Cuando arranque enero, Victoria deberá cursar durante el verano y dos veces a la semana clases de aquagym en la pileta del Club Saladillo de Rosario. Otras participarán de caminatas por el parque Urquiza, de horas de natación y algunos harán yoga o circo. No son chistes ni metáforas. Son cursados obligatorios, parte de lo que les exige el plan de estudio provincial de los profesorados que preparan a los jóvenes que quieren ser maestros. En febrero que viene se conocerá el resultado de la evaluación que se hizo de estos planes que se implementan desde 2008 en Santa Fe. Las expectativas de los estudiantes están en que "sí o sí haya cambios" en las cátedras que resultan irrisorias para quienes aspiran nada menos que a enseñar.
Este año se recibió la primera promoción de profesores en educación primaria e inicial con el nuevo plan de estudios que se aplica en los institutos de educación superior en Santa Fe. Además de los cuatro años de cursada (antes eran tres) que impulsa la ley de educación nacional, la provincia llevó adelante su propio diseño que se diferencia sobre el resto por incluir, entre otras novedades, cátedras experimentales.
Estas cátedras son obligatorias y se las conocen como los itinerarios por el mundo de la cultura, movimiento y cuerpo y los talleres de producción pedagógica. Fueron impulsadas por la ex ministra de Educación provincial y ahora diputada nacional por el FAP Elida Rasino y sostenidas por su sucesora Letizia Mengarelli.
Sinsentido. Más allá de lo prometedor que sugieren sus nombres, lo concreto es que han resultado más un obstáculo y un sinsentido para los estudiantes que eligieron el magisterio que algo útil y significativo. Ellos lo han expresado públicamente en distintas oportunidades, tanto con actos como en notas y petitorios.
Producto de esos reclamos reiterados, en octubre pasado el ministerio provincial encaró una evaluación de estos planes. Fue a través de encuestas, grupos de discusión y también una consulta que se realizó a nivel nacional. Para saber qué balance se hacía de lo implementado en la provincia en los profesorados, LaCapital buscó hablar con la directora provincial de Educación Superior, Claudia Buenaventura, quien sin embargo se excusó de hacerlo hasta febrero que viene, cuando se conozcan los resultados de estas evaluaciones.
Los que no tuvieron vueltas ni temores para opinar y analizar los planes de estudio de los profesorados, mientras esperan el resultado de estas evaluaciones y además de mostrarse positivamente expectantes ante el cambio de ministra de Educación, fue un grupo de alumnos del magisterio.
Los tres cursan el profesorado de educación primaria en el Normal Nº 1 y han seguido con mucha participación los reclamos para mejorar lo que estudian. Son Natalia Queirolo, de 20 años y de segundo año de la carrera; Victoria Acosta y Luis Avdeichuk que están en tercero y tienen 23 y 28 años respectivamente. Los tres incursionaron antes por otras carreras: Natalia en el profesorado de inglés, Victoria por historia y Luis es analista programador.
Recuerdan que la evaluación que propuso el ministerio en octubre no fue casual, sino resultado de las demandas constantes emprendidas. La novedad llegó cuando marcharon a fines de septiembre pasado hasta la dependencia ministerial Zona de Aprendizaje (Laprida al 1000). "Allí nos recibió Valentina Maltaneres (secretaria de Innovación Pedagógica) que nos comenta que justo en ese momento empezarían a estudiar las cátedras experimentales", recuerdan los alumnos.
Evaluación. Y esa evaluación llegó en octubre. Estuvo dirigida a profesores y directivos. También a los alumnos. Repasan que sobre las cuestionadas cátedras les preguntaron qué aprendizajes habían adquirido en estos espacios, qué trabas o complicaciones tuvieron al cursarlos y qué cambiarían.
Los jóvenes anticipan que "hubo coincidencias unánimes en las respuestas". Para Luis, Natalia y Victoria, los llamados itinerarios por el mundo de la cultura, planteados a nivel oficial como opciones de aprendizaje y enriquecimiento cultural por fuera de horario y en aquellos espacios con los que el ministerio establece convenios, en realidad "funcionan como filtro", "no tienen relación y no aportan a la formación docente", y si se tratan de "fortalecer la formación individual no debieran darse en forma obligada".
Los estudiantes del Normal agregan que estos cursados se hacen más por "descarte" que por elección. "Se termina eligiendo lo que podemos, según los horarios. Y eso que en Rosario hay más posibilidades que en localidades del interior, donde hasta han tenido que pagar o invertir en trasladarse a otro pueblo para cursarlos", dicen.
"Fue un capricho sostenerlo en los 4 años", asegura tajante Victoria, quien ya pasó por clases de fotografía y ahora va por las de aquagym. Luis hizo natación y Natalia expresión corporal. Pero hay otros de bicicleteadas, reguetón, salsa, cocina, juegos de mesa, tela y pintura, por nombrar algunos.
Desproporción. La misma mirada crítica tienen para los talleres de producción pedagógica y la cátedra de movimiento y cuerpo. Unos y otra insumen un tiempo prolongado de asistencia a contraturno y lo que aprenden "depende mucho de quienes dicten o coordinen estos espacios".
Sacan cuenta y comentan. "Tenemos cuatro horas (semanales) de movimiento y cuerpo, además de las horas de las materias estético-expresivas donde se repiten muchos temas, contra tres horas semanales y en un cuatrimestre de historia argentina. Es una desproporción", alertan de manera más que razonable los jóvenes.
Además, consideran que tal como están diseñados estos planes de estudios provinciales (para primaria y nivel inicial) son excluyentes para quienes trabajan o tienen hijos. "Por eso además pedimos que se contemple algún plan de becas provincial o de la Nación, como tienen las carreras universitarias", manifiestan.
Con la llegada de la nueva ministra, Claudia Balagué, los alumnos tienen todas las expectativas puestas en que se revise lo hecho."Yo tengo la promesa de que se van a modificar estas cátedras. Ellos reconocieron que hay cosas que deben cambiar", expresa Luis. "Esperamos que escuchen las voces de los estudiantes. Yo participé de los grupos focales donde había chicas de profesorados de educación privada y del interior y todas compartíamos estas opiniones. Hay unanimidad en que debe darse un cambio. Por más de cuatro años no nos escucharon, esperamos que eso ahora suceda", desea al final Victoria con el consentimiento de sus compañeros.