En su primera noche en La Plata, Paul McCartney desplegó todas sus armas para seducir al público argentino. Habló en español todo lo que pudo, bailó, tarareó canciones tribuneras y arengó a los 55 mil presentes a vivarlo toda la noche.
Además apeló a la ternura de una nena a la que convocó al escenario. El legendario Paul quedó en un segundo plano ante la irrupción de la pequeña de pelo castaño largo y osito en mano llamada Leila que él mismo presentó como una sorpresa. "Vamos a hacer subir a alguien del público. A veces lo hacemos", dijo.
Leila entró, luego Paul presentó a su madre, Mariana, la verdadera fan Beatle de la dupla invitada, y cuando Paul le preguntó si quería que le firmara su osito , la nena respondió: "No, quiero tocar el bajo con vos".
Sorprendido, McCartney le dijo, "pero no trajiste tu bajo". Ella insistió y cuando la producción le alcanzó el instrumento, Paul hizo un gesto de indecisión y ensayó una duda: "Bueno, esto puede ser interesante. No me lo vi venir", dijo, como si estuviera fuera de libreto.
La niña se colgó el bajo y se dejó guiar por el Beatle para tocar "Get back", una canción que no estaba prevista en la lista de temas de este recital. Tocaron y cantaron compartiendo el micrófono y hubo ovación para ambos. Sin dudas, uno de los grandes momentos de la noche.
El show
El cantante interpretó éxitos de The Beatles, clásicos de su carrera solita, dedicatorias y cerró la noche a las 23:45 con "The End".
Este jueves, McCartney, que regresó al país tras seis años de espera, volverá a presentarse en La Plata, en el cierre de la escala argentina de su gira internacional.
"Buenas noches Buenos Aires, estamos muy contentos de estar aquí nuevamente", fueron las primeras palabras que le dedicó al público el legendario músico del inglés, que salió a escena a las 21:12, vestido muy casual con un largo saco azul y portando su clásico bajo Hofner para interpretar "A Hard Day´s Night", de la banda que compartió con John Lennon, Ringo Starr y George Harrison.
La época de su grupo Wings, formado en una fecha cercana a la separación de The Beatles, resurgió con "Letting go" y "Let me roll it", con McCartney ya sin sacó y en camisa, para cambiar el bajo por una guitarra llena de caricaturas de niños y dejar las cuatro cuerdas a Brian Ray.
En una gélida noche bonaerense, McCartney subió la temperatura ambiente con una dedicatoria de amor, que llegó de la mano de "My Valentine": "Esta canción es para mi querida Nancy, que está aquí con nosotros", le comentó el músico a la gente en referencia a su esposa Nancy Shevell.
Luego cambió por un piano de cola negro para interpretar "Maybe I'm Amazed", dedicado a su exesposa Linda McCartney y el clásico "We can work it out" de 1991, con el tecladista Paul Wickens en acordeón.
"Love me do" y muchos éxitos más
El bajista volvió a mostrar su destreza con la guitarra acústica e imágenes de un viejo establo ambientaron un listado de canciones de estilo country/campirano, para el recuerdo de "In spike of all the danger", el primer tema grabado por quienes serían The Beatles, y siguió "Love me do" con Wickens en la armónica y el guitarrista Rusty Anderson y el baterista Abe Laboriel en coros.
Luego, McCartney ocupó su lugar en el centro del escenario y una plataforma lo elevó y dejó ver una gran pantalla que mostró atardeceres y naturaleza para "Blackbird", la dedicatoria a John Lennon, que recibió una ovación del público con el clásico "Olé, olé, olé, olé, Lennon, Lennon", y siguió con "Here Today" de 1982, que el cantante escribió luego de la muerte de su excompañero de aventuras.
Un pequeño piano colorido con una pantalla trajo imágenes para "Lady Madonna" y el músico volvió a la guitarra para hacer "Four five seconds", canción que grabó junto a la cantante Rihanna y el rapero Kanye West; y luego llegó "Eleanor Rigby", uno de los hits más festejados y cantados por los presentes.
El público no se había animado tanto al movimiento y los gritos hasta el final, cuando McCartney -de 73 años- regaló grandes éxitos como "Something", que dedicó a George Harrison, y comenzó con un ukelele para continuar con "Ob-La-DI, Ob-La-Da", en la que los asistentes al show fueron los protagonistas y ayudaron a no forzar la voz al exBeatle.
La previa a los bises comenzó con la electrónica y pegadiza "Band on the run" de la época de Wings, siguió con imágenes de la Unión Soviética para "Back in the URSS", adoptó un clima más tranquilo y los cánticos se acrecentaron en "Let it be", para dejarle el broche de oro a las llamas y los fuegos artificiales de "Live and let die" y el final extendido de "Hey Jude" para retirarse a un pequeño descanso.
Al regreso, Sir Paul McCartney -conocido en el mundo entero simplemente como "Pol"- volvió a vestir su saco y en solitario, con su guitarra acústica, continuó con el emotivo y recordado "Yesterday", y le dio la bienvenida a "Leila" una pequeña que se acercó con su madre para tocar el bajo y cantar "Get Back" y llevarse aplausos por compartir un momento junto a su ídolo.
El final estuvo a cargo de otra joya de The Beatles con "Birthday" y el músico se despidió en el piano con el medley "Golden Slumberts/ Carry That Weight/ The End" del álbum "Abbey Road" de 1969, y finalizó su básico español con "muchas gracias Buenos Aires, nos vemos la próxima".