horas. Esa tardecida una vecina encontró a la mujer de Pérez y le preguntó si su marido la había golpeado. Ella le respondió que recién llegaba. El jueves, un vecino observó a Pérez muy temprano baldear el piso de tierra de su pieza. Más tarde Ezequiel fue a la casa del acusado y le pidió entrar a la habitación, donde había un colchón sin sábanas y unas pocas prendas.
"Ese día el tío me dijo que tuviéramos cuidado porque tenía antecedentes de abuso. Yo no lo conocía y mi mamá no desconfiaba porque lo veía en la iglesia", contó Ezequiel. Tras la insistencia de los familiares, el viernes la policía realizó un rastrillaje y Milagros fue hallada en un zanjón. Fue el propio Ezequiel quien junto a la policía divisó el envoltorio de nailon negro, como el que se usa para cubrir ladrillos de la lluvia, atado con cables de teléfonos.
Un intento que derivó en condena
Juan José Pérez había sido condenado por un intento de violación del 2 de noviembre de 2010 en una librería de Mendoza al 4400 donde trabajaba como empleado. Una clienta denunció que entró a sacar fotocopias y cuando se retiraba, Pérez la tomó desde atrás por el cuello, la amenazó con un cuchillo de cocina y la obligó a ingresar a un baño, donde la manoseó y le exigió que se bajara los pantalones.