Beruti al 1800 volvió a ser escenario de una demencial balacera que por fortuna terminó sólo con un joven herido de seis balazos. El jueves, al caer la tarde, tres hombres armados ingresaron a una despensa de la cuadra persiguiendo a un muchacho. Al menos uno de los intrusos portaba una pistola ametralladora. En el interior del local, separado de la casa de los dueños por una cortina de tela, desataron una lluvia de balazos calibre 9 milímetros y cinco de esos impactos alcanzaron a un joven de 24 años ajeno a la encerrona. La pericia acusó 32 impactos de bala en un ambiente de 5 metros por 5. "Mi hijo Elías estaba en su habitación, y cuando escuchó los balazos salió y trató de cubrir a su padre, que tiene problemas para caminar. Yo creo que el Señor me los cubrió para que no me los mataran", explicó Liliana, la dueña de casa, mientras baldeaba su comercio.
Según vecinos de la zona más empobrecida de La República de la Sexta, los tiradores llegaron en una camioneta gris con vidrios polarizados persiguiendo a "Lamparita" Funes, uno de los hermanos que dan vida a una banda ligada al delito.
Ese mismo muchacho está acusado como el autor del robo de una moto que, el pasado martes 27 de septiembre, generó una balacera en Beruti y Cochabamba. Un proyectil perdido de ese enfrentamiento alcanzó en el pecho a un abogado de 58 años que paseaba con su nieta cerca del Planetario del Parque Urquiza (ver aparte). Y los vecinos ayer aunaban en el relato ambos hechos: "Los tiradores andaban buscando la moto que les robó Lamparita, y cuando la vieron estacionada sobre Beruti, a metros del almacén de Liliana, se comieron que los ladrones estaban acá. Entonces empezaron a los tiros", explicó un vecino.
¿Quiénes son ellos?, preguntó este cronista. "Los narcos del (barrio) Municipal", explicó el muchacho en relación a "La banda de los Funes", que según todas las voces está enfrentada con Alexis Caminos, heredero del asesinado líder de la barra brava de Newell's, Roberto "Pimpi" Caminos, y tiene su base en el barrio Municipal de Lamadrid y Alice.
Sorprendidos. Liliana vive en La República de la Sexta desde hace 13 años y en 2015 puso un pequeño almacén delante del comedor de su casa. En la vereda tiene un altar al Gauchito Gil, figura pagana de ardua invocación en la cuadra.
Pasadas las 19 del jueves, en Beruti entre Cochabamba y Pasco había muchos niños jugando en la vereda y varios vecinos iban de aquí para allá haciendo las compras para la cena o regresaban de sus trabajos. El marido de Liliana conversaba con un amigo en la puerta de su casa cuando desde la esquina comenzaron a resonar fuertes detonaciones de armas de fuego. Como en una serie policial, un muchacho a bordo de una moto negra dobló por Beruti y pocos metros antes del negocio de Liliana se arrojó del rodado y empezó a correr. Pisándole los talones dobló una camioneta gris de la que paría una lluvia de disparos de pistola y de ametralladora, según testigos.
Así comenzaron en la vida de Liliana y su familia los cinco minutos más largos de sus vidas. Ante tal panorama, el marido de Liliana ingresó al negocio familiar a duras penas ya que tiene una marcada renguera. Detrás de él entró el muchacho que era blanco del ataque y que los vecinos identificaron como "Lamparita". Y después se metieron tres hombres armados, uno de ellos con una pistola ametralladora. "Cuando mi marido entró, atrás ingresó el muchacho que perseguían, que se escabulló y corrió hacia el fondo de casa, donde reside mi hijo con su familia. Detrás de la cortina que divide el negocio del comedor estábamos con mi hija, mi hijo de 13 años y mi nietita de 2 años. Ellos entraron disparando con la ametralladora. Uno le puso un arma en la cabeza a mi esposo y otro disparaba ráfagas con la ametralladora. Todo el tiempo gritaban: «Entréguenlo y nos vamos». Y disparaban con las armas", rememoró Liliana.
En defensa del papá. A esa hora, en uno de los dos dormitorios de la casa descansaba Elías Hernán P., de 24 años e hijo de Liliana. El muchacho cumple una morigeración de prisión por una deuda con la ley. "Cuando le apoyaron el arma, mi marido empezó a gritar: «No. Pará, pará. ¿Qué haces». Mi hijo escuchó, salió de la habitación y se interpuso entre el arma y mi marido. Mi esposo es un hombre de trabajo, no merecía que lo mataran así. Mi hijo intentó cubrirlo con su cuerpo y los tipos al irse disparando le pegaron varios balazos", recordó la mujer.
Elías recibió proyectiles en el abdomen, un brazo y la cadera. "A mí no me importó nada cuando vi que le estaban apuntando a mi familia", dijo el pibe. Los agresores se fueron cubriendo el escape a los tiros. "Nos dijeron que iban a volver y eso nos llenó de miedo. Yo estaba con mis hijos y nietos y los balazos cruzaron toda la casa", explicó. Las marcas de los 32 impactos quedaron grabados en el frente de la propiedad, las paredes internas del negocio y el comedor y también en una robusta mesa de madera. Además, los plomos destrozaron una heladera mostrador de la granjita. "No sé por qué se quedaron del otro lado del mostrador. Algo los detuvo ahí. Si hubieran entrado a la casa todo hubiera sido peor", explicó Liliana, visiblemente acongojada.
Escape silencioso. Mientras los agresores huían y Elías se retorcía por el ardor y el dolor de las heridas, Lamparita salió por la puerta del local y desapareció. Hasta anoche no había sido localizado. "¿No te puedo decir cómo era? No tuvimos tiempo a verlo. Dejó la moto tirada y se fue", acotó otra de las hijas de Liliana.
Elías fue trasladado por sus familiares al Hospital Provincial donde recibió las curaciones de rigor. Pero la deuda que el pibe tiene con la ley hizo que se evadiera del lugar en un descuido de los médicos. "El fiscal piensa que el blanco del ataque fue Elías porque tiene prisión morigerada. Pero Elías nada tiene que ver con ésto. La cobró de rebote, pero no tiene nada que ver", explicó uno de los parientes del muchacho.
Fuentes allegadas a la pesquisa indicaron que en principio el fiscal Luis Schiappa Pietra comenzó a trabajar el caso sobre la calificación preliminar de tentativa de homicidio. Sin embargo, ayer aguardaba el resultado de las pericias balísticas para determinar si continuaba con las actuaciones o las derivaba a sus pares de Flagrancia.