—¿Es cierto que tu área quiso que se suspendiera el último clásico rosarino?
—¿Es cierto que tu área quiso que se suspendiera el último clásico rosarino?
—No. Lo único que existió fue un pedido al gobierno de la provincia para que tome cartas en el asunto, nada más. Obviamente ofrecimos colaboración. Tenemos claro que este es un país federal en el que cada jurisdicción tiene su propia seguridad. Sí es cierto que vimos con preocupación lo que pasaba y simplemente cursamos una nota diciendo que había que tomar todas las medidas de seguridad poniendo atención en lo que pasaba. Nada más.
—¿No miran con cierta liviandad los problemas estructurales que tiene Buenos Aires y son más críticos con los de Rosario?
—No, creo que no. Es más, en estos seis meses tuvimos nuestros roces porque nos dicen que estamos poniendo mucho eje en la ciudad de Buenos Aires en cuanto a las exigencias. Nos dicen "somos del mismo signo político". Y les contestamos: está bien, pero hay cuestiones de seguridad que se tienen que hacer. En esto no hay banderías políticas ni diferencias entre ciudades. Sí creemos que cada lugar tiene su particularidad. Así como en Buenos Aires tenemos 18 estadios de las distintas categorías y entre ellos a Boca y a River, en la ciudad de Rosario el fútbol se vive como no se vive en ninguna parte del mundo. La pasión y la intensidad con la que se vive aquí, no se vive en ningún lado. Y les cuento que cuando asumí lo primero que hice fue reunirme con los familiares de víctimas de la violencia en el fútbol y eso me ayudó a comprender aún más la problemática.
—¿Tenés contacto con los dirigentes de los clubes?
—Sí.
—¿Y cómo ves a los dirigentes en general? ¿Cómo los podrías describir?
—Veo dirigentes más comprometidos, pero estamos hartos de ver dirigentes ricos y clubes pobres. Es por eso que estamos convencidos de que el fútbol necesita una normalización. Se está discutiendo poder y cómo se distribuye la plata, pero no qué se va a hacer. Falta eso. Para cuando se normalice la situación de la AFA nosotros ya vamos a tener el reglamento interno de seguridad que se necesita. No vamos a dar ninguna chance para que no sea así. Carecemos de los estándares mínimos, no hay planes de evacuación, cada uno hace más o menos lo que puede. Tenemos estadios que tienen 40 años de antigüedad y están como el primer día. Veo dirigentes que tienen ganas, pero falta la discusión de las soluciones: qué vamos a hacer con el derecho de admisión, con la regularización de los estadios para que todo el público esté sentado. Es cierto que esa medida reduce la capacidad de los estadios a la mitad, pero la indecisión al respecto no creo que tenga que ver con esa merma económica porque hay otras formas de recaudar. Creo que está vinculado con otra cosa: el dirigente no le quiere decir al hincha vos no entrás. Necesitamos dirigentes con mayor responsabilidad y que asuman su rol de dirigentes.
—Va a ser muy importante que los dirigentes se pongan de acuerdo entre ellos con la superliga, la AFA y lo que sea porque si no va a ser una batalla permanente en la que todo lo demás va a quedar en un segundo plano.
—Sí, por eso creo que esto tiene que empezar a ser manejado por personas profesionales.
—¿La incorporación de un CEO no desnaturaliza al fútbol? Porque el hombre va a responder a quienes lo elijan para el cargo y eslos son siempre los más poderosos.
—No, para nada. El modelo de los últimos 40 años fracasó. No pensemos que un profesional va a perjudicar al fútbol, necesitamos un cambio cultural. Un profesional es un tipo que ama lo que hace y sabe lo que hace.
—Pero, insisto, responde a los intereses de los más poderosos. Por eso los clubes más chicos se abroquelaron y quieren saber detalles de cómo va a decantar el dinero hacia abajo.
—Sí, pero tenemos que elevar la vara. Lo que se le paga al conjunto de los clubes del fútbol argentino es similar a lo que se paga en países que están 100 escalones debajo de nosotros. El fútbol argentino tiene que estar al nivel de la Premier League, de la Bundesliga o de la liga española. Necesitamos jerarquizar esta liga y eso va a hacer que todos ganen.
—¿Pero la superliga contempla nada más que a la primera división y a la Primera B Nacional y qué hacemos con las categorías menores?
—Es que hay dos tipos de espectáculos. Unos que se tienen que sustentar solos y otros que hay que ayudarlos desde el Estado.
—Ah, bien, eso ya es otra cosa, tiene otro color.
—Los clubes de las categorías menores necesitan un tratamiento especial porque son dos cosas distintas. Ellos necesitan otro tipo de tratamiento porque cumplen un rol social distinto, sobre todo con los chicos. Ahí el Estado va a tener que estar presente protegiendo a los más débiles.