La continuidad le está viniendo como anillo al dedo a Walter Montoya. Aquel futbolista que hasta hace poco se debatía con los vaivenes lógicos de todo jugador, hoy es suplantado por actuaciones de mejor calibre, que vienen acompañadas nada menos que de goles. Lo de anoche aquí en Salta fue muy similar a lo que ocurrió el sábado en el Gigante: en medio de un partido cerrado, en el que los espacios no abundaban, la aparición del 8 sirvió para romper con esos moldes rígidos y romper la monotonía imperante. Esta vez fue con un zapatazo formidable desde afuera del área, con la pelota rozando el travesaño y cayendo como un rayo en la zona de sentencia. Un verdadero golazo para abrir un partido al que ocasiones de gol por ese entonces a Central no le faltaban, pero que les eran esquivas a la hora de concretar. La aparición del chaqueño hizo que la tranquilidad cayera mansa sobre los hombros de los jugadores canallas.
Después de un primer tiempo en el que se le hizo difícil marcar la diferencia, especialmente a la hora de buscar el desborde en velocidad, Montoya se ganó gran parte de los elogios por esa buena costumbre que tiene de probar de media o larga distancia. Ayer recibió de Gio Lo Celso a unos 10 metros afuera del área y cuando tomó el balón sólo necesitó perfilarse. Es que ya tenía pensado, al menos dio esa sensación, que le iba a prender cartucho. Lo hizo. Y no fue un tiro más. Fue tan fuerte el disparo que hizo estéril la estirada del arquero Nicolás Angellotti.
El volante derecho venía de hacer algo similar contra Patronato, cuando al minuto de haber ingresado (por Fabián Bordagaray) aprovechó el error de un defensor paranaense para abrir el marcador. Luego sufriría la expulsión, pero su sello ya lo había dejado. Anoche, otra vez fue el artífice a la hora de allanar el camino a la victoria.
Es más, este zapatazo en la noche salteña hizo recordar a más de un hincha al golazo que convirtió ante Atlético Nacional de Medellín, en la ida de los cuartos de final de la Copa Libertadores.
En este presente de Montoya indudablemente tiene mucho que ver Eduardo Coudet, quien en uno de los momentos más flojos del volante lo respaldó, incluso cuando la resistencia de varios hinchas comenzaban a ganar terreno.
Tampoco es novedad para Montoya esto de convertir en Copa Argentina. El de anoche fue el segundo gol del chaqueño en este certamen, luego de que le convirtiera a Deportivo Riestra, por los 32avos de final, en la edición 2014/15. Pero claro, estos últimos gritos parecen, al menos hoy, más importantes. Porque cuando las cosas no pintaban del todo claras contra Patronato y cuando anoche se hacía casi todo bien pero el gol no llegaba, el volante oriundo de Machagai marcó presencia.
El primer grito de Montoya en la semana
El sábado ante Patronato, Walter Montoya convirtió el gol de la apertura en la victoria 2 a 1 por el torneo local. Después terminó mal la tarde porque lo expulsaron por adelantarse en la barrera.