Hugo Silva, un hombre oriundo de la provincia de Buenos Aires y ligado a la organización narco que encabezaba Delfín Zacarías, fue capturado por Gendarmería Nacional en el pequeño poblado de Las Lajitas, en la provincia de Salta, a 100 kilómetros al sur de la frontera con Bolivia y muy cerca de la localidad de Orán. El detenido había sido procesado como integrante de la asociación ilícita liderada por el empresario de la ciudad de San Lorenzo, pero luego la Cámara Federal de Rosario le revocó su prisión preventiva y le otorgó el beneficio de la prisión domiciliaria que burló huyendo de la ciudad. Así, cuando fue requerido por la Justicia nunca se lo encontró y sobre él pesaba orden de captura desde 2014.
Silva, de 77 años, quien sufre hipoacusia avanzada y hemiplejía, fue procesado junto a otros dos integrantes de su familia, Alfredo y Javier Alfredo Silva, como proveedores de los precursores químicos con los que junto a otros insumos servían para "estirar cocaína" en la cocina que regenteaba Zacarías en la ciudad de Funes, según una investigación impulsada por la Fiscalía Federal 2 de Rosario hace cuatro años y el juez federal Carlos Vera Barros.
En los argumentos judiciales de su defensor de entonces, Marcos Cella, se destacó que los Silva sólo oficiaron de fleteros en la entrega de los tambores y bidones de precursores químicos que fueron localizados en una quinta de Funes en la que funcionaba la cocina de drogas.
Zacarías, dueño junto a su esposa de una remisería de Granadero Baigorria, fue detenido el 5 de septiembre de 2013 en un chalé de Funes donde se incautaron 300 kilos de pasta base, cocaína procesada y unos 400 litros de precursores químicos. Un día antes de su detención, el hombre había sido seguido por efectivos de la Policía Federal hasta un galpón de la localidad de Don Torcuato, en el Gran Buenos Aires, donde compró y recibió de Silva 2 mil litros de acetona.
La novedad de la captura de Sosa se produce cuando el juez Carlos Vera Barros avanza en una pesquisa desprendida del expediente principal y en el cual se investiga a Zacarías por lavado de activos procedentes del narcotráfico. Por esta causa ayer declararon como testigos un ex concejal de San Lorenzo y una funcionaria municipal de esa ciudad (ver aparte).
La investigación sobre Zacarías comenzó cuando el entonces fiscal federal Juan Patricio Murray investigaba un búnker de la zona norte de Rosario que manejaba Beatriz "La tata" Medina, quien se manejaba en un auto que estaba a nombre de Zacarías y se presumió que era para cubrir una deuda por drogas.
Persecución
Así, el 4 de septiembre de 2013 Delfín viajó a Don Torcuato a buscar los 2 mil litros de acetona que según la acusación le vendieron Hugo, Alfredo y Javier Silva, quienes a su vez la habían comprado a la empresa "Alconar". El empresario de San Lorenzo pagó 340 mil pesos, cargó el producto en una Volkswagen Amarok y enfiló hacia Rosario.
Llegó a la autopista y en un estacionamiento se encontró con su hijo Joel, que se trasladaba en una Ford Ranger, y con su esposa Sandra Marín, que manejaba una Toyota Rav. Zacarías se subió a esa Toyota y le dejó la Amarok a Sandra que fue directo a Funes. Un par de horas después Zacarías llamó a Silva para recriminarle que la acetona no cumplía su función de precursor y la llamada fue registrada por la Justicia siendo parte de la prueba incriminatoria sobre los Silva.
Los llamados cruzados, los pedidos de informes a distintas oficinas gubernamentales y la investigación judicial determinaron para la Justicia que la familia Zacarías era en sí misma una empresa. Delfín Zacarías está preso en la cárcel de Villa Devoto y tanto él como los integrantes de la organización esperan el juicio, aunque varios de los familiares de Delfín lograron el beneficio de la prisión domiciliaria.