Parece el cuento de la buena pipa. Banderazo sí, banderazo no. El lunes por la noche ante la sugerencia del gobierno provincial, Newell's brindó una conferencia de prensa en la que planteaba la determinación de acoplarse a esa medida y no celebrar el tradicional ritual rojinegro previo a los clásicos, para así evitar algún hecho de violencia producto de la feroz interna que están protagonizando las facciones de la barra brava. Pero anoche el escenario cambió. Es que las principales agrupaciones que militan en la vida política del club del Parque se reunieron con el oficialismo y le plantearon la determinación de llevar a cabo el tradicional banderazo de los jueves previos al derby, poniendo el foco en exigirle a los organismos de seguridad que brinden las condiciones de convivencia indispensables para que se desarrolle en paz. Hoy será un día vital en el desenlace de esta historia que ya parece una comedia de enredos.
Es más, anoche, tras volver de la reunión de comité ejecutivo de AFA, el presidente rojinegro, Eduardo Bermúdez, le confió a Ovación que "si la provincia habilita a que se haga el banderazo, fenómeno, y si no tendremos que acatar lo que decida el ministro. Si el gobierno dice que sí, no creo que tengamos inconvenientes en hacerlo".
En este sentido hoy será un día decisivo en cuanto a la realización del banderazo de mañana, ya que la dirigencia rojinegra primero recorrerá el Gigante junto a sus pares de Central para ultimar los detalles de logística del clásico del domingo, cuando volverán a jugar las reservas, y luego los directivos del Parque se reunirán con el ministro de Seguridad, Maximiliano Pullaro, y allí seguramente se resolverá la viabilidad del banderazo.
¿Qué cambio entre la noche del lunes, cuando el banderazo estaba archivado, a la jornada de ayer, que se reactivó la idea de hacerlo? Es que referentes de las principales agrupaciones que militan en la vida política del club, entre ellas el Movimiento Faustino González, la Agrupación 1974, ADN Leproso, Lepra Unida, Militancia leprosa, Socios e Hinchas Autoconvocados, Pertenencia Leprosa y Movimiento Rojinegro Querido (actualmente oficialismo) se reunieron en la sede del Parque y acordaron redactar un comunicado que hoy saldrá a la luz tendiente a exigirle al gobierno provincial que garantice las condiciones de seguridad para que se desarrolle el tradicional ritual del pueblo leproso en la previa de los clásicos.
En consecuencia, hoy las autoridades rojinegras le trasladarán esta inquietud de las agrupaciones a los responsables de la seguridad en la provincia y de allí debería salir la resolución final. Por parte del gobierno plantean que sólo sugieren la cancelación del banderazo (ver aparte), ya que consideran que la decisión final depende de las autoridades del club. Y de parte de la comisión directiva está la voluntad de hacerlo, aunque saben que el contexto no es el mejor por la violencia creciente que se vive en el Parque producto de la interna de la barra, cuyo último capítulo se vivió el domingo en el clásico por la Copa Santa Fe con corridas y desbandes en la tribuna del hipódromo.
Una de las alternativas que se planteó ayer en la reunión fue hacer el banderazo exclusivamente para socios, para así tener mayor seguridad en cuanto al control de las personas que acceden.
Por parte del oficialismo escucharon con atención el planteo de las agrupaciones de concretarlo normalmente y eso es lo que les trasladarán hoy a los organismos de seguridad.
A esta altura parece que nadie quiere pagar el costo político de cancelar el banderazo, ni la dirigencia leprosa ni los organismos de seguridad.
Es cierto que se trata de una fiesta popular y genuina de todos los hinchas leprosos, pero parece que el contexto no es mejor para llevarlo adelante. Desde un sector se cree que si no hay banderazo ganan los violentos y puede ser una opinión atendible. Pero si llega a ocurrir algún hecho trágico en la tarde del jueves, ¿quién se hará responsable?
En momentos de tensión tal vez no sea lo más aconsejable realizar una movida multitudinaria como el banderazo. Pero es tarea del gobierno y las autoridades del club ponerle el cascabel al gato, aunque la decisión sea antipática.