La larga espera llegó a su fin. Es tiempo de archivar el pasado, aunque se verá si no se deja ver por alguna rendija. Todo dependerá de lo que pase esta noche en Mendoza, la ciudad que cobijó con cariño la llegada de la selección y en especial a Messi, que regresa sin haberse ido, la primera victoria de Edgardo Bauza que sin embargo indefectiblemente será a puesta a prueba en el crisol de los resultados. Esos que arrimaron a la albiceleste tanto a la gloria, que por no alcanzarla tantas veces dejó una inconfundible sensación de fracaso. Injusta, por cierto. Será Uruguay el rival, el líder de la eliminatoria. Mejor que así de exigente sea la prueba. Argentina al fin está a tiro, no habría motivos para pensar que no pueda superarla, excepto por el tremendo cuadro de caos que exhibe el fútbol argentino desde hace tiempo, y que el Patón y los suyos, como emergentes de la normalización que se busca, intentarán desde esta noche disimularlo en la cancha.