El defensor aseguró que hubo dos veces que quiso dejar el fútbol, pero que su mujer lo convenció para que siguiera. "Pensé en largar todo para quedarme a su lado incondicionalmente, pero me pidió que le diera para adelante. Se enojó mucho, hasta llegó a llamar a mi representante", confesó, y agregó que los momentos en los que pensó en dejar la actividad fueron dos: "La primera, cuando nos enteramos de la enfermedad. La otra, hace cinco meses".
Con respecto a sus hijos, Álvarez dijo que su hija, de ocho años, "vio todo el proceso, se dio cuenta de cómo su mamá se iba deteriorando" y que tanto ella como su otro hijo, de cinco años, tienen "mucha contención de la familia, del colegio, de los profesionales (psicólogos). Tratamos, o trato, de que lo afronten de la mejor manera". "Cuando vuelvo a casa tengo dos soles que me llenan de energía para seguir peleándola", añadió.
Por último, dijo que "fueron muchos años que ella estuvo acompañándome. Estoy muy orgulloso de haber tenido a mi lado a esa persona que me ha enseñado tantas cosas y me dejó hijos hermosos".
"Te preguntás: 'Por qué a mí, por qué me toca vivir esto, por qué le tocó a ella siendo una persona tan buena, joven y sana...". Después empezás a ver otras cosas, tu mente se abre mucho más. Tuve la suerte de contar con una contención profesional, además de la de mi familia, amigos y compañeros: si no hubiera sido por ellos, me habría derrumbado", concluyó.