A Osman Anuar le cupo las generales de la ley para una profesión de riesgo como es practicar un deporte motor. El rosarino de 29 años hace un tiempo que le viene dedicando un gran esfuerzo a llevar adelante su pasión: correr, en este caso arriba de un cuatriciclo y bancado por el sacrificio suyo y de la familia. Y, como a todo piloto, los accidentes son algo difíciles de evitar, En algún momento llegan. Lo vivió en carne propia en la última competencia del Campeonato Argentino de Navegación (Canav) en Tucumán y ahora lo que le queda es reponerse junto a sus afectos, barajar y dar de nuevo. Desde el lado deportivo, una pena, porque venía tercero en el certamen. Desde lo humano, una suerte, porque la mecánica del golpe le podía haber traído más consecuencias que dos quebraduras, una cirugía de oreja y unos cuantos golpes. Y por eso lo puede contar con tranquilidad.
El Canav es donde corren una muy buena parte de los pilotos que después intentan la aventura del Dakar. También lo fue el campeonato de Rally Cross Country (ahora disuelta), adonde empezó a cristalizar su pasión con un Yamaha Raptor 700 en 2014, siempre con equipo propio, el Kiwi Racing Team. Luego pasó al Argentino de Navegación en 2016 y en esa categoría, en la Q1, es el único rosarino. Después de un año donde se dedicó a acumular experiencia e hizo podios, en este decidió arriesgar más y buscar resultados. Le estaba yendo muy bien hasta que una cortada se le apareció en el camino, no pudo evitarla, salió despedido, el cuatri se le vino encima, lo golpeó y terminó en el hospital, donde debió ser operado de una cirugía de oreja y atendido de una fractura de clavícula y de costilla, ambas del lado derecho.
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Anuar quedó en el piso.
"Tuve un accidente muy grande y terminé en el hospital. Fue apenas largamos el sábado, en el kilómetro 50 o 60. En un abrir y cerrar de ojos me encontré con una cortada (como una zanja), no sé si bien o mal marcada, de medio metro de profundidad por dos de ancho en plena recta. La hice más o menos rápido, más rápido que menos, pero me pega la trompa, pasa y cuando pegan las ruedas traseras el cuatriciclo me escupe para adelante. Ahí tumbé y se me vino encima. Gracias a Dios me despidió porque si no lo hacía me parte la columna a la mitad, así que la saqué barata", relata, entre triste por lo que pasó pero consciente de esa frase final como una verdad absoluta: "La saqué barata".
Y siguió su relato: "Me voy con el cuatri de frente y cuando caigo, se ve que la inercia lo hace girar y la parte trasera me pega sobre el cuello, espalda y el casco. Yo llevaba el goupro (cámara para filmar la carrera) al costado y de la presión del golpe me atraviesa el casco como una bala. Me cortó toda la oreja, casi que me la despegó de la cabeza. Después me quebró el protector del cuello cervical también. Por suerte enseguida me asistieron otros pilotos y la ambulancia vino enseguida".
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La cámara de video le atravesó el casco en el impacto y le desprendió la oreja.
Las secuelas, además de los dolores varios por todo el cuerpo, fueron de fractura en clavícula derecha y una costilla derecha quebrada, además de la cirugía de reconstrucción de la oreja. Del lado izquierdo sufrió golpes duros en la clavícula y el brazo pero sin otra consecuencia. "Por suerte no hubo más", dijo.
Y la palabra "suerte", "fortuna" o "gracias a Dios" la repite porque sabe que hay ejemplos de accidentes menos espectaculares que el suyo, con consecuencias más terribles para los pilotos. Al paraguayo Beto Ramírez, por ejemplo, lamentablemente el cuatriciclo le pegó en el medio de la columna y no puede caminar. Anuar lo sabe y también recuerda que "nunca escatimé en tener las mejores protecciones, de cuello, de rodillas, de hombros, de casco, porque eso se te puede salvar la vida". También dice que "tener un muy bien entrenamiento físico seguro me está ayudando ahora a recuperarme y a que no haya sido peor".
"Gracias a Dios el cuatriciclo me despidió porque si no lo hacía me podía partir la columna a la mitad, así que la saqué barata"
"Corremos y sabemos que el riesgo está", afirma. Osman Anuar lo asume naturalmente y por eso se ilusiona con "descansar ahora, recuperarme y ver qué objetivos me pongo para el año que viene. Tengo posibilidades de hacer de navegante del paraguayo Nelson Sanabria (que corrió Dakar) o ser navegante de un UTV (vehículos de menor potencia) de un argentino. Al cuatri no creo que lo agarre hasta el 2019. Una pena, porque venía bien en el campeonato y con ganas de terminarlo en el podio, pero así son las carreras".