- Una canalla en EEUU
La jugadora de básquet de la selección de Estados Unidos Diana Lorena Taurasi es hincha de Rosario Central. Lo admitió en una entrevista durante los Juegos. "El futbol de Sudamérica me encanta, soy de Rosario Central: ¡canalla de por vida!", dijo la joven nacida hace 34 años en California. Pertenece al plantel de las Phoenix Mercury de la WNBA y fue a Río en búsqueda de su cuarta medalla de oro olímpica. El padre fue futbolista italiano y su madre es rosarina. En su casa hablan castellano. Ella vivió durante 1995 en esta ciudad y acá tiene varios familiares. La comparan por su juego con Kobe Bryant (ex NBA).
En la arena del vóley playa de Copacabana no pasaron desapercibidos los cuerpos tapados, casi de pies a cabeza, de las jugadoras egipcias Doaa Elghobashy y Nada Meawad. La foto que tiene a Elghobashy de un lado de la red y a la alemana Kira Walkenhorst del otro se viralizó como "rareza". A la egipcia sólo se le ven rostro, pies y manos, en contraste con las diminutas bikinis que se imponen en este deporte. "He usado esta ropa desde los 10 años. Estoy cómoda, no me molesta para jugar", aseguró la joven que también usa hijab en la cabeza. La Federación Internacional de Vóley habilitó el atuendo antes de Londres 2012.
La integrante del seleccionado argentino de vóley femenino, Las Panteras, Emilce "Mimí" Sosa tiene 28 años y a los 8 fue a vivir a una pequeña comunidad wichi en su Formosa natal, siguiendo los pasos de su madre, quien era maestra rural. El testimonio lo tiene grabado en el cuerpo: "Otetsel ta n'am talakis" ("Mis raíces, mi historia") se lee en lengua wichi el tatuaje que Mimí tiene en el brazo izquierdo. En Río son sus primeros Juegos Olímpicos, en realidad de todo el eequipo, que clasificó tras 52 años y anteayer sufrió la tercera derrota en el torneo. Mimí es madrina del equipo infantil de vóley de Ibarreta (Formosa).
En el estadio Deodoro de Río se vivió una propuesta amorosa. Se la hicieron a una jugadora de rugby tras la final que Australia le arrebató a Nueva Zelanda, potencia mundial en la ovalada. Las Wallabies lograron así el primer oro en rugby en 92 años (en los que estuvo ausente el deporte en los Juegos). Y en plena celebración australiana, Marjorie Enya (28 años), encargada del estadio, le propuso matrimonio por el micrófono a la jugadora de la selección brasileña de rugby Isadora Cerullo (25 años). Enya ingresó al campo de juego con un anillo en la mano y le pidió matrimonio a Cerullo, que aceptó a lágrima viva.
Hoy Usain Bolt aspira a correr los 200 metros en menos de 19 segundos. Pero en 1968 el más veloz de esa prueba llegó en poco más de ese tiempo. El escritor Juan Forn contó esta emotiva historia hace un año en una nota titulada "El tercero de la foto". Se refirió, entre otras cosas, al podio en el que aquella vez subieron dos velocistas negros norteamericanos, Tommie "Jet" Smith, de Texas, y John Carlos, de Harlem, y un atleta australiano, pelirrojo, y mucho más bajo que ambos, llamado Peter Norman. Los atletas negros fueron a recibir sus medallas descalzos (en homenaje a sus hermanos de los algodonales de Luisiana que no tenían derecho al calzado), y con un guante negro. Bajaron las cabezas cuando el himno norteamericano comenzó a sonar y alzaron el puño en alusión al saludo del partido de los Panteras Negras, organización antirracista, socialista y revolucionaria, activa en EEUU entre 1966 y 1982. Smith y Carlos eran hijos de familias humildes de trabajadores y miembros de un grupo de atletas que habían creado el Programa Olímpico por los Derechos Civiles (OPCR) que luchaba contra la segregación racial. Ante el desinterés del Comité Olímpico por el tema decidieron subir al podio con el distintivo de la organización como protesta. Ambos habían arrasado con los otros atletas en las preliminares pero en la final, cuando Carlos picaba en punta y Smith lo secundaba, apareció Norman como una amenaza en los últimos metros. Al final llegó Smith con la lengua afuera (en 19,86 segundos), pisándoles los talones llegó el autraliano (20,07 segundos, marca no superada hasta el día de hoy en Australia) y en tercer lugar Carlos (20,10 segundos). En el vestuario los norteamericanos le avisaron a Norman cómo subirían al podio y el australiano no dudó en apoyar los derechos civiles de sus rivales. "Creo que todo hombre tiene derecho a beber la misma agua. Creo en lo que creen ustedes", les dijo. Smith y Carlos fueron desafectados y expulsados de la Villa Olímpica en cuanto bajaron del podio y pudieron volver a la vida deportiva, como entrenadores, recién diez años más tarde. Pero sufrieron amenazas y destrato. A Norman en Australia también lo condenaron, no sólo desde lo deportivo sino desde lo laboral. En los siguientes cuatro años a ese episodio batió trece veces la marca de calificación en los 200 metros para ir a las Olimpíadas de Munich en 1972, pero no lo convocaron al equipo nacional. Tampoco lo invitaron a los Juegos de Sydney 2000 ni le mandaron entradas para ir al estadio como al resto de los medallistas olímpicos. Murió el 9 de octubre de 2006. Smith y Carlos viajaron hasta Melbourne y llevaron su féretro en el funeral.